Capítulo 1.

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Capítulo 1.

Otra vez iba corriendo por los pasillos intentando no tropezar con nadie y no llegar tarde a clases, algo que por desgracia ya era bastante común en mi.

Esta mañana se hizo aún mas tarde de lo normal, y todo gracias a la idiota que tengo como hermana.

La muy hija de su madre estuvo más de una hora encerrada en el baño y luego salió diciendo que ya estaba el baño libre, cuando en ese momento quedaban 10 minutos para entrar a clases. Vivíamos como a unos 15 minutos del instituto.

Como podréis comprobar iba tarde.

Demasiado tarde, y eso es algo que yo no podía permitirme por varias razones.

Iba tan ocupada insultando a mi hermana mentalmente y pensando en cualquier excusa para poner cuando llegara a clase que cuando doblé la esquina del pasillo no me di cuenta de que había alguien, así que acabé chocando con esa persona.

—¡Idiota, mira por donde vas!— gritó una voz, que por desgracia me era conocida.

¿Por qué precisamente ella, universo? ¿Qué tienes en mi contra?

Dicidí no prestarle atención, simplemente me limité a rodar los ojos y seguir mi camino, esta vez solo andando un poco rápido.

Pero claro, no era mi día de suerte.

—Jones y Morgan, a mi despacho —gritó el director desde atrás.

Suspiré y di la vuelta para ir hacia el viejo amargado que teníamos como director.

Al llegar a su despacho pasé y me senté en una de las sillas que había en frente de su escritorio, la rubia con la que había chocado se sentó a mi lado, no sin darme antes una mirada de odio.

—Tina, ¿podrías explicarme por qué estabas en el suelo del pasillo?— preguntó el director.

¿Realmente se había caído? Estoy segura de que se tiró ella misma al suelo para ponerle más drama al asunto.

—Ha sido culpa suya —me señaló — yo iba tranquilamente cuando esta me empujó como una salvaje —dijo haciéndose la inocente. Era cierto que fue más culpa mía que suya pero tampoco era para ponerse así.

— Eso no es ver...— intenté decir.

—Kelsey, ¿qué hacías en el pasillo cuando deberías estar en clases? - preguntó cansado.

—¿Yo? Nada— dije sentándome correctamente en la silla y mostrándole una sonrisa inocente.

—¿Nada? A estas horas tendrías que estar en clases, como todos los demás

—Bueno... puede que se me haya hecho un poco tarde.

—¿Otra vez tarde?— asentí lentamente. Estaba en problemas, lo sabía— Tina, puedes salir— apuntó hacia la puerta.

Ella me dio una mirada de superioridad mientras se levantaba, yo solo le saqué la lengua, consiguiendo que ella se girara indignada y saliera del despacho dando un portazo.

—Kelsey, ya te lo advertí la última vez. Esta vez hay consecuencias.

—¿Por qué?— me quejé.

Alzó una ceja con una clara mueca de molestia en su cara —Siempre llegas tarde y no haces más que meterte en problemas. Ya no me dejas más elecciones.

(...)

Cuando cerré la puerta escuché el timbre de cambio de clases.

Caminé molesta por el pasillo empujando a algunos estudiantes que se ponían en medio.

—¡Kels!— escuché que alguien me llamaba desde atrás. Pude reconocer la voz de mi querida amiga April.

Me giré hacia ella y paró al ver mi cara de mal humor.

—Otra vez te ha pillado el director— afirmó.

—Ya no es solo eso, además me obliga a pasar las vacaciones en un maldito campamento — dejé caer los brazos pesadamente —llevo esperando todo el año para esto y ahora que quedan dos días para terminar me viene con que tengo que ser más responsable y bla bla bla...—dije rodando los ojos —no me lo puedo creer.

—¿Un campamento?— preguntó ladeando la cabeza.

—Si, y no quiero ir.

—Pero tendrás que ir— señaló—sino te va ha caer una gorda.

—Lo se — miré la hora en el reloj del pasillo y agarré a mi amiga del brazo —vamos, no quiero llegar tarde otra vez.

—Ahora tenemos química —se quejó mi amiga.

—No me amargues más el día.

(...)

La mañana pasó rápido, menos química que en vez de una hora parecieron tres.

Estábamos en educación física, aunque no quedaban ni veinte minutos de clase.

El profesor hizo sonar su molesto silbato para llamar nuestra atención.

—Chicas, haced equipos. Vais a jugar un partido de voleibol —dijo.

Cuando tuvimos los equipos hechos nos colocamos a un lado de la red y nos preparamos a la señal.

En el grupo estábamos:

April, Brianna (una chica pelirroja que me caía bastante bien), Sophia, Lana, Teresa y yo.

En el otro equipo estaban:

La perra de Tina, Jo y Noelia (dos gemelas/perras falderas de Tina), Gemma, Debbie y Laure.

El silbato se escuchó por todo el gimnasio, dando a saber que el partido había comenzado. El otro equipo fue quien sacó.

Cuando el balón llegó a nuestro campo Briann le dio y se la pasó a April, April me la pasó a mi y yo le di para que fuera directo al campo contrario. Choqué cinco con April y Brianna y nos pusimos en posición de nuevo.

Tina fue hacia la zona de atrás y me miró fijamente, y furiosa.

En tu cara- dije mentalmente mientras hacía una especie de baile de la victoria para cabrearla.

Sophia cogió el balón y tiro pero este se desvió y fue hacia fuera, dándole el punto al equipo contrario.

Al ver que nos había hecho perder un punto agachó su cabeza frustrada.

—No pasa nada, la próxima vez será —le sonreí intentando animarla.

Ella me devolvió la sonrisa y volvimos a preparamos.

Gemma lanzó el balón a nuestro campo pero antes de tocar el suelo Lana consiguió darle, después le dio Teresa y la pasó al campo contrario donde fue directamente hacia una de las gemelas, esta estaba distraída contemplando sus uñas, y al ver el balón se apartó y conseguimos otro punto.

—¡Pero que haces! —gritó Tina furiosa.

—Es que venía hacia mi, y yo no quiero estropear mi manicura —se quejó.

Mi equipo y yo reímos, poco después empecé a escuchar gritos provenientes de las gradas del gimnasio.

Todos los chicos que estaban en educación física con nosotras estuvieron viéndonos jugar.

El profesor tocó el silbato por milésima vez en el día, y esta vez anunciaba el final del juego. Las chicas del equipo se acercaron y formamos un abrazo grupal.

—Venga, a los vestuarios. Tenéis cinco minutos.

(...)

Al llegar a casa tiré la mochila al suelo y fui a la cocina para comer algo.

Nada más entrar vi una nota en la mesa.

He salido un momento.
Intenta no quemar y/o inundar la casa, tienes la comida en el horno.
Te quiere, mamá.

Abrí el horno y saqué el plato que contenía... ¡pizza!

Yo también te quiero mamá













El Campamento (Cameron Dallas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora