cry baby ; wos

catorce.

chiara

agosto, 2019

Los fuertes ruidos provenientes de la cocina me despiertan. Al mirar mi celular veo que son pasadas las tres de la madrugada. Salgo de mi habitación dispuesta a bajar las escaleras en busca de averiguar qué está provocando ese incesante ruido que no me deja descansar.

Antes de bajar las escaleras miro hacia la puerta de la habitación de mi hermano, la luz está prendida y se escucha música en un tono muy bajo. No sé por qué, ni qué me mandó a acercarme, pero le toco la puerta.

No obtengo respuesta, por lo que decido simplemente pasar. El olor a marihuana inunda el cuarto. Al buscarlo con la mirada lo encuentro dormido, abrazado a una chica totalmente desconocida para mí. Tuve el impulso de apagarle la música y la luz, para que puedan descansar tranquilos, pero el ruido proveniente de la planta baja de la casa me vuelve a sobresaltar.

Dejando todo como estaba y la puerta abierta, salgo de su habitación y me dirijo hacia abajo. Al estar más cerca distingo que el ruido, en realidad, son risas y cosas cayéndose. Escucho la voz de mi papá diciéndole a otra persona que haga silencio porque están todos durmiendo.

Será que está hablando con mamá, pienso.

Pero cuando me acerco un poco más reconozco que esa mujer con la que habla, no es mamá. Es muy alta, y rubia. Parece que ambos están borrachos por la manera en que se tambalean. Papá la agarra de la cintura en un intento de sostenerla para que no se caiga, llevándose más risas casi silenciosas como respuesta.

Lo veo besarla en la boca y lo único que aparece en mi cabeza es la cara de mi mamá. ¿Cómo puede hacerle eso cuando mamá es la mujer más buena y fiel que existe? Mucho más estando en su casa, con ella durmiendo en la otra planta.

Inconscientemente mi visión se nubla, lágrimas comienzan a llenar mis ojos y caer por mis mejillas.

Por estar agachada en la escalera me resbalo y el estruendo los hace mirar. Subo las pocas escaleras que había bajado corriendo y me apresuro en llegar al cuarto de mi mamá.

Está dormida, pero me acuesto a su lado y pienso si despertarla para decirle o no. No quiero cortarle el sueño para contarle algo así, pero soy medio impulsiva y la verdad no me aguanto para guardarme algo así.

Ella sola se despierta al sentir mi presencia y me mira confundida. Sobo mi nariz y paso el dorso de mis manos por mis ojos en un intento de ahuyentar las lágrimas.

Siempre fui medio maricona.

–¿Qué pasó, Ki?

Su suave y dulce voz, un poco ronca por estar dormida, es como un abrazo. Siempre me tranquilizó escucharla hablar, leer o incluso cantar. Mamá es mi lugar seguro, mamá es mi refugio siempre que me siento mal, mamá me salva, mamá es el ser humano más bueno que existe.

Mamá no se merece que mi papá le mienta.

–Papá está abajo con...

No me deja terminar de hablar, hablando encima mío.

–Es una compañera de trabajo, Ki. No te preocupes –quiero decirle que no, no son solo compañeros de trabajo, que los ví besarse; pero algo me dice que ella ya lo sabe eso, solo que prefiere ignorarlo–. Vamos a dormir, dale que es tarde.

–Pero, ma...

–No pasa nada, Ki. Somos una familia perfecta, ¿te acordas?