19. El reencuentro

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Continúo corriendo sin parar, apretando fuertemente los ojos. Nunca me había dado tanto miedo abrirlos. De pronto, empiezo a notar una sensación extraña al pisar. El suelo ya no es tan duro, sino más bien árido. Parece que esté pisando arena. Repentinamente, Celestine se detiene en seco y me pide que abra los ojos. Abro primero uno, y luego abro el otro... Contemplo con gran asombro todo lo que me rodea y... no doy crédito a lo que estoy viendo. Nos encontramos sobre un pequeño banco de arena blanca que está en medio de un inmenso océano. Un océano de unas espectaculares aguas cristalinas como nunca había visto antes, y que se haya cubierto por un impresionante cielo azul veraniego, el cual, está completamente despejado, no hay ni una sola nube surcándolo. Sin duda alguna, es el lugar más paradisiaco que he visto en mi vida.

—¿Esto es el Abismo? —digo atónito, y le suelto la mano a Celestine.

—Se supone que la puerta que cruzamos lleva hasta el Abismo, pero, realmente, podría habernos transportado a cualquier parte del universo —dice Celestine.

—Estupendo. Eso quiere decir que podríamos estar en el Abismo o en medio del mar Caribe —digo.

—No te fíes de nada de lo que veas. Recuerda las palabras de Mihaela; este lugar existe, pero no es real —me previene Blake.

—¡Pues deberíais echarle un vistazo a eso de ahí! —nos alerta Lucian.

Nos giramos los tres. Tras nosotros está la puerta blanca, pero, lo que llama poderosamente la atención de todos es que, a lo lejos, hay un peculiar castillo de un color blanco puro, que flota literalmente en las alturas, sobre el océano de aguas turquesas. El castillo está montado sobre una gigantesca roca flotante de forma más o menos circular, pero lo más extraño es que el trozo de cielo que se encuentra sobre el castillo es un cielo nocturno, repleto de brillantes estrellas y bordeado por unas nubes blancas, que forman un círculo perfecto a su alrededor.

—¿Alguien me podría explicar qué puñetas hace un castillo flotante en medio del mar? —pregunto confuso.

—No tengo ni la más remota idea —me responde Blake.

—Este sitio es lo más raro y a la vez hermoso que he visto... —dice Lucian maravillado mientras contempla el castillo flotante.

—Totalmente de acuerdo contigo —le digo.

Miro a Celestine. Ella no aparta la vista del castillo, aunque no parece tan sorprendida como nosotros.

Pese a que estoy fascinado con ese pintoresco castillo y con este lugar, no pierdo ni un segundo más y dejo el Escudo y la Lanza en la arena. Luego me quito la mochila de la espalda y de ella saco los zapatos.

—¿Qué haces, novato? —pregunta Blake.

—¿A ti qué te parece? Ponerme los zapatos para buscar a Shailene. No sé si estará en ese castillo, pero pienso averiguarlo —le digo mientras me calzo los zapatos. Una vez me los pongo, agarro el Escudo y la Lanza y me levanto. Al hacerlo, mis pies se echan a andar solos. Los zapatos empiezan a indicarme el camino. Por el momento, parece que se dirigen al castillo. Tal y como yo pensaba, Shailene debe de estar en ese lugar. Llego a la orilla del banco de arena y me introduzco en el agua.

—¿No deberíamos seguirle? —pregunta Lucian sin saber qué hacer.

—Qué remedio... Con lo que odio el agua —se queja Blake.

Los demás vienen hacia mí, mientras continúo avanzando sin pausa por las cristalinas aguas. La marea está muy baja. De hecho, por más que camino, el agua no pasa de la altura de mis rodillas. Aunque Blake tiene que avanzar nadando.

—¡Novato, no pienso ir hasta ese castillo nadando! —dice a gritos Blake.

—¿Y qué quieres que haga? ¡Tengo las manos ocupadas!

Adrien Fleming y la Puerta al Abismo (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora