"𝑇𝘩𝑒𝑟𝑒'𝑠 𝑡𝘩𝑖𝑛𝑔𝑠 𝐼 𝑤𝑎𝑛𝑛𝑎 𝑠𝑎𝑦 𝑡𝑜 𝑦𝑜𝑢, 𝑏𝑢𝑡 𝐼'𝑙𝑙 𝑗𝑢𝑠𝑡 𝑙𝑒𝑡 𝑦𝑜𝑢 𝑙𝑖𝑣𝑒..."
Donde Juani le consigue trabajo de maquillista a su prima mexicana en un proyecto en el cual participa con otros dos de sus mejores amig...
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(Isabella's Version)
Su mirada se encontraba fija en la cerradura de la puerta del apartamento mientras meditaba si quería desatar la nueva tormenta que se avecinaba al abrirla o si prefería seguir fingiendo que las últimas dos horas de su vida no habían sucedido por unos minutos más. Para ese punto, el olvidar en general que los últimos días de su vida habían sucedido parecía la mejor opción, pero, por desgracia, las cosas no funcionaban así.
No podía fingir que nada había pasado cuando sus ojos hinchados y su maquillaje corrido por llorar durante casi media hora ponían en evidencia que algo terrible había sucedido. En ese momento, tenía claro que se veía cómo se sentía.
Estaba confundida, molesta, frustrada, triste y decepcionada. La oportunidad de su vida acababa de convertirse en la pared de un callejón sin salida con la cual se iba a estrellar mientras conducía un auto a toda velocidad con su primo de copiloto, y él ni siquiera estaba al tanto de eso. Juani no tenía idea de que su futuro dependía completamente de si Isabella aceptaba o no ser la novia de mentiras de Enzo. Aquello era tan absurdo que simplemente la hacía querer reír.
Y Enzo, ni hablar de Enzo.
Isabella simplemente no lograba comprender cómo es que él había considerado que fingir una relación sería la idea más genial del mundo y que ella estaría de acuerdo con eso. ¿Qué esperaba conseguir con una tontería como aquella? Desquiciarla por completo, seguramente.
Tenía claro que, muy probablemente, esa práctica era común en una industria como aquella, pero no entendía por qué había corrido con la mala suerte de justamente tener que ser ella a quien le tocara representar el papel de novia perfecta. Y si bien, odiaba las mentiras, el peso sobre sus hombros sería menor si la persona con la que tuviera que actuar esa farsa fuera otra. Las cosas serían tan distintas si tan sólo hubiera sido Matías el de aquel beso y aquellas fotos.
Oh, Matías. También estaba él.
Recién acababan de solucionar todo el embrollo ocasionado por el beso como para que ahora tuviera que explicarle que su trabajo y el de su primo dependían completamente de que ella aceptara ser el accesorio de Enzo durante los próximos meses. Era eso o decirles adiós a todos sueños, obligar a su primo a hacer lo mismo y, muy probablemente, no volver a ver a Matías en bastante tiempo.
No podía negar que, su vida era muchísimo más fácil sin tantos hombres y compromisos a su alrededor.
Con un suspiro, finalmente se atrevió a abrir la puerta. Enzo pareció inhalar profundamente a su lado, como preparándose mentalmente para lo que venía. Aunque seguía completamente furiosa, no podía evitar sentirse un poco mal por él, pues lo único que su rostro reflejaba en esos momentos era arrepentimiento.
Se adentró en el lugar, siendo recibida por el sonido de los pasos de Matías bajando las escaleras a toda velocidad. El chico parecía completamente preparado para aguardarla con una sonrisa, lo cual no logró al percatarse del ambiente en el que Enzo y ella se veían envueltos.
