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Clarke y Madi habían logrado escapar, pero Indra, Gaia, Bellamy y yo no. Sabía que tendrían que pelear en el foso, pero no tenía idea de lo que Octavia había planeado para mí. Supongo que eso es lo que estaba esperando averiguar.
Se paseó por la habitación en silencio, murmurando para sí misma. Empecé a reventar los nudillos. Como si estuviera en el momento justo, giró la cabeza hacia mí, con los ojos llenos de traición.
— ¿Por qué lo hiciste? — me preguntó, finalmente. Levanté la vista lentamente ― ¿Por qué fuiste en contra mía, cuando durante los últimos seis años, te he estado entrenando, he estado proveyendo para ti? Lo tiras a la basura, ¿Por qué?
― ¿Por qué crees que lo hice? Estoy tan cansada de que me des órdenes constantemente como si fuera una mascota. De las peleas y los asesinatos, estoy harta de eso. ¡Te amo, pero parece que ya ni siquiera te preocupas por mí! ― Le dije, un poco vacilante al principio. Parecía estar pensando en algo, sin saber a dónde ir con esta situación.
― He construido tu reputación durante seis años, todo para que sea destruida con una sola acción.
― No, estás mintiendo, no lo creo. Nunca estuviste ahí, no tenías idea, no estuviste conmigo
― Te quiero, El, te quiero. Ya no lo muestro mucho y lo siento. Pero esta es una segunda oportunidad, y no las doy, pero ustedes son mi familia, y aunque mintieron y me traicionaron, siguen siendo la única en la que puedo confiar. Pero ten en cuenta que si algo así vuelve a suceder, serás sometida a un juicio por combate, ¿Entendido? ― aclaró. Asentí con la cabeza, con una sonrisa en los labios. Al menos ahora todavía podía luchar.
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― Todas las raciones han sido empacadas, pero el 50% de nuestra gente todavía no quiere marchar. El miedo a las tormentas de arena causó revuelo. Estamos haciendo saber que estamos tomando el camino largo para evitarlos, pero... ― comenzó Miller.
— No seas cobarde, Miller, no son las tormentas de arena, dile la verdad — intervino Bell. Sabía a dónde iba esto. Me senté en mi trono junto al de Octavia, mientras mis dedos golpeaban ansiosamente el reposabrazos de la silla.
― Es Madi ― dijo Miller. Por supuesto que sí. ― El hecho de que haya un supuesto comandante por ahí, complica las cosas ― concluyó.
― ¿Complicado? Me acabas de decir que la mitad de nuestra gente se niega a marchar. Yo diría que eso es más que complicado ― dijo Octavia.
― Tal vez si no hubieras intentado matarla, los creyentes no lo harían...
― No los necesitamos. Incluso con la mitad de su fuerza, seguimos superando en número al ejército de Diyoza — interrumpió Miller a Bell esta vez
― Aun así, no sería suficiente, no sin los gusanos ― señalé.
― Tal vez, tal vez no, pero todavía tenemos el elemento sorpresa. Yo digo que vamos a ganar esta guerra, y una vez que lo hagamos, el resto de Wonkru nos seguirá ― dijo Miller. Bell resopló, poniendo los ojos en blanco hacia Miller.
— Si no estás de acuerdo, dilo porque, de lo contrario, no me sirves de nada — dijo Octavia, poniéndose de pie y dirigiéndose hacia Bell — Me moví de lado, así que mis piernas colgaban y apoyé la cabeza en mis manos.
― O eres Wonkru, o eres el enemigo de Wonkru, mi consejo, puedes unirnos detrás del verdadero comandante o recordar a aquellos que se niegan a marchar lo que les sucede a nuestros enemigos ― dijo Bell, casi buscando a tientas las palabras.
Decidí ponerme de pie, sintiéndome un poco excluida, solo para darme cuenta ― Oye, no hay lugar para mi. Supongo que los "adultos hablaban" o lo que sea.
― Su verdadero comandante es una niña que apareció ayer. Bloodreina nos mantuvo fuertes durante seis años de infierno. ¿Ahora le estás aconsejando que se retire o que mate a la mitad de nuestra gente? ― Miller habló, desafiándola.
― ¿A quién le importa si es una niña? ― Hablé poniéndome a la defensiva.
— El — me miró Octavia. La vi y me callé.
― Eso no es lo que estoy aconsejando ― informó Bell al volver a la conversación, retractándose de su declaración anterior.
― En caso de que no te hayas dado cuenta, Madi se ha ido. Ese barco ha zarpado. Clarke no la va a traer de vuelta ― dijo Miller. En ese momento estaba de pie junto a Octavia, que se había marchado.
― Se refiere a los pozos de combate ― les dije, mi mente finalmente hizo clic. Oh, demonios, no
—Sí —estuvo de acuerdo conmigo
― Bell, es de tu hermana de la que estamos hablando ― dijo Miller.
― E Indra, y Gaia, lo sé ― le respondió.
― Estoy confundida, ¿Quieres que matemos a las personas que conspiraron para traer de vuelta a tu precioso comandante? —preguntó Octavia, intentando dar un paseo.
― No, quiero que ambos se arrodillen ante ella, pero sé que ninguno de los dos lo hará. Ellie probablemente, pero la detendrás, lo sé. ¿Quieres que tu ejército marche? Muéstrales lo que pasa si no lo hacen ― admitió Bell. Por mucho que odiara admitirlo, tenía razón. Iban a tener que luchar para ganarse el camino de regreso, y tenían que luchar para convencer a otros de que lucharan. Sabía que era un alto costo, pero esto era lo mejor para Wonkru, y si tenían que morir, entonces sabía que sería un precio que valdría la pena pagar.
