Capítulo 6| Primera discusión.

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—... Entonces, estaba yo sentada en el sofá de la casa así normal viendo pendejadas en el feis como siempre, eran como las diez de la noche y estaba lloviendo horrible, las luces estaban apagadas y solo las del porche iluminaban adentro. En eso sentí una miradita puesta en mí, ¿Ya saben?, es esa sensación de cuando te observan pero no hay nadie... La típica escena de las películas de miedo...—Otis habla con voz profunda a los chicos que están sentados sobre el pasto del campo de fútbol, los tres la escuchan atentos y llenos de intriga. Yo en cambio, estoy tras ellos y nadie, pero absolutamente nadie me ha notado.—¿Me entienden?.

—Yo sí, ya he sentido eso.—agrega Zury, quien está recostada sobre el regazo de Tavo.—Prosigue.

—Pues resulta que si había alguien, cuando elevé la cabeza pude ver a un niño parado en el umbral de la puerta, observándome... Él avanzó por toda la sala, no caminaba, sino levitaba en el aire, yo estaba helada; horrorizada; petrificada y congelada en mi lugar mientras lo veía atravesar la pared.—ella prosiguió.

Ví como Jim se le acurrucaba a un lado a Tavo, con miedo.

Me acerqué lentamente.

Obvio, con segundas intenciones.

—¿Y luego?—Tavo fue quien preguntó.

Doy otro paso.

Esto va hacer divertido.

—Hize lo más lógico—Otis retoma las palabras—, salir corriendo para meterme entre las sábanas de la cama de mi mamá, rezar muchos padres nuestros; muchas avé Marías, incluso dormí con un rosario y un crucifijo en la mano.—los chicos rien un poco. Avanzó un paso más.—Fue la experiencia más horrible que he vivido.

—Me he de imaginar.—murmura Jim.

Otro paso.

Cuando ya estoy lo suficientemente cerca hago lo planeado.

Asusto por la espalda a Otis, mi blanco perfecto.

En un grito desgarrador que no se de donde me ha salido les digo que el niño fantasma está aquí y que se llevará sus almas.

Entonces ella grita.

Zury grita.

Jim grita.

Tavo también grita.

Hasta yo grito porque sus gritos me han dado tremendo susto.

Es un caos de gritos y maldiciones por parte de todos, hasta que me parto en carcajadas anormales. Sintiendo dolerme una costilla, incluso un riñón.

—¡Deberían de haber visto sus caras!—digo sin contener mi risa.

Me sostengo el estómago con las manos sin aguantar la risa, hasta lágrimas me han salido. Joder, nunca me había reído tanto como ahora.

—¡Maldito perro!, ¡Voy a contar todos tus secretos!.—zury grita, algo enojada y con lágrimas de terror en los ojos.—Tecnicamente no sé ni uno, pero me los puedo inventar, o te obligo a decirlos para luego contarlos.

—Eres cruel y el maravilloso karma te llegará cuando menos lo esperes.—agrega Jim un poco menos alterada.

—Quizas el karma para ti tenga otro nombre, el mismo que nosotras conocemos, ese que le hemos puesto para aquellos que necesitan pagar lo más  antes posible, ¿Sabes cuál es?—Otis pregunta lo último, viéndome fijamente.

Creo que el que tiene miedo ahora, soy yo.

Tavo contiene una risita.

Vale, le divierte mi situación, suponiendo que estás chavalas son el diablo en persona y que pueden sacarme los ojos; las tripas; el hígado; riñón; cortar la lengua y otra extremidad de mi cuerpo que prefiero omitir si se lo proponen, él no haría nada más que reírse.

Entre el verano y el invierno©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora