15| de OT a España

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(salto radical en el tiempo, a cuando solo quedaban 8 JAJAJA)

POV: Martin

—Eh, ¿Martin?—

—Cállate, Ruslana, cállate—  Me tiré bocabajo en el sofá, siendo ese el único modo en el que no sentía que me moría.

—Es que como diga lo que pareces...—  Respondió ella riéndose.

—Rus, por favor...—  Resoplé contra un cojín.

—¿Te sentó bien la ducha anoche?—

—¿No ves que te está diciendo que te calles?—  Juanjo se acercó a mí dandome dos toques en el hombro para que levantase el torso y él se pudiese sentar, dejando que recostase la cabeza en sus piernas.  —Ostia, que pesada ya—

Sonreí al escuchar el modo en el que me defendió aunque le hubiese hablado mal a una de mis mejores amigas.  —Madre mía, como se pone el matrimonio—  Ninguno de los dos respondió, y estoy seguro de que fue lo mejor.

Juanjo se inclinó para tener la boca a la altura de mi oído y susurrar.  —Te avisé—

—Creéme que lo sé, hasta tumbado así me duele—  Respondí en el mismo tono de voz, deseando con fuerza que tener el micrófono tapado contra el sofá funcionase.

—Lo siento—  Se volvió a inclinar hacia atrás sonriendo.  —A ver si así te vuelves a reír—

—Creéme que si lo que pasa es esto, me volveré a reír—

—Joder, hijo—  Chasqueó la lengua rodando los ojos con una sonrisa.

—En diez minutos a la sala de ensayos—  La voz de Noemí sonó en megafonía. Se me había olvidado completamente que teníamos yoga, y anda que estaba yo en condiciones para hacerla.

Es la vez que más puntuales fuimos, tres minutos antes de que sonase el timbre, estábamos todos sentados en el suelo esperando a Verónica Blume, que llegó justo a la hora acordada.

Ese día se despertó amable, y no nos obligó a hacer posiciones extrañas, y la última mitad de la clase fue en parejas. Como es obvio, me puse con Juanjo.

No terminé de entender el ejercicio, creo que era relajación, pero nos teníamos que sentar en el suelo cara a cara con las piernas cruzadas, e inclinar el cuerpo hacia delante para abrazarnos, y mantenernos en esa posición hasta que se terminase la clase.

Cada uno apoyaba la frente en el hombro del contrario, sus brazos me rodeaban el cuello, y los mios estaban detrás de su espalda.

—Bebé—  Su voz en un susurro casi inaudible rompió el silencio que inundaba mi mente, pero no me quejaría.  —Te quiero mucho—  Sonreí.  —Mi cosita, mi amor—  Estaba seguro que a este punto, mis pómulos estaban rojos, y fue justo cuando dejó de hablar.

—Dime más—  Susurré en el mismo tono, con la voz de bebé que usaba casi siempre en momentos así, pero no obtuve respuesta.  —Dime más—  Repetí.

—Eres mío—  No pude responder, porque el puto timbre jodió el momento, como pasa siempre.

Después de que terminase la clase, estuvimos unos minutos hablando con Verónica, y salimos de la sala para ir a desayunar. En vez de ir a la cocina, tiré de Juanjo hasta la habitación, entramos, cerré la puerta detrás de nosotros, y esta vez era él quien estaba con la espalda apoyada contra ella.

—¿Que soy qué?—  Presioné mi cuerpo al suyo inclinando la cabeza hacia atrás para poder mirarle a los ojos, y vi su sonrisa, que decía más que mil palabras.  —Quién diría que fuiste tú el que dijo "tú no eres mío ni yo soy tuyo"... ¿Era así, verdad?—

𝙸 𝚠𝚒𝚜𝚑 𝚢𝚘𝚞 𝚠𝚎𝚛𝚎 𝚊 𝚐𝚒𝚛𝚕 - Juanjo y Martin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora