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Los siguientes días Haerin fue al colegio con su colita vendada y cada tanto la abrazaba, mirando con falso odio a Minji. Esta, por su lado, sólo rodaba los ojos antes de agarrarla por la cintura y darle un beso en la mejilla.

―Qué exagerada eres ―comentó Hyein―, no te hizo daño en la colita.

―¡Claro que sí! ―exclamó Hae, indignada―. Pudo habérmela arrancado...

―Eres una exagerada ―apoyó Yunjin―, ya verás, no te quejarás tanto cuando Minji te coma la cola ―y puso una expresión coqueta.

Haerin tardó en entenderlo. Cuando lo hizo, sus mejillas se pusieron rojas con fuerza y soltó un chillido, empujando a su amiga que estalló en risas. Hyein tuvo que esconder su sonrisa para no ser agredida también.

De cualquier forma, las bromitas siguieron durante los otros días, en especial porque el invierno ya iba acabando y daba paso a la primavera. Con su llegada, el tiempo cambiaba bruscamente y los días de sol eran mucho más calurosos. Haerin había decidido sacarse ya la venda de la colita porque se la apretaba y daba calor. Apenas lo hizo, Minji se la abrazó de sorpresa y le arrancó un grito.

―¡Minji! ―le regañó.

―¿Qué pasa? ―Kim, ahora, aplastó la colita contra su espalda para abrazarla―. Tu colita es muy bonita.

―¿Por eso me la mordiste?

―¿No lo vas a superar? ―se rió, y ahora la soltó sólo para abrazarla por la cintura―. Ya, bebé, te pedí perdón. No seas rencorosa. Además, cuando nos conocimos, me mordiste el dedo.

―¡Porque pensé que ibas a comerme! ―reclamó Haerin, pero dejó que Minji le besara la mejilla.

―Claro que quiero comerte, boba ―dijo la alfa.

Haerin le picó el costado, pero sus mejillas sólo se colorearon y aceptó otro beso.

Gracias al aumento de las temperaturas, Haerin comenzó a evitar los suéteres y sudaderas gruesas, lo que era un poco difícil para ella. Sin embargo, lo malo de ser híbrida, era que la temperatura corporal era un poco más alta del humano promedio, y Haerin solía sudar con facilidad.

Dos semanas después, escogió una de sus playeras enormes y unos pantalones cortos, que llegaban a medio muslo y de tela de mezclilla. Se puso brillo en los labios, pintó sus uñas de verde y naranjo, y guardó los cuadernos en su mochila. Minji no pasaría por ella ese día, pero había quedado en irse con Hyein y Yunjin, y no tardaron en aparecer.

―Estás muy arreglada hoy ―comentó su amiga conejita―, ¿tienes una cita con Minji?

―¿Qué? No ―se rió―. ¿Por qué dices eso?

―Mmm ―Hyein sólo se encogió de hombros, sin responder nada más, y la castaña pronto olvidó esas palabras.

Tuvieron clase de Biología en la primera hora y, como ya era costumbre, hizo el trabajo de la clase con Sunghoon. Era normal que híbridos iguales trabajaran en conjunto para facilitar los temas de investigación. En esta ocasión, tenían que hacer un informe sobre...

―¡Los períodos de celo! ―exclamó la profesora, la que era híbrida de jirafa―. Para cada animal es distinto y los síntomas pueden variar por lo mismo.

―Qué lindas tus uñas ―le dijo Sunghoon.

―¿De verdad? ―susurró Hae.

―Sí ―le sonrió―. Minji es muy afortunada.

Haerin le dio un suave empujón, ignorando el claro coqueteo. Ella ya se había acostumbrado a que Sunghoon lanzara alguno de esos comentarios cada cierto tiempo, porque no hacía más que eso. Luego de conversarlo con él, el alfa le dijo que ya no le daría más regalos si le incomodaba, pero le preguntó si podía seguir halagándola.

wild chipmunk; catnipzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora