Capítulo 7| El juramento.

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Se podría decir que dormír era la parte favorita de mis días y la que más disfrutaba, por cierto.

Es que ni un terremoto podría despertarme, soy esa clase de persona que tiene el sueño pesado. Pero claro, cuatro llamadas perdidas a las tres de la madrugada a cualquiera despierta, incluso a mí que parezco un muerto. El tono de llamada del celular incluso ya se había mezclado en mi sueño en dónde lograba conocer a Michael Jordan.

Aún con los ojos cerrados busco el celular que no deja de sonar, mi mano viaja desde el colchón de la cama hasta la mesa de noche, tratando de hallar el objeto rectangular. ¿Quien llama a esta hora?. Cuando he dado con el celular la luz de la pantalla me golpea la vista tan fuerte que no logro leer el nombre de la persona, así que me paso de una vez a la parte de descolgar.

—¿Hola?.—pregunto mientras un bostezo se me escapa.—¿Quien es?.

Nadie responde.

Al otro lado solo se escucha la respiración pesada de la otra persona y la lluvia de fondo que cae.

—¿Hola?.

Sigue sin haber respuesta alguna y eso me da cierto miedo. Veo el nombre registrado y entonces el miedo crece aún más cuando me doy cuenta que se trata de Tavo.

—Gustavo—digo su nombre.

El sueño se me ha ido por el caño cuando él responde:

—Si me respondiste... Lo has hecho, creí que no lo harías.

Hay algo diferente en su voz.

—¡¿Que carajos haces despierto, Gus?!.—le reprocho, en un gritito agudo. No dice nada.—Vamos, ya casi es de mañana.

Su respiración se va volviendo más agitada y mezcla con el sonido de la lluvia.

—Nick, Nick, Nick... El agua es demasiado fría y dura, pero por eso no deja de ser vida... Aunque...—hace una pausa y los nervios me van a flor de piel.—, aunque ellos ya no tengan una vida porque solo duermen... Ellos no hacen más nada que dormír y eso es tan relajante y satisfactorio, como una suave metáfora que induce al sueño con el último aliento.

—Joder, ¿Estás borracho?.—me levanto de la cama sin dejar de oírlo.

—A veces pienso que la muerte es triste, pero después llego a la conclusión de que quizás dormir tan profundamente como ellos llegue a ser emocionante... ¿Pero que hay si después de la muerte hay vida?, pues yo creo en eso... Sé que existe la probabilidad de reencarnación y eso me aterra... Me aterra reencarnar y olvidar mi vida pasada, vivimos en un mundo con misterios sin resolver y secretos sin revelar... No rechazo la idea de que en otra vida pude ser una mejor versión de mi mismo y que en la próxima pueda ser una peor.

Me ubico unos zapatos tan rápido como puedo.

—Gustavo, ¿estás en tu casa?. —le pregunto, asomando mi cabeza por la ventana. Pero todo su hogar está en total oscuridad.

—¿Que casa?.

No. Me. Jodas.

—¡¿Dónde demonios estás?!.

—Donde ellos están. Hay uno en cada ángulo y aunque la vista parezca aterradora para mí no lo es tanto ya que ellos los mantienen alejados.

Maldita sea, me debe de estar jodiendo. A lo mejor sigo soñando y esto no está pasando en realidad. Sí, eso es, no es más que un patético sueño.

—Dame un punto clave, iré por ti.

—No lo sé, hay un árbol.

Ay, siento que me va a dar algo.

Entre el verano y el invierno©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora