cuatro.

300 22 7
                                    

chiara

Apoyo mis brazos cruzados encima del banco y me acuesto sobre los mismos. Anoche no dormí nada, por lo que ahora estoy muertísima. Le respondo el saludo a Manu con un sonido indescifrable cuando se sienta al lado mío y a los minutos escucho cómo Sofía se sienta adelante nuestro hablando, con vaya uno a saber quién, sobre todo lo que hizo el fin de semana.

No le doy bola a ninguno de los dos y sigo concentrada en intentar recuperar un poco de sueño, que igualmente sé que no va a ser posible cuando el profesor de filosofía entra al aula un poco más bailando. No me lo banco, y menos me banco su materia del orto.

Comienza la clase después de que la preceptora haya pasado lista y para ese entonces ya estoy lo suficientemente despierta como para no terminar con una amonestación por dormir en clase. Saco un espejito de mi neceser y me doy cuenta de lo marcadas que tengo las ojeras hoy.

Es el primer día en años que vengo al colegio sin una gota de maquillaje, por lo que saco todo lo necesario y lo dejo sobre la mesa. Tampoco me voy a hacer la que me maquillo hasta parecer otra persona, pero uso varias cosas, es la verdad.

Me paso un disco de algodón con un poquito de agua micelar por toda la cara y cuello en un intento de "preparar la piel", porque obviamente no traigo al colegio los miles de productos de skin care que uso. Podré arruinarme los pulmones y el hígado fumando y tomando, pero la piel hay que cuidarla siempre.

Base me da paja usar, así que después del protector solar (aunque está lloviendo a cántaros) directamente me pongo una buena cantidad de corrector de ojeras y lo empiezo a difuminar bastante bien. Empiezo a marcar la cola del delineado cuando una irritante voz se hace presente e interrumpe mi tarea.

—¿Problemas en el paraíso? Es la primera vez que te veo sin delineado, das miedo.

Fulmino con la mirada al castaño, en un intento de mostrarle que su comentario está muy fuera de lugar. Se ríe bajito y levanta las palmas de las manos en un acto de defensa.

—Solo digo —sube los hombros.

—Mejor no digas nada. Calladito sos más bonito —se ríe, porque obviamente mis comentarios le entran por un oído y le salen por el otro.

—¿Sabías que mucha pinturita te puede dar cáncer de piel?

Trago grueso, incómoda, pero pongo mi mejor cara.

—¿Sabías que tanto tiempo sin ponerla te puede dar cáncer de próstata?

—Uh —murmura Manu, riéndose por lo bajo. El ojiazul me devuelve la fulminante mirada y susurra un insulto que no llegué a escuchar, pero que sé que no fue bueno porque Sofía le pegó un correctivo en la nuca.

Me ocupo de seguir con mi delineado y no darle más bola, hasta que termine el horario escolar, por la menos.

...

Una vez que salimos del colegio Valentín y yo somos los únicos yendo para el mismo lado, ya que So se sentía mal e hizo que la retiren. Qué conveniente que se haya sentido mal justo en la hora del examen de inglés ¿no? Generalmente volveríamos junto con ella, ya que nuestras casas quedan súper cerca una de la otra, sin embargo, ella manda fotos al grupo de que está tomando un milkshake lleno de crema y chocolate cuando supuestamente tenía diarrea explosiva.

Igual la envidio, se ve súper rico ese milkshake.

Caminamos en silencio, medio incómodo a decir verdad. No soy una mina rencorosa, pero de lo que el bobito este me dijo hoy no hablamos más en todo el día. Si les soy sincera un poquito me dolió, pero no tanto como para hacérselo saber. Él no tiene la culpa de no saber por qué el cáncer es un tema sensible en mi vida, ni tiene por qué saberlo.

Así que a sonreír y a seguir como si nada hubiera pasado. Tal y como hago todos los días.

El colegio no queda tan cerca de mi casa, pero casi siempre se me pasa rápido; aunque probablemente sea porque voy escuchando One Direction a todo volumen con los auriculares e ignorando a todo el mundo. No lo hago ahora porque me parece un acto bastante de mierda ponerte auriculares estando con alguien más caminando al lado tuyo, a menos que compartan los mismos: cosa que no va a pasar.

Pasamos por una panadería que tiene en exhibición unas medialunas que se ven mortales. Lástima que me gasté toda la plata que tenía en un agua para Sofía por haberme creído su excusa de ganas excesivas de ir al baño. Un poco más y se me cae la baba cuando pasamos por la enorme vidriera que tienen. Escucho la insoportable risa del oji azul.

—¿Querés una medialuna o me pareció a mí? —se ríe mostrando la perfecta hilera de dientes superiores que tiene, cómo lo envidio, yo tengo que usar brackets como por cuatro años. Lo miro mal.

—Más que una, una docena me vendría perfecta —subo los hombros haciéndome la desinteresada.

—Como si pudieras comerte una docena entera de medialunas, mentirosa.

Me enojaría, porque a decir verdad fue un comentario medio de mierda, pero es verdad. Merendando dos me lleno y no como hasta el otro día. Así que me río, un poquito igual, que sepa que no es gracioso.

—Es una manera de decir, tarado —me muerdo el labio inferior en un gesto que le demuestre que dice puras boludeces y que es un bobo.

Se queda un tiempo en silencio, pero finalmente me contesta, y con un dúo de palabras que realmente nunca esperé escuchar salir de su boca, hacia mí.

—¿Estás bien?

Lo miro raro, frunciendo el ceño.

—¿Por qué no lo estaría?

—Vos sabés a lo que me refiero —su semblante había cambiado por completo, dejó de ser divertido y ahora me mira súper serio.

—Eh, la verdad que no, no sé a qué te referís. ¿A lo de hoy? —cuestiono confundida, sin entenderlo en absoluto.

—No —frunce el ceño y sacude levemente la cabeza—. A lo del miércoles.

Pienso, ¿qué hice el miércoles? Fuí al colegio, a la casa de Alexis, a mi casa, ví a mi papá, discutí con mi hermano... Ah, fuí a lo de Alexis. Lloré en lo de Alexis. Valentín me vio llorando en lo de Alexis. Ya sé a qué se refiere.

—Ah, sí tranqui. Mambos que tiene una persona cuando fuma y se entona un poquito —me río—, a todos nos pasa.

—No, la verdad que a mí no me pasa de ponerme así en frente de gente que no quiero que me vea así.

—Bue —me muerdo el labio una vez más, porque sinceramente ya no sé qué decirle—. ¿Y vos qué sabés que no quería que me vean así? ¿Por qué no lo querría? Son mis amigos, no tiene mucha lógica lo que decís...

—Lo que no tiene lógica —me interrumpe—, es que lo quieras negar. Me doy cuenta, capaz que tus supuestos amiguitos no, pero yo sí. Podremos no tener la mejor relación, pero ya me di cuenta de todo, así que a mí no me vas a poder mentir como le mentís a todos los otros —frenamos cuando llegamos a la puerta de mi casa, cara a cara—. Y te pregunté si estás bien, no me contestaste.

Sin una palabra que se me ocurra, me doy media vuelta, abro la puerta de mi casa, entro y cierro la misma sin voltear a mirarlo.

...

pq lo pidieron

cry baby ; wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora