1. El estudio del brujo

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Tras pasar una larga noche en la que no he podido pegar ojo por culpa de un extraño sueño, decido levantarme de la cama. Todavía tengo ganas de dormir, pero tengo demasiada hambre. Anoche ni siquiera cené. Llevo más de tres noches seguidas así. Me dirijo a la cocina. Una vez dentro, cojo un tazón vacío y lo pongo sobre la mesa, luego lo lleno de cereales y le añado la leche. Aunque estoy mirando el tazón, mi mente está en otra parte...

—¡Novato! —grita repentinamente Blake.

Me percato de que estoy derramando la leche por fuera del tazón.

—¿Se puede saber en qué estás pensando? —me riñe Blake—. Bueno, no sé ni para qué pregunto... —se responde él mismo.

—Lo que pasa es que apenas he dormido. Además, he vuelto a soñar... con ella —digo, mientras cojo un trapo para limpiar le leche derramada que mancha la mesa.

Blake suelta un bufido.

—Tienes que empezar a superarlo. Ya han pasado varias semanas desde su muerte.

—Bueno, técnicamente, ella ya estaba muerta —le corrijo.

—¡Ya sé que ya estaba muerta, genio! —me replica—. Tú ya me entiendes... Espero que nos encarguen un caso pronto. A ver si así te distraes un poco —me dice y, a continuación, se dirige al salón.

Termino de limpiar la mesa y me siento en una silla. Me dispongo a desayunar, pero me acuerdo de algo.

—Espera, chucho...

Se detiene para escucharme.

—¿Qué hay de tu promesa? —le inquiero—. Me prometiste que me ayudarías a buscar una forma de resucitarla, y todavía no hemos ido a la mansión de Malik. Llevas dándome largas todas estas semanas.

—Realmente no sé qué esperas encontrar en ese lugar —me dice él.

—Erik mencionó que había un pasadizo secreto en esa mansión que conducía a un estudio donde el brujo tiene montado una especie de laboratorio. Él estaba seguro de que en ese estudio está escondido uno de los libros prohibidos —le recuerdo.

—Aunque encontrásemos ese laboratorio y el libro estuviera ahí, ¿quién nos garantiza que en ese libro haya algo que pueda resucitar a un espíritu? —me pregunta Blake.

—Tú ayúdame a encontrar ese libro, y te prometo que si no hay nada que nos sirva, cesaré en mi empeño de resucitarla —le juro.

Blake permanece unos segundos callado, parece que se lo está pensando.

—De acuerdo. Ahora calla de una vez y desayuna. Cuando termines, iremos a esa dichosa mansión. —Se dirige nuevamente al salón—. Solo espero que el Guardián no se entere de lo que intentamos hacer, o tendremos serios problemas... —dice mientras abandona la cocina.

Yo sonrío y continúo desayunando felizmente mi tazón de cereales.

Tras tomar el desayuno, me visto con lo primero que pillo del armario y salimos del apartamento de Colin. Ponemos rumbo a la mansión abandonada que está en los alrededores de Central Park. Es la misma mansión a la que fuimos cuando me asignaron mi primer caso, ahí fue donde atrapamos a aquel espíritu que secuestró a los cuatro chavales. Me pregunto en qué lugar de esa casa estará el laboratorio del brujo.


Una vez llegamos a la mansión, me quedo observándola. Está tal cual la recordaba: con una fachada descuidada y anticuada que da muy mala espina. Un jardín repleto de hojas muertas, y una gran verja oxidada a la entrada. Aun siendo de día, esta casa da mal rollo. Es solo mirarla y ella sola te invita a que pases de largo. Entramos sin complicaciones, ya que la verja está entreabierta. Pasamos por el jardín hasta que llegamos a la puerta principal. Está cerrada, así que le propino una fuerte patada... La puerta cede y se abre, seguidamente, entramos al salón recibidor.

Adrien Fleming y la Puerta al Abismo (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora