Hufflepuff

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Cagada de miedo por mi conversación con Tom, lo rodeé después de provocarlo y salí de la sala común tan rápido como me lo permitieron mis pies. Del otro lado de la entrada ya se encontraba Cedric vestido con una túnica negra en medio de la oscuridad. Sabía que era él porque reconocí su pelo entre las sombras.

— Creo que llamas más la atención vestido así. — Comenté mientras miraba en varias direcciones.

— Es un disfraz de la muerte, dejé la guadaña en la sala común. Te ves muy bien por cierto, ¿cuál es tu disfraz?

En ese momento me destapé la túnica para enseñarle mi disfraz. 

Cedric me dedicó una mirada extraña, pero no me incomodó en lo absoluto. — Te encantará nuestra sala común.

Caminamos en silencio para no llamar la atención de nadie, al llegar al área de las cocinas Cedric tocó los barriles al ritmo de una canción y se abrió.

Al igual que las otras casas, la sala común de Hufflepuff estaba iluminada tenuemente con luz naranja y amarilla, pero la diferencia de las otras, su sala común tenía varias zonas oscuras combinando perfectamente con los colores de su casa.

En cuanto llegué, vi a una parejita metiéndose a esas zonas oscuras asegurándose de que nadie los estuviera viendo y enseguida supe para qué eran. Miré a Cedric pretendiendo que no había visto nada y noté que tenía maquillaje de esqueleto.

que rico

La música en esta ocasión era en español, música de esta época, como trap argentino, bachatas, salsas y reguetón, también del viejito. 

Ya me gusta aquí. Mi lado latam puede ser feliz.

— ¿Te gusta? — Preguntó Cedric mientras movía la cabeza al ritmo de la canción, sonaba Bar de Tini.

Asentí alegre. — Debo admitir que me gusta la música que pusieron. 

Noté que en esta fiesta habían alumnos de todos los años y que también habían dos mesas de bebidas: las que tenían alcohol y las que no, al igual que una mesa con bastante comida como pizzas, tartas, entre otros.

— Siéntete libre de beber y comer lo que quieras. Regreso en unos minutos.

Sin importarme demasiado o mejor dicho nada, dejé que Cedric me dejara sola y me quedé en la mesa de comida para robar algo porque ya llevaba bastantes horas sin comer.

Me encontraba de espaldas a la mesa cuando escuché chisme de parte de dos chicas a los cuales ni presté importancia hasta que escuché mi nombre.

— ¿Quién se supone que invitó a Grindelwald? 

— No lo sé, ¿ya viste lo que traía puesto? Se ve ridícula.

Una de ellas comenzó a reír. — Lo sé, ¿cierto? Ser millonario no siempre te salva de tener mal gusto.

— Como sea, podríamos conversar con ella para sacar información. Vamos Hanna.

— No la vi desde que llegó con Diggory, pero quiero que me presente a su hermano, ¿ya lo viste? Es que Regginald es perfecto. No sé qué le ve a la otra nueva, su novia, a esa tal Maya.

Que culeras, si hasta yo le doy a Maya.

En ese momento volteé a verlas a ambas y les dediqué una sonrisa amable. Si bien estaba molesta, no quería que me odiaran más de lo que ya lo hacía media escuela. Las fiestas de Hufflepuff se veían bonitas y quería seguir yendo a tragar de a gratis.

Al voltear las reconocí de inmediato, ambas estaban en el mismo año que yo y si una de ellas se llamaba Hannah, la otra tendría que ser Susan Bones. Una tenía disfraz de angelito y la otra de gato.

Maldición Rowle (Shifting)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora