004: El Gran Viaje Pt. 2

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Ruleta
El Gran Viaje Pt. 2
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[Narrador: Omnisciente]


Entre rasguños y mordidas, Enzo y Maia lograron meter a Rufus en la jaula para poder llevarlo junto con el resto de los animales. Si era por ella, el gato viajaba con el resto de los pasajeros, pero la aerolínea no le permitió ese lujo.
Llegado el momento, todos pasaron a la puerta de embarque a la espera de la llegada del avión, y cómo no, Genaro estaba grabando videos que muy probablemente subiría más tarde a sus historias de Instagram.

—Bueno, acá estamos, en la puerta de embarque del aeropuerto de Montevideo con mi poderosísima hermana, Maia Andrade —dijo, enfocando la cámara de su celular en el rostro de su hermana—. ¿Qué tenés para decir, Maia?

—Que extraño a mi gato —contestó y luego dio un largo bostezo—. Me muero de sueño, quiero subir al avión y dormir todo el vuelo.

—Y lo vas a hacer —aseguró Genaro, guardando su teléfono—. Va, depende de con quién te toque sentarte, conmigo ya sabes que no vas a poder dormir porque ronco más que los lobos marinos de Mar del Plata.

Luego de unos minutos más, el avión finalmente aterrizó en el aeropuerto uruguayo y se les dio paso a los pasajeros hacia el interior del mismo. Uno a uno, el elenco y la gente de producción de la película fueron ingresando al avión, ubicándose cada uno donde le correspondía. Maia tuvo la suerte de que le tocó el asiento de la ventana, lo malo fue que era la que estaba junto al ala, por lo que las turbinas le taparían los oídos y se le haría imposible dormir. Minutos después, supo quién sería su compañero de viaje.

—Vamos a dormir como dos morsas, vos y yo —dijo Matías, mientras se sentaba junto a ella, a lo que Maia se rió.

—Olvidate.

Con todos arriba, las azafatas explicaron cómo era el funcionamiento del avión: cómo debían colocarse los cinturones, qué debían hacer en caso de una emergencia, etc. El avión comenzó a moverse, las ruedas giraban rápidamente y las turbinas cada vez hacían más ruido, ruido que ni Maia ni Matías querían soportar, por lo que se colocaron sus auriculares y pusieron la música al máximo para no tener que lidiar con el molesto sonido del exterior. Y finalmente, el avión despegó. Pronto (en 11 horas y 45 minutos) estarían en Granada, España, listos para la segunda parte del rodaje, y también la más difícil. El elenco ya llevaba unos meses siguiendo una dieta estrica para poder hacer que las escenas en la montaña sean más realistas. Estaban, sin embargo, bajo el cuidado de médicos que controlarían sus signos vitales. La poca alimentación que manejaban, sumado al frío en la montaña haría que las grabaciones fuesen más duras de lo normal.

Tanto a Matías como a Maia se les complicó conciliar el sueño, así que después de unos 30 minutos sin hacer nada más que escuchar música, decidieron ponerse a jugar al truco. Andrade llevaba dos partidas perdidas, e iba por la tercera. Recalt se regocijaba en sus victorias.

—Truco —cantó Maia, segura de su última carta.

—Quiero retruco —doblegó Matías, subiendo los puntos a ganar de 2 a 3.

—Quiero vale cuatro —insistió, a lo que su compañero respondió con un «Quiero». Maia, con temor, dejó su carta sobre la mesa: tenía el 4 de espada y sabía que si Matías mataba su carta, perdería al instante.

—¿Con eso me cantaste vale cuarto? —preguntó, riendo—. Me voy al mazo.

Maia abrió los ojos bien grandes: ¿acababa de tirar las cartas?

𝖱𝖴𝖫𝖤𝖳𝖠 || Enzo Vogrincic || Andradeverse¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora