15. El que domina la oscuridad

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Emprendemos la marcha, rumbo a ese gran y, por qué no decirlo, siniestro árbol. Blake no ha olido ningún espíritu, por el momento. En cuanto a la bola de llamas azuladas, sigue avanzando sin cambios, por lo que, en un principio, parece que no hay trampas ni peligros. Aunque yo miro constantemente alrededor mío, por si acaso. Estamos cada vez más cerca del monstruoso árbol, el cual, tiene una gigantesca brecha de forma triangular, que nace en sus raíces y se va estrechando a medida que sube por el tronco. Debe de tratarse de la entrada. Camino todo el rato al lado de Blake. Nosotros dos vamos delante, encabezando el grupo. Aunque Celestine camina detrás de mí, noto cómo no me quita el ojo de encima. De repente, algo extraño sucede. Ella se detiene sin motivo aparente.

—¿Qué te ocurre? —pregunto.

—Cuanto más avanzamos hacia ese árbol, más débil me siento. No puedo usar mis poderes, llevo ya un rato intentando teletransportarme y no puedo —responde Celestine—. Tenías razón, en este lugar se concentra el poder de la Oscuridad... —le dice a Blake.

Genial. Esto no deja de mejorar.

Finalmente, llegamos al acceso del árbol. Avanzamos hasta que nos encontramos en el interior. Parece una enorme caverna. Hay unas llamaradas que brotan de unos agujeros del suelo, que hay en algunas esquinas. Gracias al resplandor de las grandes llamas, hay algo de luz en este sombrío lugar. Miro hacia arriba, pero no se alcanza a ver el techo. La bola se dirige a lo más profundo de la caverna. Cada vez se mueve más despacio.

—Creo que estamos muy cerca —dice repentinamente Lucian.

—Eso espero, quiero salir de este lugar cuanto antes —digo.

Blake continúa andando, pero, de un momento a otro, se detiene, quedándose el último.

—¡Vamos, chucho! —grito.

Él olfatea.

—Se aproxima un espíritu. —Sigue olfateando—. Es grande... ¡Es muy grande! —exclama Blake sorprendido.

—¿Estás seguro? —le pregunto.

—Sí. Y está cada vez más cerca...

Repentinamente, se oyen unos fuertes pisotones que vienen del exterior del árbol y el suelo comienza a temblar. Miramos todos expectantes a la entrada. Y, a los pocos segundos, aparece caminando a cuatro patas, un gigantesco dragón negro de tres cabezas bastante extensas. Se me asemeja a la Hidra de Lerna. Lo primero que me llama la atención son los ojos de las tres cabezas, son amarillentos e intimidantes. Tiene unos pequeños cuernos puntiagudos en las cabezas y debajo de sus morros. No puedo evitar fijarme en los afilados colmillos de los que dispone esa cosa, son los colmillos más grandes que he visto jamás. Su cuerpo está repleto de escamas negras como el carbón, excepto su pecho, que es liso y de un tono grisáceo. Es un monstruo colosal, mucho más grande y terrorífico que el dragón azulado al que vencí en World Trade Center... Me quedo totalmente petrificado al contemplar a esta impresionante y titánica criatura. Solo reacciono para dar unos pasos atrás.

—¿Qué es esa cosa? —pregunta Lucian estupefacto.

—¡Es el espíritu! —dice Blake.

El dragón se detiene de repente y sus cabezas rugen con fuerza a la vez, su estruendo resuena como un eco atroz en toda la caverna. Blake y los demás se ponen detrás de mí.

—¡Haz otra vez ese rollo de la ola, chaval! —me pide Lucian desesperado.

—No habéis debido venir a este lugar... —dice de pronto una de las cabezas, con la voz más grave que he oído jamás.

—¿Este es el espíritu que custodia la última arma? —le pregunto a Blake con voz temblorosa.

—Mucho me temo que sí —me responde.

Adrien Fleming y la Puerta al Abismo (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora