Especial: El alfa que soy.

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Si hay algo que puede explicar mi comportamiento, puede que sea mi pasado.

No es la gran cosa, no es la historia más triste, ni siquiera me causa sufrimiento.
Pero hay algo bueno en ese pasado.
Tú.
Sasuke, tú eres lo mejor de mi pasado, lo mejor de mi presente, y lo mejor de mi futuro.

Mis padres murieron cuando era un bebé, me dejaron a cargo de un escritor que viajaba tanto que no tenía tiempo para criar a un niño que no era suyo.

Él me dejaba a cargo de un hombre, que a su vez se lo pedía a otra persona.

Me criaron a medias, siempre a medias con todo.

Ofreciendo media atención, medio cariño, no era diferente de un niño abandonado, pero no iba a un orfanato porque había una persona a medias cuidándome.

Siempre tuve necesidades de atención, de cariño, de amor.

También físicas, a veces sentía que moriría de hambre, de frío.

¿Pero a quién pediría ayuda?

Su medio amor no les alcanzaba para cuidar bien de un niño que nadie pidió.

Era un niño famélico, en todos los sentidos de la palabra.

Pero estaba bien, todo estaba bien.

Podía aguantar, porque no conocía otra forma de vida.

Siempre estuve solo, las personas pasaban a mi alrededor sin significar algo. Sin yo significar algo para ellos.

Fingiendo sonrisas, tratando de ocultar el monstruo necesitado de afecto que era.

Hasta que tú apareciste.

Fuiste una brisa fresca en mi rostro, un rayo de esperanza en mi oscurecido mundo.

Y conocerte se sintió devastador.

Arisco, mañoso y arrogante. Pero me hacías sentir menos solo.

Sasuke, yo siempre te amé.

Casi como una burla del destino, sentía que había nacido para amarte.

Pero yo no era importante para ti, no era necesario. No podía reemplazar a tu padre o madre, y menos a tu hermano.

Deseaba que desaparecieran para tener un lugar en tu vida, a tu lado.

¿Qué podía ser yo para ti? ¿Qué lugar podría tener para mirarte siempre?

Pensé que ser tu amigo me daría un espacio en tu mente, en tu corazón. Fui feliz pensando que éramos mejores amigos, que yo te ofrecía algo, que los demás no.

Tenías mi absoluta confianza, mi cariño, mi adoración, hubiese hecho cualquier cosa por ti.

Y no necesitaba nada, no pedía nada, estaba conforme con saber qué pensabas en mí.

Aunque fuera por los golpes, por el dolor y la rabia que creaba en ti.

Aunque fuera un problema a tus ojos.

KarmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora