Cuando Chiara se fue a la universidad todos en Terrassa pensaron que la vida volvería a ser igual de monótona que antes, Violeta se transformó de nuevo en la Señorita Perfecta y ya nadie conseguía alterarla. Todo el año transcurría pacíficamente hasta que llegaban las vacaciones, porque cuando Chiara regresaba a casa, la guerra entre las dos continuaba como si el tiempo no hubiera pasado, la larga tregua que dictaba la distancia se acababa en cuanto volvían a verse de nuevo, y mientras Chiara saludaba a su vecina con un «Hola larguirucha, ¿Te han crecido ya los melones?», ella respondía «Idiota descerebrada» mientras le arrojaba un zapato a la cabeza.
En ese preciso momento era cuando los habitantes del pueblo volvían a apostar sobre si Violeta osaría tener pareja cuando Chiara regresara, pareja que desaparecería extrañamente, o sobre si a Chiara se le ocurriría traer a una chica con ella cuando regresaba al pueblo, chica que la abandonaba en pocos días.
Así, las apuestas de vacaciones pasaron a tratar sobre cuánto tiempo tardarían en espantar a la pareja de la otra y cuál sería la primera en conseguirlo.
El primer año ganó Chiara tras aterrorizar al admirador de Violeta haciéndole creer que ella era realmente una loca homicida que ya se había deshecho de varios de sus anteriores novios, el hacha y la sangre falsa fueron motivos muy convincentes para que el joven Lucas saliera corriendo de la vida de Violeta sin volver la vista atrás. El segundo año fue sin duda el mejor, pues todos celebraron que Violeta venciera, cuando Chiara tenía veinte años y Violeta apenas había cumplido los dieciocho, en las vacaciones de verano una rubia exuberante acompañó a la salvaie a Terrassa.
El odio fue mutuo, en cuanto Valentina pisó el pueblo, la odió con toda su alma, y en cuanto los lugareños la conocieron a ella, la detestaron profundamente.
Se trataba de una joven mimada y egoísta que se quejaba por todo, que no pedía, sino que exigía, y que pretendía que todos estuvieran pendientes de ella, sólo duró en el pueblo seis horas, y eso porque la Señorita Perfecta estaba fuera haciendo unos recados para la obra de teatro del festival de verano. Cuando Violeta aparcó su destartalado coche de tercera mano junto al bar de Manu, apenas prestó atención a la rubia pechugona vestida con pésimo gusto y escasa indumentaria, a la que todos miraban con odio que se hallaba en esos instantes hablando por su móvil de última generación con una amiga, pero cuando pasó por su lado y la oyó nombrar a Chiara, puso sus cinco sentidos en espiar la conversación que mantenía mientras andaba muy lentamente hacia la entrada del bar.
—Sí, Indigo, sólo tengo que decirle que estoy embarazada y, como educada dama que es, seguro que la atrapo, Chiara Oliver tiene una carrera prometedora como jugadora, y si la engancho ahora, no tendré que competir con las demás trepadoras...— Tras una pausa continuó. —Por supuesto que no estoy embarazada meses después de la boda le diré que he perdido el bebé y asunto olvidado—
Aquella pelirroja había escuchado lo suficiente como para saber que en menos de una hora esa rubia saldría corriendo del pueblo, o incluso menos, si se daba prisa.
Cuando Violeta hubo repartido los folletos para la función de teatro de ese año por todo el pueblo, buscó a Luis, un precioso niño de cuatro años que actuaría ese verano por primera vez. Mientras lo llevaba a tomar un helado con el permiso de su madre, quien se encontraba en esos momentos en el bar de Manu mirando algo de una pizarra, le comentaba al pequeño lo importante que era su papel en la obra.
—Verás Luis, tú serás el hijo, por lo que vamos a ensayar y si lo haces bien te compro un helado de tres bolas.—
—¡Woah, tres bolas!— exclamó excitado el pequeño —Mamá sólo me deja comer dos. ¡Qué genial!—
Los hombres eran muy previsibles a cualquier edad.
«Cuanto más grande, mejor» pensó
Violeta antes de toparse con la feliz pareja en mitad de la calle.
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Mi perfecta señorita
Fiksi RemajaVioleta Hodar y Chiara Oliver se declararon la guerra desde pequeñas. En cuanto se conocieron se convirtieron en acérrimas enemigas, pues ella es "Señorita perfecta" y ella una niña un tanto salvaje.