Capítulo veintitrés: Bienvenida

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NOTA: ¡Hola! Finalmente, luego de mucha espera, he regresado, dios estoy muy nerviosa, pero muy feliz.

Lamentó mucho el haber demorado tanto en actualizar, sucedieron muchas cosas, y sinceramente solo recién terminé el capítulo.

Así que ya saben, si hay muchos errores, por favor háganmelos saber, yo se los agradeceré.

No olviden dejar sus comentarios, y si quieren reclamar el tiempo de espera, es totalmente válido.

También debo agregar que hay escenas muy vergonzosas y subidas de tono, lean bajo su propio riesgo.

Finalmente, solo me queda rogar que no se desanimen con el fic, no tengo intenciones de abandonarlo ni nada similar, es solo que la presión de la vida adulta, dificulta mucho poder hacer lo que a uno le gusta.

En resumen, derrame café en la computadora y encontré trabajo. No en ese orden, pero explica un poco mi demora para actualizar.

Bueno, para no estorbar más, ¡espero les guste!








Sasuke despertó sin la compañía del alfa a su lado, el sol le daba en el rostro y eso lo hizo maldecir mientras cerraba los ojos, estaba cansado, con el cuerpo entumecido y débil.

Sin embargo, agradeció poder despertar antes que Itachi. Se levantó con calma, se fijó que tenía las pantuflas listas, y que la ropa que usaría también estaba preparada.

Arrugó el entrecejo ante eso, luego se le pusieron las mejillas rojas, Naruto sí que era atento a pesar de que era tonto algunas veces. Era muy amable y consentidor, siempre poniendo las necesidades de Sasuke antes que las suyas.

Sonriendo completamente enamorado de su alfa, entró al baño, con lentitud se quitó la poca ropa que tenía, el hombre le había puesto una playera enorme y nada más, le dio vergüenza pensar en eso, Naruto seguramente acarició sin impedimentos sus partes privadas.

Su gordo y apetecible cuerpo.

Al quedar desnudo frente al enorme espejo, rápidamente se dio cuenta de algo, Naruto no es nada amable, es un zorro disfrazado de oveja.

Esa bestia lo atacó mientras dormía, porque no recuerda que le haya hecho todas esas marcas, tiene una incluso en su axila, alzó el brazo para tener mejor vista, corrección, más de una.

El bastardo finalmente lo había mordido, a su pesar tuvo que admitir que la marca ensangrentada e hinchada era hermosa. Se sintió contradictorio reflexionar en perderla, estaba aliviado porque no era permanente y a la vez deseaba que lo fuera.

Con suavidad, solo con la yema de los dedos acaricio la pequeña herida de dientes, sintió un escalofrío que le apretó el vientre y le hizo cosquillar su entrada. Respiró hondamente para calmar la excitación, fijó los ojos nuevamente en su marca.

Se sentía maravilloso tenerla en su cuello, era mejor que un anillo, mejor que cualquier otra cosa que un alfa podría darle a un omega, esos pensamientos lo asustaron un poco, pero, finalmente, la molesta voz llena de inseguridad se había ido.

Solo quedaba la emoción de la unión, de tranquilidad, esa sensación de bienestar lo hizo ronronear largo y profundo, un sonido salido desde el fondo de su garganta, estiró el cuello dejando que su cabeza se moviera hacia atrás, cerró los ojos y disfrutó del momento.

Escucharse a sí mismo era extraño, siempre pensó que los sonidos guturales que daban los omegas y alfas, demostraba su poco control, lo veía como un gesto netamente animalesco, lleno de absurdo sentimentalismo.

Mírenlo ahora, acariciando su vientre mientras su garganta se mueve suavemente, creando un sonido similar a un ronroneo mimoso. Ojalá Naruto estuviera aquí, opinó brevemente, al darse cuenta de que estaba solo, parpadeo saliendo de ese trance en el que se había sumergido.

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