005: Solo Una Cama

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Ruleta
Solo Una Cama
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Granada, España

Maia y Genaro estuvieron hablando sobre quién se quedaría con Rufus el tiempo que estuvieran en España. Al principio habían pensando en que él se quedara con el gato, ya que no sabían cómo se llevaría con las gatitas de Enzo, pero cuando vieron a los tres gatos interactuar de lo más bien, acordaron que Maia se lo quedaría.

Rufus nunca había estado en compañía de otros gatos, siempre estuvo él solo con Genaro y Maia, pero ahora que le habían presentado a Uma y Ada se sentía acompañado.

En estos momentos, Maia se encontraba recorriendo el hotel con Juani, quien estaba haciendo un video para TikTok.

-Amigo, no sabes la bronca que manejo con Genaro -comentó Maia. Ella no salía en la toma de Juani, para su suerte.

-¿Por lo de las habitaciones? -Maia asintió-. Pasa que pensamos que ustedes no iban a tener problema -respondió con tranquilidad, y cuando vio la cara con la que Andrade lo estaba mirando se puso nervioso-. Bueno, gente, si ven que ya no subo cosas, Maia Andrade me asesinó -dijo y cortó el video.

-¡Juan Ignacio Caruso te voy a...! -se quedó pesando por uno tiempo, ¿qué le haría?-. Nah, no te voy a matar.

-Menos mal -se rió-. Voy a empezar un vivo en TikTok, ¿te sumas? -comenzó a caminar.

-Voy a hacer que te despidan -dijo. Juani se detuvo y dio la vuelta lentamente.

-Maia, podemos hablarlo -aseguró, acercándose lentamente-. No hay necesidad de tomar medidas extremas.

-Yo no hago nada -comenzó Maia-, no hago nada si me decís a qué te referías con lo que dijiste antes.

-Genaro y yo hicimos ese cambio porque creemos que ustedes dos ya están grandes como para comportarse de la forma en que se compartan -declaró-. Vos tenes 24 y Enzo 28, ¡déjense de joder y compartense como los adultos que son!

-Bueno, pero no me grites -murmuró. Se quedaron en silencio por unos segundos, hasta que Juani volvió a hablar.

-¿Entonces no estoy despedido?

-No, Juani, no estás despedido.

Siguieron hablando mientras recorrían el hotel, boludeando como los mejores. De un momento a otro, surgió la conversación de por qué Maia no mostraba su cara en público, y la verdad es que a este punto ni ella misma lo sabía. Al principio era porque quería tener una vida tranquila: salir a tomar un café con su hermano y que no le pidieran fotos o autógrafos, ir al cine sin que le pregunten si la película fue dirigida o escrita por ella; Maia simplemente buscaba paz. Aunque esto de ocultarse nunca le trajo paz ni mucho menos, la vida de incógnita le dio la libertad de que si se mandaba una cagada y no estaba cubierta, nadie sabría que la directora y guionista Maia Andrade se había dado en la pera en un boliche de la villa. Saber eso la llevó a, inconscientemente, meterse donde no debía.
Luego de recibirse, cuando comenzó a dirigir la mini serie "Lo que se dijo y lo que no", necesitaba ideas para que se viera lo más realista posible, lo que la atrajo a los viajes, y no hablamos de viajes en avión, tren o colectivo. Maia, a los 22 años, empezó a inhalar dos líneas de cocaína por día. En cuanto le contó a su familia de su problema, pidiéndoles ayuda, ellos se negaron y solo una persona se quedó ahí para ella. Genaro siempre cuidó de Maia, incluso cuando él no se encontraba en la mejor etapa de su vida, él siempre estuvo presente. Metió a Maia en un centro de rehabilitación e iba a verla siempre que se lo permitían, nunca se alejó de su lado.
En cuanto Maia recibió el mail de Bayona, supo que algo podía llegar a salir mal y por eso decidió ir con ella a Uruguay.
Últimamente, Maia había estado sintiendo que había recaído, pero realmente no terminaba de darse cuenta.

𝖱𝖴𝖫𝖤𝖳𝖠 || Enzo Vogrincic || Andradeverse¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora