¿Por qué Ella? [Dark Noremma]

☆ Capitulo 09

—★ ˙ ̟ !!

—Muchísimas gracias por todo, General—

Yuugo estaba a punto de colgar la llamada, pero la voz de su superior se lo impidió.

"Yuugo, una última cosa"

—Claro, ¿Que sucede? ¿En qué puedo ayudar?—

"¿Sabes el nombre del chico que estaba con tu hija? Tendríamos que revisar su expediente"

Yuugo miró a Ray, esperando que este se lo susurre para este poder decirlo.

—Norman Ratri—El azabache asintió y volvió a hablar.

—Si señor, su nombre es Norman Ratri—

"Vaya, hijo de James Ratri, ya veo"

Un silencio se hizo por parte de ambos lados, Yuugo no sabía si colgar la llamada o esperar a ver si Vicent tenía algo mas para decir.

—¿Necesita algo más?—

"No, gracias, le aseguró que apenas sepamos algo lo llamaremos nuevamente, cuídese Yuugo"

El ambiente había cambiado, se notaban más esperanzados en que, por lo menos, había grabaciones, estaban más cerca de poder averiguar el paradero de Emma.

—Me alegra que hayan grabaciones, esperemos que pronto Emma esté aquí, devuelta con nosotros—Isabella les dio una sonrisa.

—Yuugo, ¿Que pasa?—Lucas vio como no dejaba de mover los pies, se veía bastante inquieto.

—No puedo soportar no estar al mando de esta búsqueda, estamos hablando de que es mi hija la que está desparecida!—Comenzó a mover un poco más bruscamente el pie, tratando de poder calmarse de alguna forma.

—Cálmate amor, lo hacen por tu bien, los conoces y sabes que todos aquí te tienen una gran admiración y respeto, todo el mundo quiere ayudar en la búsqueda de Emma—Dina lo abrazo por los hombros.

—Dina tiene razón, lo único que podemos hacer ahora es esperar noticias y dejarlo en manos de la policía—Leslie los vio a ambos.

[──★]

Emma se levantó con algo de torpeza de aquel frío suelo, lo primero que hizo fue tocar su cabeza, le dolía, y mucho. Miro a su alrededor, viendo esas aburridas cuatro paredes, las únicas testigos de sus llantos hasta altas horas de la madrugada y, por supuesto, las únicas que sabían lo que pasaba en aquella habitación.
Sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar la puerta abrirse, sabía lo que significaba.

—(Oh no, no devuelta)—Observo a Norman bajar con la tierna sonrisa que traía siempre, tan engañoso.

—Bonita, qué gusto verte!—Norman se acercó y besó sus labios con brusquedad, mordió el labio de Emma con la única intención de que ella pudiera soltar un jadeo bastante débil, permitiéndole acceso a su boca.

Emma aguantaba las lágrimas mientras sentía las manos de Norman subir y bajar por su abdomen y su lengua en su boca. Cada día estaba más asqueada, tenía mucho miedo que algún día se atreva a abusar de ella en verdad.

—Deja de resistirte, sé que te gusta—Norman comenzó a tocar más allá, subió sus manos hasta el pecho de Emma, con la intención de sacar su remera y continuar aquello.

Emma estaba aterrada, no se imaginaba que ese momento fuera a pasar justo ahora, pero no lo iba a permitir. Tomó las manos de Norman y con sus últimas fuerzas lo empujó, logrando zafar de él. Claramente que esto no le gustó en los más mínimo, en el impulso, se levantó más que molesto y comenzó a dar patadas a Emma, ni siquiera le importaba en donde.
La pequeña solo lloraba, prefería pasar eso que a ser manoseada por el.