Capítulo 31.

4.7K 281 29
                                    

Capítulo 31.

—Lily estoy harta de esto, me duelen los pies — me quejé sentándome en el banco más próximo. En cuanto puse mi trasero en él me quité los zapatos y los dejé a un lado mientras me tumbaba.

—¿Qué haces Kelsey? Levántate de ahí ahora mismo. Todavía nos quedan unas cuantas tiendas — puso sus manos a cada lado de su cuerpo y me miró con reproche.

—Que suerte tiene Sky — Murmuré. Ella se había ido por su cuenta, con Max, para comprar su vestido y me había dejado con la arrasatiendas que tengo como amiga. Lily por si no sabéis a quién me refiero.

—¿Qué has dicho?

—Nada.

—Pues levántate ahora mismo — solté un suspiro de cansancio — vamos a una heladería a tomar algo anda, tampoco quiero matarte.
¡Aleluya!

Me levanté corriendo y me puse a su lado — ¿A qué estamos esperando?

Ella me miró divertida y señaló algo, miré hacia donde señalaba su dedo y encontré... ¡mis zapatos!

—Ay dios que se me olvidan — dije mientras los cogía. Me los puse en un momento y nuevamente me puse a su lado.

—Que desastre de chica — murmuró por lo bajo.

—Cállate y vamos a por esos helados.

Fuimos a una de las heladerías del gran centro comercial. Allí me pedí un delicioso helado extra grande de vainilla con chispas de chocolate.

En cambio, el de Lily era de fresa y trozos de almendra por encima.

Una vez que tuvimos los helados en nuestras manos buscamos una mesa libre y nos sentamos en ella.

(...)

Lily había encontrado un vestido precioso de color negro, según ella había sido amor a primera vista.

Ahora seguíamos caminando de un lado a otro, yo iba viendo los aburridos escaparates de las tiendas hasta que algo llamó mi atención.

Ajá, un vestido.

Pero no era un simple vestido, era EL vestido, definitivamente tenía que ser mío.

Llevabamos cuatro malditas horas dando vueltas por el centro comercial y no había encontrado nada, si me compraba ese vestido por fín podría irme y ser feliz, muy feliz.

—Lily, tenemos que entrar ahí — apunté la tienda. Ella me miró confundida — lo he encontrado, he encontrado el vestido perfecto.

Su cara se iluminó por completo.

—¡Vamos!— agarró mi brazo y me arrastró hasta la tienda.

La campanilla de la puerta sonó cuando estramos, fuimos directas al escaparate, que era donde estaba el vestido que había visto, y me quedé mirándolo. De cerca parecía incluso más bonito.

—¿Puedo ayudarlas en algo?— preguntó una de las asistentas de la tienda. Esta era bastante mayor y nos miraba con una cálida sonrisa.

—Si, quería probarme este vestido — dije señalándolo.

—Está bién— la señora quitó el vestido del maniquí y me lo tendió. Lo cogí con cuidado y le agradecí.

Lily me acompañó hasta los probadores.

Entré en uno y empecé a quitarme la ropa. Cuando ya lo tuve puesto me giré para poder verme en el espejo.

—Vaya...— dije asombrada. El vestido azul marino con detalles plateados se ajustaba perfectamente a mi cuerpo y el color contrastaba por completo con mi piel.

El Campamento (Cameron Dallas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora