𝖱𝖴𝖫𝖤𝖳𝖠 || Enzo Vogrincic || Andradeverse¹

007: El Amor En Sí Mismo.

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Ruleta
El Amor En Sí Mismo
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"El amor es pesado y ligero, brillante y oscuro, caliente y frío, enfermo y sano, dormido y despierto, ¡es todo menos lo que es!"
- William Shakespeare -

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Hay muchas concepciones del amor: el romántico, el platónico, el fraternal. Un amor romántico es el que hay entre Maia y Enzo, que aunque les costó tiempo aceptarlo, pudieron llegar a un punto en el que ambos estuvieron cómodos y mantuvieran una relación estable y sana. Un amor platónico es, por ejemplo, el que tiene la gente por una persona famosa. Y un amor fraternal es aquél que se tienen Maia y Genaro, que sin importar nada, siempre estuvieron en uno para el otro, siempre se quisieron incondicionalmente, obviando cualquier defecto o cosa mala que tuvieran. Eran el dúo perfecto.

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En tanto se solucionaba el problema de Maia, Genaro se encargó de que todo aquél que estuviera en su entorno limitara el contenido behind the scenes a videos o fotos únicamente del elenco y demás, sin que ella apareciera, ni siquiera de fondo. Enzo, por otro lado, se dedicó a dividir su energía mental y física entre el trabajo y el bienestar de su pareja, cosa que a largo plazo no fue benéfica para él.
Fue difícil, pero los meses pasaban y Maia cada día estaba mejor. Genaro finalmente se pudo abrir con ella y contarle absolutamente todo sobre cómo se sintió todo el tiempo que la estuvo cuidando y lo mal que la pasó gracias a la culpa que sentía. Como resultado de este descargue, Gena tuvo la sensación de que era el momento perfecto para abrirse aún más con su hermana y contarle quién era la persona con la que estaba saliendo. Pero primero se armó de valor y se tomó el tiempo de hacer un cierre a una etapa y confesarle a Maia algo que tenía bien guardado hacía ya mucho tiempo.

Agosto del '23
Granada, España

-Genaro -murmuró Maia, mirando a su hermano a los ojos.

-No me odies Mai, sos lo único que tengo -siguió diciendo mientras las lágrimas le rodaban por las mejillas.

-Genaro no seas imbécil -lo abrazó-. ¿Cómo te voy a odiar, sos tarado? Me chupa un huevo a mí si sos gay, hetero, bi, trans. Mientras seas feliz ta todo piola -lo alejó un poco y le secó las lágrimas-. ¿Alguna vez dije algo que te hiciera pensar que te iba a menospreciar porque seas homosexual?

-No, pero, aún así...

-Gena, mirame -puso sus manos en la cara de su hermano y él la miró-. Sos la persona más buena, dulce y compañera que conozco, nunca podría pensar mal de vos y nunca lo hice. Vos siempre estuviste para mí y ahora que estoy mejor, quiero estar yo para vos.

Genaro murmuró entre lágrimas y mocos algo que ni él entendió y la abrazó. Se quedaron así por un buen rato, hasta que él se tuvo que ir para encontrarse con su susodicho.

-Mandale un saludo a mi cuñado de mi parte -dijo Maia, antes de cerrar la puerta. Cuando estaba por quedar trabada, un pie se interpuso entre el marco y el tablón de madera-. Uy, perdón, gordo. No te vi -abrió la puerta y Enzo entró al cuarto de hotel que compartían. Él cerró la puerta detrás suyo.

-¿Me dijiste que estoy gordo? -preguntó, pasándose las manos por la cara.

-No, lo dije con una connotación cariñosa, pero si te molestó no te lo digo más -respondió y se sentó junto a él en el sillón.

-Está bien, no te preocupes -puso una mano sobre la rodilla de Maia y la miró-. Perdoname, estoy re cansado. ¿Cómo estás, bella? -Maia acomodó su brazo y empezó a jugar con el cabello de Enzo.