Capitulo XIV

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Tuve que manejar de regreso a casa. Pasamos tanto tiempo en ese carro que se nos había hecho muy tarde para poder ir con un doctor. Checo dormía placenteramente en el asiento que estaba junto a mi.

Ya se había calmado por completo y parecía que se relajó al contarme sobre su pasado.

Puede que el ya lo haya olvidado. Pero yo no, jamás lo haré hasta encontrar a esa escoria. Encontraré a su padre, no importa lo difícil que sea. El tocó a mi Omega y eso es imperdonable.

Un quejido me saco de mis pensamientos, era checo, seguía dormido pero su seño estaba fruncido hacia como su nariz. No pude evitar reírme al ver tan tierna escena. Me di cuenta que estaba soltando feromonas que demostraban mi enojo así que decidí controlarme y deje soltar feromonas ahora controladamente.

El dejo de fruncir la cara y una sonrisa que yo percibía complaciente apareció en su cara. No pude evitarlo y le di un suave beso en su mejilla. Respire una vez más sus feromonas y decidí seguir manejando.

Llegamos al hotel, el seguía dormido. Giro mi cuerpo para despertarlo pero al verlo detuve mis movimientos. Se veía tan, pero en serio, demasiado hermoso.

Sus largas pestañas, sus labios gruesos y suaves que tuve el privilegio de tocar, su lisa piel y lo que más amaba de el... Sus brillantes pecas que monopolizaban toda su cara.

Yo ya tenía presente que el era la persona más radiante que voy a conocer en toda mi vida. Pero su sutil y calmada respiración, la luz de la luna que se posaba en su cara y el pequeño puchero que hacía entre sueños, hacia que se viera como un ángel.

No quería despertarlo, es más, quería acostarme junto a él y enterrarle toda mi cara en su fino cuello. Pero el reducido tamaño del carro no me lo permitía.

Opté por salir del carro y me acerque lentamente hacia su puerta, la abri lentamente y lo agarre con un cuidado que jamás había utilizado en mi vida, tenía miedo de despertarlo y acabar con su tranquilo sueño, lo tome entre brazos como si de un niño se tratase y me dirijo hacia nuestra habitación.

Que por cierto,  por más que lo odiara actualmente tal habitación era más mia que de el. Después de mis estúpidos actos el dejo de estar ahí casi por completo. Pero por nada del mundo dejaría que durmiera en la habitación de alguien más. El era mío.

Llegué a nuestra habitación y camine lentamente hacia la cama. Lo puse con esmero en el colchón y al tratar de alejarme el estaba aferrado a mi.

-¿Llegamos al doctor?- pregunto con la voz un poco ronca pero extrañamente a la vez suave.

Me reí ante su comentario. Al parecer no sabía que estábamos en la habitación del hotel.

-Estamos en la habitación del hotel mi sol. Ya era muy tarde para ir con el doctor. Pero mañana iremos sin falta.- le dije acercando nuestras frentes y acariciando su mejilla al mismo tiempo.

El ronroneo ante mi acto y me jalo del brazo tumbandome hacia la cama en el acto.

-Entonces será mejor dormir..- dijo nuevamente un tanto dormido.

-Estaba pensando que sería mejor dormir en la otra cama. Para que estés más cómodo.- le comenté.

El me apretó más contra el al escuchar mis palabras.

-No. Esta noche duermes conmigo.- exclamo mientras cerraba sus ojos.

-Pero..-

-Burnas noches Max- me interrumpió dando la impresión de que no quería seguir la conversación.

Suspiré con resignación y lo abrace contra mi. El puso su nariz en mi cuello y dio una larga respiración. Cosa que me provocó cosquillas.

-Buenas noches, mi sol- dije antes de cerrar mis ojos.

Mío (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora