Quinto año

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Luego de revelar que Cedric aún vivía se lo llevaron a la enfermería inmediatamente impidiéndome verlo.

Aún permanecía en shock, tanto que permanecí de rodillas en el césped mientras todos se retiraban.

— Gabrielle... — Escuchaba como un eco.

Sólo podía sentir el collar en mi abrigo, estaba muriendo de calor, pero no me apetecía sentirme al descubierto.

— Gabrielle... — Una vez más, mi nombre en forma de eco.

Pude reconocer mi entorno recién cuando sentí que estiraban mi brazo obligándome a ponerme de pie. Era Mattheo.

— Debemos irnos.

Negué sin entenderlo.

— Vendrán aurores a investigar, necesitamos despejar el campo.

Casi en automático comencé a caminar mientras Mattheo pasaba mi brazo por sus hombros y un brazo suyo por mi cintura. Ambos estábamos en completo silencio, no había nadie más en el campo de quidditch más que algunos maestros.

Sólo podía escuchar eco y los gritos que se produjeron en el campo cuando Harry llegó con Cedric. Parecía una escena de terror porque hubo mucho caos, algunos corrían de regreso al castillo, otros murmuraban, otros lloraban, pero una gran mayoría gritaba horrorizada.

Luego de asegurarme de que Cedric aún tenía pulso y hacerles saber a los demás, todos me dejaron de lado para llevárselo y el director Dumbledore me impidió ir con la familia Diggory a la enfermería.

A pesar de haber insistido tanto, fue imposible para mi acompañar a Cedric. Estaba muy preocupada y en parte me sentía culpable.

Estaba tan conmocionada que ni siquiera noté que ya me encontraba en mi habitación junto a Mattheo.

— ¿Dónde tienes la ropa para dormir? — Preguntó.

— Yo... eh... — No podía pensar con claridad.

Recién comenzaba a ser consciente y pensaba en que quizás era culpa mía que Cedric estuviera así.

— Descuida. — Respondió. — Yo la busco.

Cuando Mattheo encontró la pijama me dejó a solas por unos minutos para continuar haciéndome compañía, a los pocos segundos apareció Daphne.

— Te traje té, ayudará a que te relajes.

Acepté sin protestar, aún estaba un poco caliente y sabía un poco a manzana verde.

— Esto no es té. — Murmuré un poco asqueada, pues no me gustaba la manzana verde.

— Es una poción para dormir. — Confesó avergonzada esperando que la regañara, pero estaba muy agotada como para hacerlo. — Para dormir sin soñar. Le pedí a Madam Pomfrey un poco, se la dio a Potter también.

Asentí lentamente.

— Mattheo y yo nos quedaremos a hacerte compañía.

Hice una mueca ahora más somnolienta.

— Sólo no cojan conmigo durmiendo cerca. — Bromeé entre bostezos y antes de que los otros dos pudieran responder caí rendida en la cama hasta el día siguiente.

Estuve casi una semana viviendo en automático hasta el banquete de fin de curso. Las clases se habían suspendido para nosotros después del torneo de los tres magos y únicamente salía de mi habitación para comer. No quería a nadie cerca.

La noche antes del regreso a la mansión Rowle hubo un pequeño banquete, la escuela estaba decorada con telas blancas como señal de apoyo hacia Cedric en lugar de la celebración a la casa ganadora la cual había sido Slytherin (gracias a mi y a mi idea de poner que era muy inteligente en la escuela, incluso más que la sapa castrosa de Hermione), pero como siempre les valemos pija los verdecitos, todo por un idiota que no sabe guardar un perro collar.

Maldición Rowle (Shifting)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora