Capítulo 13: Malas noticias

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Mientras caminaban por las pintorescas calles del pueblo costero, Violeta se maravillaba con cada detalle, como si estuviera descubriendo un mundo completamente nuevo. Cada rincón parecía susurrar historias olvidadas y cada edificio antiguo emanaba un aura de misterio y encanto. 

Chiara, a su lado, admiraba la forma en que su compañera encontraba belleza en lo ordinario, aunque sabía que pronto tendrían que enfrentar la crudeza de la realidad que se escondía bajo la superficie idílica del pueblo.

Después de unos minutos de cómodo silencio, Chiara decidió abordar el tema. Con un gesto delicado, se acercó a Violeta, consciente de la creciente conexión entre ambas, y comenzó a hablar en un tono bajo y cauteloso que contrastaba con el bullicio distante de las calles.

- Isabel, este pueblo puede parecer tranquilo y apacible a simple vista. Pero detrás de estas fachadas se esconde mucho más de lo que imaginas.

Intrigada por el cambio repentino en la conversación, Violeta miró a Chiara con atención.

- ¿A qué te refieres? - preguntó, sintiendo un ligero nerviosismo ante la proximidad de Chiara.

- Antes de venir a Italia, ¿qué sabías del país exactamente?

- Chiara, me estás preocupando. Pues, lo típico: la comida, la cultura...

- Ya veo...

Chiara se inclinó ligeramente hacia adelante, su voz apenas un susurro. - ¿Nunca has oído hablar de ciertas organizaciones cuyas actividades no son... del todo legales?

- ¿Te refieres a la mafia?

Chiara presionó con firmeza el cuerpo de Violeta contra una pared cercana, acercándolas aún más y colocando un dedo sobre sus labios para silenciarla. Violeta se quedó quieta, sorprendida por la repentina acción, mientras su corazón latía con fuerza.

- Shh, no lo menciones en voz alta - susurró Chiara, escudriñando nerviosamente su entorno antes de continuar.

Violeta sintió un leve estremecimiento recorrer su cuerpo cuando Chiara retiró su dedo de sus labios. La sensación de su piel aún ardía donde el contacto había sido más intenso. 

- Sí, me refiero a la mafia - confirmó Chiara en voz baja, asegurándose de que nadie más pudiera escucharlas -. Este pueblo, como muchos otros en Italia, está bajo su influencia. Controlan casi todo aquí, desde los negocios locales hasta la política.

A pesar de la gravedad de la situación que Chiara acababa de revelar, la mente de Violeta estaba atrapada en la corta distancia que las separaba. La intensidad de la mirada de Chiara la mantenía cautiva, como si estuviera hipnotizada por la profundidad de sus ojos.

- ¿El capitán está al tanto de todo esto? - preguntó Violeta, su voz apenas un susurro mientras luchaba por recuperar el control de la situación.

- Por supuesto, el capitán está completamente al tanto - respondió Chiara con sinceridad -. Pero en nuestro mundo, no hay lugar seguro que no esté perdido en el mar. Detenernos aquí era una necesidad, a pesar de los riesgos.

- Entiendo - murmuró, reconociendo la lógica detrás de la decisión de detenerse en el pueblo costero-. Supongo que por eso el capitán insistió en que siempre estuviera acompañada. Quería asegurarse de que estuviera protegida en todo momento.

- Exactamente, el capitán quería garantizar tu seguridad -confirmó-. No obstante, difiero con él en cuanto a ocultarte la verdad de la situación. Creo firmemente que la confianza es esencial cuando se trata de trabajar en equipo. Y, al final del día, tu propia seguridad te involucra en todas sus formas, por lo que debes de estar al tanto de los peligros que acechan.

Destinos a la deriva / KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora