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07:15 AM | 08/03

Estaba preparándome para ir a la escuela, no había cruzado palabra con Tom, ni siquiera por mensaje. Quizás este era su plan, intentar enamorarme, follarme y luego ser un desconocido.

Terminé de arreglarme y bajé a la cocina para desayunar, no tuve que hacer nada ya que Nick había preparado mi desayuno como "disculpa" por lo de ayer.

Me senté y empecé a comer, mientras lo hacía el decidió hablar.

—¿Y tus clases de guitarra?

—Ya no iré.

—¿Por qué?

—Porque no quiero.

El me miró confundido, pero al parecer no le tomó mucha importancia.

———

Bajé del coche y me dirigí a la entrada de la escuela, ahí me encontré con Lucas y Ámbar, ambos me saludaron con un abrazo, pero como siempre no correspondí.

Los tres entramos y fuimos al curso. Ámbar y yo nos sentamos en nuestro lugar, mientras que el se sentó en un lugar libre que estaba frente a nosotras, ya que la pequeña mesa solo daba para dos personas.

Estuvimos unos minutos hablando, hasta que llegó el, saludando como siempre lo hacía.

—Buenos días, alumnos. - sonrió

Todos saludaron, el tomó asiento y se dió un tiempo de media hora para comenzar con la clase, como era de costumbre.

—¿El es nuestro profesor de música? - preguntó Lucas

—Si, el mismo que se metió en nuestra conversación ayer. - respondió Ámbar

Quedamos unos minutos en silencio, hasta que Tom habló.

—Pueden traerme la tarea de ayer para corregir.

De inmediato todos se pararon e hicieron fila, claramente hicimos lo mismo pero tardamos un poco para quedar últimos.

Me dí cuenta de que corregía muy rápido, incluso parecía que ni siquiera revisaba bien las tareas, hasta que llegó mi turno.

Conmigo no fué así, revisó cada palabra como si estuviese buscando algún error, cosa que claramente no encontró.

Sonreí al ver que me lo había corregido como "bien", pero esa sonrisa desapareció cuando me habló

—Cuando sea la hora del descanso no salgas, quédate.

No respondí, solo asentí y tomé la tarea, volví a sentarme y a los pocos segundos volvieron Ámbar y Lucas.

—¿De verdad te quitará el descanso? - dijo Ámbar

—Y lo peor de todo es que no hice nada.

—¿No piensas quejarte con el director? - preguntó Lucas

—El no hará nada, es su hermano.

Nos callamos por un momento y desviamos la mirada a nuestros libros, esperando a que diga el número de alguna página.

—Vayan a la página 45, ejercicio 7.

———

Su clase terminó, Ámbar y Lucas se fueron como todos los demás, claramente yo fui la única que quedó ahí.

Una vez que quedamos completamente solos, me acerqué a él hasta quedar a un metro o menos de distancia

—¿Qué pasa? - pregunté

𝙙𝙚 𝙢𝙞 𝙥𝙧𝙤𝙛𝙚𝙨𝙤𝙧 ; Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora