"Tal vez en otra vida.
Puede que otro día.
Quizás en otra realidad".
Las semanas seguían corriendo.
Todavía no sabía nada de él.
A finales de agosto fui a una fiesta con Noha, este seguía igual de insoportable que siempre, aunque ahora me daba mi espacio, al menos comprendía lo destruido que estaba. Lo de ser novios, pues a Noha le gustaba decir que éramos eso, novios. A mí no me agradaba, me hacia enfurecer, eso se le hacía divertido.
Pero lo dejaba reír, no me importaba cuanto se riera, por lo menos alguno no pasaba por una lucha interna.
En esa fiesta hubo lluvia.
La lluvia me recordaba a Nick.
Odiaba la lluvia.
También empezaba a odiar de poco a Nick.
Quería odiarlo para no sentir dolor. Quería convertir el odio en droga, para así dejar de sufrir al menos un momento.
Recuerdo que ahí había mucho licor, también droga repartida por todas partes. Qué curioso, cuando pensaba en droga me topé con cocaína y yerba.
Recuerdo haber fumado junto a un grupo de chicas. Ellas eran bonitas, muy bonitas. Tenía a una sentada sobre mis piernas y a Noha besándome a un costado. Yo estaba besando a Noha, o Noha me estaba besando a mí. Los recuerdos son fugaces.
Solo sé que había mucha gente. Y todos me besaban, todos me tocaban. Noha estaba ahí. Siempre estuvo ahí, pero luego ya no.
Mi cuerpo estaba expuesto y sudoroso, sentía mucho placer, pero luego eso se transformó en dolor. Las voces se mezclaban con gemidos, con mis ojos entre abiertos percibí un cuarto iluminado y tres hombres y dos de aquellas chicas, ellas se encontraban desnudas y se tocaban entre ellas. Eso por alguna extraña razón me excitaba. Aquellos tipos de los cuales nunca había visto me tocaban en puntos precisos, eran rudos y salvajes. Yo no quería estar ahí.
El aroma a Marihuana se sentía potente en esta área. ¿Cómo fue que he acabado aquí?, ¿Dónde se encuentra Noha?, ¿Quién soy yo?.
Pero también pensaba en otra cosa: quiero a Nicolás.
Después de eso no pude recordar mucho, pero estaba consciente de que me habían violado. Eso me tenía fatal, no podía ni probar bocado porque todo lo terminaba por vomitar. En cuestión de semanas me había puesto más flaco y siempre sentía dolor en mis partes. No le daba mucha atención a eso.
En las tardes solía frecuentar un bar, había un chico al que conocía, me solía vender una botella de licor y una caja de cigarrillos. Mi destino siempre era el cementerio, me gustaba y odiaba estar ahí. Pero no tenia en donde ir cuando quería estar solo.
—Solo soy un pobre huérfano.
Esas eran las palabras que me repetía cada que le daba caladas a mi cigarrillo viendo fijamente el ataúd de Sebastián. Me gustaba llegar justamente en la noche que iba, me preguntaba cómo se vería mi hermano ahora, puede que solo este en su estado esquelético. Imaginarlo de tal manera me hace llorar.
La lluvia siempre caía, era como una maldición.
Entonces recordaba a Nicolás.
Lo recordaba tan detalladamente que sentía ira por dentro.
No verlo me estaba volviendo más loco, la demencia estaba por dominar todos mis sentidos.
Con las manos recogía lodo y lo frotaba por mi rostro, después cerraba los ojos y con los labios temblorosos murmuraba:
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Entre el verano y el invierno©
Teen FictionNicolás, un chico que es el "desastre" en persona. Gustavo, un chico que es la "mala suerte" en persona. Se verán involucrados en un sinfín de "cagadas" que ambos provocan inconscientemente, obvio, ambos son pésimos haciendo algo bueno. Lo que nunc...