El Campamento (Cameron Dallas)

Capítulo 27.

Capítulo 27. Maratón (3/3)

Kelsey' POV

—¡Kelsey, cuidado!— gritó Felicity desde la barra.

Demasiado tarde. Mi trasero había chocado con el suelo.

—Vaya mierda. ¿Por qué tenemos que usar estos trastos— pregunté cansada.

Cuando nos asignaron esta cafetería o bar o lo que fuese,  no nos dijeron que tendríamos que usar patines.

No hacía más que caerme y tenía un dolor de trasero horrible.

Para rematar llevaba un vestido que me dificultaba levantarme, por lo que siempre tenía que venir alguien a ayudarme.

Y ahí es donde entra Felicity, una chica que conocía de hace unas 2 horas.

Cada vez que me caía venía a ayudarme. Y esta vez no fue diferente.

Ella no era del campamento, ni siquiera estaba en el instituto, tenía unos 20 años y era la hija del dueño de la cafetería/bar.

Felicity se encargaba de supervisar que todo vaya bien, y por suerte me tenía un poco de conpasión, o a lo mejor le divertía verme caer, no lo se. De lo que estoy segura es que si el que supervisara fuera su padre ya ne habrían hechado, ¡y ni siquiera era un trabajo oficial!

Apenas quedaban unos 15 minutos para "el gran evento" y yo todavía no podía lograr ni desplazarme más de dos metros sin caerme.

—Venga chicos, empezad a bajar las sillas de las mesas, dentro de nada tenemos que ir a la entrada principal.

Hicimos caso a la jefa. De una en una bajé unas sillas como pude, intentando no tropezar y romperme la cara en el suelo.

(...)

—Como alcalde de este pueblo, declaro oficial la inauguración de este increíble centro comercial— el señor de unos 50 y tantos años cortó con unas tijeras la cinta roja que impedía la entrada al gran recinto.

Todo se llenó de aplausos y silbidos en señal de aprobación.

Flashes de camaras de fotos empezaron a hacerse notar cada dos por tres.

Para nosotros solo significaba dos cosas

Caos y trabajo.

Todos estábamos en grupos junto con toda la gente del pueblo. Mi grupo, del que se encargaría Felicity por el resto del día, empezó a moverse para ir a "Ice&Sugar"

Todos entramos en el local corriendo para prepararnos.

Entré a la cocina donde había dejado mi uniforme, si es que se le podía llamar así, ya que solo consistía en un pequeño delantal rosa con el logo de la cafetería. Oh, y los patines, no puedo alvidarme de ellos.

Cuando terminé salí y ví como un chico cambiaba el cartel de "Cerrado" por el de "Abierto"

Bastaron 10 minutos para que el local se llenara de gente.

Empezaban a entrar y ocupar mesas sin parar, me esperaba una tarde movidita.

Mis mesas asignadas, es decir las que tenía que atender, eran la 4, 5, 10 y 11.

Tres de ellas estaban ocupadas.

Así que con cuidado me acerqué a una de las mesas con una libreta en la mano.

—¿Qué desean pedir?— pregunté con una sonrisa amable. Aunque parezca mentira me gustaba trabajar de camarera. Si no tuviera que usar patines todo sería más facil.