wild chipmunk; catnipz

3O

Convivir en pareja fue todo un caso. No había que malinterpretar sus palabras, pues Haerin estaba muy feliz de estar con Minji y tenerla a su ladito varias horas al día. Pero había algunas costumbres animalescas que le provocaron varios pre-infartos las primeras semanas.

Por ejemplo, hubo una ocasión en donde Haerin se quedó dormida en el sofá mientras leía uno de sus libros de universidad, y cuando despertó, quiso levantarse para ir a la cocina. Somnolienta y medio dormida todavía, pegó un grito cuando se dio vuelta y vio a una enorme pantera frente a ella. Su primer instinto fue agarrar el enorme libro y lanzárselo.

La pobre pantera chilló y fue ahí que Haerin razonó que golpeó a su novia.

―¡Por Dios, Minji! ―Haerin llevó su mano hacia su pecho, sintiendo sus latidos desbocados. La pantera se transformó en una humana, y Minji comenzó a sobar su hombro, donde le llegó el libro―. ¡Me asustaste!

―Yaaa, perdón ―se quejó Kim―, es que te vi dormida y me dieron ganas de subirme encima de ti.

―¡¿Subirte encima de mí?! ―exclamó.

Minji la miró como una cachorra, así que Haerin empezó a sobarle la marca enrojecida en su hombro, sabiendo que le saldría un moretón pronto.

Al inicio no lo entendió, pero Minji se lo pidió, y al final, era que la alfa quería subirse encima suyo como un gatito y ser acariciada. Resultó algo incómodo por lo grande que era y casi la asfixió un poco, pero con el pasar de las semanas, se acostumbró a eso.

Aunque cada vez se pasaba un poco más. Haerin no lo notó porque le gustaba acariciar la cabecita de Minji y oír sus ronroneos de gusto. Mientras veía televisión, la pantera solía quedarse dormida, emitiendo unos suaves rurururu que incluso le daban un poco de sueño an ella. Pero pronto Minji empezó a subírsele más encima, ahogándola bajo su peso y pidiendo más cariñitos en su cabeza y lomo.

―¡Oye, para! ―chilló Haerin cuando comenzó a darle lengüetazos en la cara con su aspera lengua―. ¡Eso duele, Minji!

Pero la pantera no se detenía y le lamía las mejillas con más ganas. Al final, cuando volvió a ser humana, Haerin tuvo que agarrarla a regañinas, pero se conmovió un poco cuando notó la expresión compungida y las orejitas caídas de su novia. Siempre terminaba cediendo por eso.

Tuvieron otro accidente con su cola también. Una tarde, para desestresarse un poco, se pusieron a jugar en sus formas animales y Minji medio se pasó con sus mordidas. Como ocurrió antes, se la pasó a morder y en todo el departamento resonó el chillido de la ardilla.

―¡Eres una bruta! ―sollozó Hae, vendando su colita con exageración.

―Perdón, cariño, no lo hice adrede ―Minji la miraba a unos pasos de ella, apenada―. No pensé que te dolería tanto...

―¡Por poco me tragas con esa boca! ―Haerin la miró con el ceño fruncido―. ¡Hoy duermes en el sofá!

Minji creyó que bromeaba hasta que vio a la castaña pasar su colita por entre sus piernas y abrazarla contra su pecho, con un puchero en los labios y los ojitos llorosos. Cada vez que la veía hacer, se preguntaba si es que no le dolía, pero luego recordaba que Haerin era muy flexible por sus bailes. Suponía que su colita también lo era.

De cualquier forma, Haerin la mandó a dormir en el sofá las siguientes tres noches y no tocarla en una semana. Aunque lo peor fue cuando, de manera automática, la colita de la omega tendía a alejarse de Minji.

―¡No puedo controlarlo! ―se defendió Haerin cuando Minji le reclamó―. ¡Sigue resentida contigo!

―Haerin, es tu cola ―regañó.