Karma

Epílogo

Sabe que no debió existir, que es un error desde que tiene uso de razón. Aunque trata de no pensar en eso, siempre viene a su cabeza, es inevitable.

Es solo que, no logra evitar desear que el hombre que se mete en su boca termine con su existencia vacía, que le ofrezca un poco de su cariño.

No sucede, nunca sucede.

¿Para qué seguir viviendo si no hay nadie que lo quiera vivo? ¿Si con su presencia enferma a los demás? ¿Vale la pena esforzarse cuando nadie espera nada de ti?

¿Cuándo no existes en el mundo de las personas que te rodean?

"Es mi turno, tráelo aquí".

No lucha, porque de cierta manera tener la atención de esos alfas lo hace sentir que recupera algo que perdió.

Siente que obtiene algo que le falta.

¿Atención? ¿Amor? ¿Quizás simplemente es porque sus ojos lo están mirando? ¿O es porque siente que existe?

Siempre buscando la atención de los demás, sentirse menos solo, como un parásito que necesita ser notado para sobrevivir.

Es tan sucio, es una persona sucia y asquerosa, que no debió nacer, un estúpido error que en lugar de ser la salvación de sus padres solo provoco el rechazo de ellos.

Eres un estúpido error de mi parte, dijeron ambos.

¿Alguna vez su vida cambiará? ¿Podrá ser feliz? ¿Sentir que lo aman por ser él y no por lo que significa en la vida de los demás?

No lo sabe, pero ha comenzado a perder la esperanza.

Días tras día, buscando alivio en este sitio oculto, rodeado de árboles que lo ocultan de los demás, donde no muy lejos están las familias paseando con sus hijos de la mano, riéndose mientras disfrutan de amarse.

Quiere eso, lo desea tanto que es insoportable, por eso se esfuerza en complacer a todos.

¿Y para qué? Nada cambia.

Deja de existir de inmediato, todos lo rechazan, aunque ruegue y prometa hacer lo que deseen.

"Quítale los pantalones".

No quería quitarse la ropa, era feo, tan feo, no le gustaba, ¿pero podía negarse?

"Date prisa, comienza a molestarme su olor".

¿Valía la pena resistirse?

Eran alfas y él un omega.

Está temblando cuando lo empujan al suelo, estira sus brazos para intentar escapar, clavando las uñas en la tierra, arrastrándose inútilmente.

Su respiración se atascó en sus pulmones aplastados por el peso del hombre.

"¡Deja de moverte! ¡Fuiste tú quien me invitó!"

Dejó de luchar de inmediato, aterrado con la voz de ese alfa. Tenía razón, fue su culpa, él lo atrajo.

Así que ni siquiera pidió ayuda.

¿Quién lo ayudaría? Nadie defendería a un omega, todos lo ignorarán como siempre.

¿Por qué eran tan agresivos? ¿Por qué decidieron forzarlo? Los alfas nunca reaccionaban a sus feromonas, por más que los complaciera no lograban estar cómodos a su lado.

"Parece que está entrando en celo".

¿En celo? ¿Yo? Se preguntó confundido.

Se intentó relajar para que no lo lastimaran tanto. Dejando de luchar al escuchar sus palabras.