4. El libro de la Sección Prohibida

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Al cabo de un rato esperando en el patio del castillo, Celestine se presenta ante nosotros. Nos da la enhorabuena por la captura y nos saca de esas remotas tierras. Por fin estamos de nuevo en casa. Nunca pensé que echaría tanto de menos Chinatown.

Mientras Blake se queda tumbado en el sofá viendo la tele, yo salgo a buscar algo para cenar. Voy a un restaurante ubicado en una pequeña calle cerca del Columbus Park. Una vez ahí, compro una ración de deliciosos dumplings por muy buen precio. Tanto a Blake como a mí nos encantan. Tras cenar, voy al dormitorio y me acuesto en la cama. Hoy hemos caminado durante horas y estoy rendido. Sin embargo, doy vueltas en la cama todo el rato porque no consigo conciliar el sueño. Por lo que decido levantarme de la cama y subir a la azotea del edificio. Necesito que me dé un poco el aire. Una vez ahí, me acerco al antepecho y me asomo para ver la calle. Mientras disfruto de las vistas del colorido barrio chino de noche, permanezco a solas con mis pensamientos.

—No tengo el poder de leer la mente, pero, seguro que adivino en quién estás pensando —dice de pronto una voz femenina que viene de detrás de mí.

Me giro. Es Celestine, que ha aparecido inesperadamente y está a unos pocos pasos de mí.

—¿Ah, sí? ¿En quién? —le pregunto.

Dibuja una pequeña sonrisa.

—En Shailene.

Me quedo asombrado por su respuesta. ¿Acaso ella sabe algo de lo nuestro?

—No sé de qué estás hablando —digo disimulando.

Ella se ríe.

—Vamos, Adrien, al ver cómo quedaste de afectado por lo que le sucedió a Shailene, supe enseguida que los rumores que corrían por el Mundo Espiritual eran verídicos... Pero no te preocupes, vuestro secretito está a salvo conmigo. De todas formas, ella ya no existe, así que...

—Gracias por volver a recordármelo —digo en tono irónico—. ¿Y puedo saber qué haces aquí? ¿Es que estás todo el rato vigilándome? —inquiero.

Ella se ríe más efusivamente y se me acerca, colocándose a mi lado.

—Todo el rato no, ya te dije que tenemos bastante trabajo. ¿Te molesta que esté pendiente de ti? —me dice, mientras mira al horizonte.

—Pero, ¿por qué? ¿Por qué estás tan pendiente?... ¿Te lo ha encargado el Guardián?

Me mira y posa sus llamativos ojos azul grisáceo en los míos.

—El Guardián no tiene nada que ver. —Se me acerca cada vez más, haciendo que empiece a sentirme un poco incómodo.

—¿Entonces? —le pregunto confuso.

—Puede que tal vez... Shailene no sea la única Guía que se pueda enamorar de un mortal... —Se acerca a mi cara e intenta besarme.

Inmediatamente la detengo y me separo de ella.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto desconcertado.

—Creo que es obvio, intentaba besarte.

—¡Ya, ya lo sé!, era una pregunta retórica —le digo.

Se empieza a reír.

—Creo que será mejor que me vaya... —Se separa de mi lado y se da media vuelta—. Intenta dormir, Adrien. Tienes que descansar. Un Agente de la Luz debe estar siempre preparado por si se le necesita —me dice, y, seguidamente, desaparece como si nada.

Yo me quedo de piedra, anonadado por lo que acaba de suceder. Esto es increíble... ¡Y se va tan tranquila!


Adrien Fleming y la Puerta al Abismo (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora