Ya tenemos las dos armas que necesitábamos. Ahora, la siguiente fase de nuestro plan consiste en conseguir la llave de la Puerta Encadenada, para ello contamos con la intervención de Celestine. Ella es la única que puede conseguirla, accediendo al despacho del Guardián. Si es que realmente está oculta ahí...
Tras pasarme la noche entera durmiendo a pierna suelta, me levanto de la cama y voy a la cocina, para prepararme mi habitual tazón de cereales. Las horas van pasando. Blake y yo llevamos todo el día esperando por Celestine, ella fue en busca de la llave y aún no ha dado señales. Es por eso que tanto Blake como yo nos encontramos un tanto nerviosos, ya que es posible que Celestine haya sido sorprendida por el Guardián. Ella le dijo a Blake que en cuanto se hiciera con la llave vendría inmediatamente a entregárnosla. Sin embargo, siguen pasando las horas y nada. Para distraernos un poco, Blake y yo echamos unas partidas de ajedrez, llevamos ya tres jugadas, y le he ganado todas. Jugamos una cuarta. Blake mueve uno de sus peones usando sus pequeñas patas... ¿Quién me iba a decir hace un tiempo que estaría jugando una partida de ajedrez con un pequeño Beagle?... Totalmente surrealista... Mientras juego, no puedo evitar pensar en lo que me contó el tío Robert acerca de mis padres. Mi padre tuvo una conducta execrable al abandonar a mi madre cuando se enteró que estaba embarazada, pero ella tampoco se queda atrás al tratar de darme en adopción, por muy joven que fuera, no puedo ignorar ese hecho... ¿Qué debería hacer ahora? Mi madre permitió que yo viviera pensando que tanto ella como mi padre habían muerto... ¿Debería de tomarme la molestia de ir en su busca..., de conocerla?
Son las cinco y cuarto de la tarde, Blake salió hace unas dos horas. Suele salir muy a menudo. Me pregunto a dónde irá tanto, ¿tendrá alguna novia caniche a la que ve a escondidas?... Con tanto nervio me ha entrado hambre, por lo que voy a la cocina y me preparo un sándwich de queso, cuando de repente, oigo a Blake entrar por la ventana. Viene a la cocina...
—¿Celestine no ha aparecido? —me pregunta.
—No. Aún no... —Inspiro con fuerza y suspiro—. Espero que el Guardián no la haya pillado —le respondo.
—Calma, novato. Quizás le hayan asignado algún alma y tenga trabajo, o, tal vez, no haya encontrado la llave en el despacho.
Justo en ese momento, Celestine hace acto de aparición.
—¡Al fin! —exclamo con gran alivio.
Ella sonríe.
—¿Te alegras de verme? —me pregunta, con una alegría que no puede contener.
—Es que ya pensábamos que el Guardián te había sorprendido buscando la llave —le digo.
—Habla por ti, yo te dije que debíamos tener paciencia... —dice Blake—. ¿Y bien? ¿La llave estaba en su despacho?
Ella sonríe nuevamente y se saca una pequeña llave que guardaba en un bolsillo de su traje. Es una llave dorada, bastante fina y alargada, de un aspecto antiguo, y que se encuentra dentro de un gran llavero dorado de forma circular.
—Estaba en un cajón de su despacho —dice mientras nos la enseña—. Imagino que esta debe de ser la llave que abre el candado.
—Esperemos que sí —dice Blake.
—Tiene que serlo. El Guardián no tiene pinta de ser de los que necesitan muchas llaves —digo mientras la ojeo en la mano de Celestine—. Ahora solo queda coger las tres armas del Almacén. —Miro a Celestine—. ¿Puedes hacerlas aparecer?
—Me temo que no —dice, y se guarda de nuevo la llave en el traje—. Esas armas no son simples objetos mágicos. No puedo hacerlas aparecer sin más, si no, no hubiese hecho falta que cruzaras la Puerta de Hielo, o que fueses al bosque del más allá. Solo podremos hacernos con ellas yendo al Almacén y cogiéndolas nosotros mismos —me explica ella.
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Adrien Fleming y la Puerta al Abismo (Libro #2)
FantasyDespués de que Adrien luchara en la Torre del Destino contra un brujo llamado Malik, cuya intención era la de destruir el Mundo Espiritual, él solamente puede pensar en una cosa: encontrar una forma de resucitar a Shailene. Para ello, se embarcará e...