Prólogo

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Día primero del mes.

Todo comenzó con una carta, cuyo contenido desató una serie de eventos desafortunados para la familia Fasseliny. Está demás decir que se lo esperaban, no porque ellos se lo hubieran buscado, si no que frecuentemente les pasaban cosas extrañas, malas y hasta absurdas.

Aquella carta anunciaba ni más ni menos que al nuevo heredero de toda la fortuna de los Fasseliny.

El heredero era un joven citadino, que no supo en qué se metía cuando accedió a reunirse con la familia entera.
¿Era un supersticioso? No lo creo.
Pero tendría que comenzar a serlo. Lo invitaron formalmente al funeral y luego a la lectura del testamento, después del fallecimiento del patriarca Fasseliny. Él accedió creyendo que se había ganado el premio mayor.

La suerte da tantas vueltas, sobre todo en el pueblo de Valle Ilusión.

Todos en el funeral miraron la entrada de aquel joven con temple malhumorado y de ojeras grandes. Llevaba puesto un impecable traje negro. Iba acompañado de una joven que usaba un vestido negro a la rodilla y llevaba un sombrero grande y negro, seguramente para protegerse de la lluvia que azotaba aquella tarde por todo Valle Ilusión.

El señor Williams, el viudo que descansaba sobre una silla sin nada más que una cara de desdicha, se cercioró de ello, mirando al enorme sombrero y luego por la ventana. Un aguacero cubría el pueblo.

El joven, que notablemente parecía tener horas sin dormir y cuyos rasgos agradables parecían llamar la atención de los presentes, bostezó sin importarle nada a su alrededor.
La muchacha que lo acompañaba no pareció abatirse ni sentirse incómoda con toda la sala mirándola. Al contrario, ajustó sus gafas y fue directo a donde descansaba el difunto.
Los siguió otro joven silencioso y alto que, a opinión del señor William, estaba paliducho. Usaba un traje sin corbata y sonrió burlonamente.

—Henry —le dijo la joven intentando llamar su atención; ella se había percatado de algo, pero este la ignoró. Él era tan orgulloso que abrió sus brazos en señal de pura arrogancia y de unas copas para cobrar valor. Pensó que era buen momento para burlarse de la familia.

—¡Familia! —dijo, ganando murmullos entre la gente—. ¡El bastardo ha vuelto! —bromeó ganando de nuevo murmullos alarmados. En este pueblo con gente que se conoce a todos, nunca habían coincidido con alguien con el peculiar sentido del humor que aquel joven tenía.

—¡Pero qué dices! —exclamó el anciano, ¡pobre señor William! Su corazón no era tan fuerte.

—Oh bien. Soy familia de aquella persona que descansa en aquel ataúd. Un bastardo del que se deshicieron hace años...

La joven avergonzada masajeó sus sienes. Estaba consciente de que estaban en el funeral equivocado.

—¡Mi Susan y yo nunca tuvimos hijos! —gritó el anciano muerto de rabia; se había puesto rojo y otro hombre tuvo que sostenerlo del brazo.

—¿Susan? —preguntó el extraño, que miró a su acompañante.

—Es lo que trataba de decirte —susurró la mujer avergonzada.

—Oh ya veo —dijo tan apenado que sus mejillas se pusieron rojas—. Creo que ha habido una confusión. Buscaba a Gregory Fasseliny.

—¡En la colina, imbécil!
El anciano estaba lleno de cólera. Vacilaba en tomar su bastón y lanzarlo a la cabeza del muchacho. Pues el funeral de Grigory Fasseliny se había llevado a cabo hace dos semanas ese día.

El joven extraño tomó el brazo de su acompañante y arrastró los pies fuera de la sala. Los presentes al escuchar aquel apellido comprendieron: no era otro más que un miembro más de aquella familia desquiciada. Los dueños de la mansión en la colina.

Fuese cual fuese el suceso, aquel apellido siempre carecía de suerte, una consecuencia según un supersticioso de estar maldito e ignorar el hecho.

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Nota:

Bienvenidos a esta historia de fantasmas que no son lo que parecen.

Debes de saber que antes de leer, inicia con cero expectativas, tú mente te puede engañar e imaginar otro camino de la historia.

Por cierto, mis personajes nunca van a ser lo suficientemente malvados, ni tampoco buenos. Solo se limitan a ser ellos mismos. I

Pero creo que ya es hora de que la familia Fasseliny trascienda más allá de su maldición.

Gracias por leer. Y recuerda alma nocturna: la suerte da tantas vuelvas...

Bye.

Amor, secretos y fantasmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora