Abanico de plumas

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Félix y Kagami se encontraban sentados en la banca del parque, disfrutando de un día soleado. Kagami había traído consigo un hermoso abanico de plumas que había comprado en una tienda de antigüedades.

Félix: (Mira el abanico) -¿Qué es eso?-

Kagami: -Es un abanico de plumas-

Félix: -¿Para qué lo compraste?-

Kagami: (Sonriendo) -Lo compré porque me recordó a ti cuando te transformas en Argos-

Félix: -¿De verdad crees eso?-

Kagami: -Sí, Félix. Cuando te conviertes en Argos, irradias una elegancia y una fuerza que me recuerdan a la gracia de las plumas del abanico. Es como si cada movimiento tuyo estuviera lleno de poder y belleza-

Félix: -Gracias, Kagami. Eres la primera persona que me dice algo así-

Kagami: -Eres especial, Félix. Y este abanico me recuerda eso cada vez que lo veo- (Toca el pecho de su novio con su dedo) -En ti-

Félix: (Sonriendo) -Eres especial, Kagami. Como no enamorarme de ti ni de tu belleza-

Kagami se sonroja, abre su abanico y se esconde en el para ocultar su sonrojo. Félix se acerca y pone su mano en la de Kagami.

Félix: -Aunque te ocultes sé muy bien que estás sonrojada-

Kagami bajó tímidamente el abanico, revelando sus mejillas sonrojadas, y miró a Félix.

Kagami: -Contigo es difícil no sonrojarme-

Félix: -Eres como un rayo de sol en mi vida, Kagami. Gracias por hacer cada día especial-

Kagami: -Y tú eres mi luz en la oscuridad, Félix. Juntos somos invencibles. Te amo-

Félix: -Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, Kagami- (Ambos se dan un pequeño beso en los labios)

Long: (Susurra desde su escondite) -Sigo sin entender esto del amor-

Dussu: (Le susurra desde su escondite) -Shh-

Con una mirada comprensiva hacia Dussu, Long asintió suavemente, indicando que entendía la importancia de permanecer en silencio y respetar ese momento íntimo entre Félix y Kagami. Juntos, observaron en silencio, dejando que el amor fluyera libremente entre los dos enamorados.

Félix: -¿Quieres dar un paseo por el parque? Hemos estado sentados por un rato que ya nos hace falta caminar-

Kagami: -¡Claro! Me gustaría más que pasar más tiempo contigo. Además, no quiero regresar a casa ya que mi madre estará diciendo que Adrien y yo estamos destinados a estar juntos y ambos sabemos que no es cierto-

Félix tomó la mano de Kagami con ternura y comenzaron a caminar por el parque, alejándose del banco y adentrándose en la serenidad de la naturaleza.

Kagami: -Marinette y Adrien están hechos el uno para el otro-

Félix: (Acariciando su mano) -Igual que nosotros-

Kagami: -Me siento afortunada de tenerte a mi lado, Félix-

Félix: -Y yo de tenerte a ti, Kagami. Eres mi mayor fortuna en esta vida-

Continuaron su paseo entre risas y conversaciones, disfrutando de la compañía mutua y la belleza del parque. El abanico de plumas se balanceaba suavemente en la mano de Kagami, como un símbolo de la gracia y la delicadeza que encontraban el uno en el otro.

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