06.

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CRISTA—

Estaba en mi habitación, ó más bien Penthouse acariciando a KeeKee, mascota que Charlie ha tenido por mucho tiempo y yo le regalé hace 182 años, es una lindura. Era tan tranquila y no molestaba por lo que lo tomé y abracé, estuve halagandola por unos minutos hasta que algo tocó mi hombro y apenas ví quién era dí un salto cayendo al suelo.

—Ouh, eso dolió. — me quejé sobando mi cabeza. Escuché reír a Alastor y luego apareció frente a mí extendiendo su mano para ayudarme.

—Cierto, olvidaba que su majestad es algo temerosa cuando aparecen de la nada, pero como ya lo dije antes, con su poder puede percibir las cosas... ¿Ó me equivoco?

Dudé por unos segundos y negué. KeeKee estaba aún en mis brazos, creo que ella también sintió el golpe por lo cual la acaricié y luego dejé en la cama para mirar a Alastor.

Su falsa sonrisa me daba cierto escalofrío, después de todo sus vibras no eran para nada agradables, incluso podría decir sin tener en cuenta que Lucifer antes fué un ángel como yo su vibra es pacífica, pero Alastor, Alastor me daba unas vibras que transmitían inseguridad y temor. Ahora que notó bien eso, él lo que quiere es darme temor y por alguna razón eso le desagrada.

—Alastor... — lo miré fijamente, él agrandó su sonrisa—. Fué de mala educación entrar a mi habitación sin siquiera tocar.

—Tal vez, pero venía a decirle que la cena está lista, créame que lo disfrutará. —su sonrisa se intensificó, por lo que hice una mueca y luego suspiré.

—Bien, vamos. — caminé hacía la salida y él me siguió.

Todo el camino fue silencioso, debía admitir quee sentía intimidada al tenerlo a mis espaldas, por lo que suspiré y ambos bajamos las escaleras.

Me daba cierta desconfianza el hecho que él fuera la persona que haya cocinado, quién sabe que tipo de animal o no sé que le echó a la comida a propósito. Yo no comía con frecuencia carne y esas cosas que un demonio haría porque aunque tenga apariencia de un ángel también tengo mi forma demoniaca, la cual no expongo nunca porque no me gusta herir a nadie. Razón que para muchos fué una decepción, da igual, tampoco por mi miedo al rechazo iba a actuar como los demás querían, ya era juzgada desde el momento que Lilith llegó a nuestras vidas.

Las personas les gusta juzgar cuando su vida es peor que la de uno, tal vez así su impulso a hacer sentir a los demás disminuye su falta de atención y poca moral a su vida miserable. No me gusta desearle el mal a nadie, pero hay personas que les gusta hacerte llegar a tu límite.

Llegamos al comedor y fuí recibida por un exquisito olor, uno que nunca había sentido nunca. Era genial.

Tomé asiento al lado de Charlie, en una esquina de la mesa. Alastor se sentó frente a mí y me sonrió, por lo que le devolví la sonrisa y desvío la mirada hacía la comida, era una especie de arroz mixto de color anaranjado, no se veía tan mal y tampoco su olor era desagradable, por lo que en el momento que Charlie sirvió de el le dí una cucharada.

Tomos me miraron en silencio mientras degustaba el arroz y de verdad que era la cosa mas deliciosa que haya probado nunca, fue tan exquisito.

—Esto es una delicia... ¿De verdad lo hiciste tú, Alastor? — él río entre dientes y asintió. Por supuesto, se había ofendido.

—Por supuesto, cortesía de mi madre, el Jambalaya es una receta que ella me enseñó, de hecho casi la mata. — empezó a reír, por lo que miré mi comida y luego lo miré a él algo desconcertada.

—¿Dices que puedo morir si la como? — indagué, luego de eso escuché risas de todos los demás y Charlie puso su mano en mi hombro.

—Mamá, es un decir, no te matará. — dice mirándome con una sonrisa y yo me encogí en mi lugar.

ETERNOS | 𝑨𝒍𝒂𝒔𝒕𝒐𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora