010: Phoenix (Fifi)

308 25 0
                                    

★ ° . * ° . °☆  . * ● ¸
Ruleta
Phoenix (Fifi)
★ ° . * ° . °☆  . * ● ¸

[Narrador: Enzo Vogrincic]

-¿Cómo te llevas con los perros?

No podía creer lo que estaba viendo. ¿Cómo entró al perro al hotel? Si se queda cagamos, no sé cómo se llevará con Uma y Ada.

-¿Maia, qué trajiste? -pregunté desorientado, acercándome para ver al perro-. ¿Cómo hiciste para meterlo acá?

-Pregunté en recepción si podía meter un perro y me dijeron que mientras no sea tan ruidoso estábamos bien -contestó, sonriendo. Se veía adorable, pero no iba ceder así de fácil.

-Maia, es un husky, ¿de dónde sacas que no va a hacer ruido? -dije, pero después reformulé mi pregunta-. Más bien, ¿de dónde sacaste al perro?

-Venía caminando, una nena me reconoció y me dijo que me lo daba porque seguro le iba a poder dar una mejor vida -giró al perro para que la mirara y este le comenzó a lamer la cara-. ¡JAJA! Qué asco -se limpió y lo acomodó debajo de su brazo, mirando hacia el frente-. Y supuse que podíamos ir a otro lado mientras estábamos acá.

-¿Pensas quedarte al perro? -cuestioné.

-Es que... mirale los ojitos -me lo dio y le miré los ojos. Ahora entiendo todo-. Tiene heterocromía, como Rufus -explicó y me lo sacó de las manos con cuidado-. No me voy a deshacer de él. A parte es todo negrito y tiene una manchita blanca en el pecho, es literalmente el calco de mi gato -el cachorro ladró y Maia lo abrazó-. Puedo irme yo a otro lado sino, no tengo drama.

No la iba a sacar del hotel. A ver, me gustan los gatos pero creo que puedo convivir con un perro. Tampoco pienso pedirle que deje en la calle a un perro que le recuerda a su difunto gato, no soy ningún monstruo.

-Hagamos así -dije. Espero no arrepentirme-, el perro se queda y vos también, pero mientras, yo voy a buscar hoteles que permitan mascotas grandes y cuando encuentre uno, nos vamos todos -me sonrió y bajó al perro para poder abrazarme.

-Sos un genio, te amo -dijo y nos quedamos callados los dos. Ella se alejó rápidamente, mirándome con los ojos bien abiertos y yo estaba igual. Así estuvimos hasta que escuchamos ladridos y maullidos que venían de la pieza-. ¡CORRÉ QUE SE COME A LAS GATAS!

Fuimos corriendo hasta el cuarto y lo que vimos nos sorprendió: el perro parado en el mueble que estaba frente a la cama, ladrándoles a Uma y a Ada, que le siseaban desde abajo, tratando de pegarle con las patas. Maia agarró al cachorro y lo sacó de la habitación. Cerramos la puerta para que las gatas se tranquilizaran y nos fuimos para el living.

-Vamos a tener que buscar otro lugar cuanto antes -comenté y ella asintió, acariciando al perro para relajarlo-. ¿Cómo le vas a poner?

-No sé todavía. No se me ocurre nada -respondió, haciendo una mueca-. Le voy a preguntar a Genaro a ver si se le ocurre algo.

Dejó al perro en el suelo y se levantó del sillón. El cachorro la siguió, moviendo la cola y con la lengua afuera. Cuando agarró su celular y estuvo de frente a mí, la miré con cara de "yo también te puedo ayudar", a lo que ella se rió y apoyó el aparato de nuevo en la mesa.

-¿Se te ocurre algo? -me preguntó desde allá.

-No -dije.

-Pero- -me reí.

𝖱𝖴𝖫𝖤𝖳𝖠 || Enzo Vogrincic || Andradeverse¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora