"Con todo mi cariño y pensamientos constantes hacia ti,
Juan Carlos Hódar."
Violeta, con la carta entre manos, sintió un nudo en la garganta que amenazaba con desencadenar sus emociones.
Chiara despertó con el suave sollozo de Violeta y la abrazó instintivamente, rodeándola con cuidado en un gesto de consuelo.
- ¿Todo bien, Vio? - le susurró Chiara, su voz suave y preocupada.
Violeta, entre sollozos, la miró con los ojos borrosos por las lágrimas.
- No sé cómo sentirme. Por supuesto que me alegra saber de mi familia, recibir mi peluche y su fotografía, sentirlos cerca... pero al mismo tiempo, sigo notando como mi padre me considera una niña pequeña al esconderme la realidad de lo que sucede en casa.
Chiara acarició suavemente el cabello de Violeta antes de hablar, buscando las palabras adecuadas.
- Quizá tu padre no quería exponerse a contar más en la carta, en caso de que se extravíe.
Violeta se apartó ligeramente de Chiara, su expresión cambiando de tristeza a una mezcla de frustración.
- Si no fue lo suficientemente cuidadoso como para poner mi nombre falso, ¿por qué tomar tantas precauciones para no tenerme al tanto de la situación? - respondió con un tono firme -. No me trates como una niña tú también, Chiara.
- Violeta, yo no...
Sin embargo, ésta no le dejó acabar y continuó tomando la carta de nuevo y leyendo con retintín.
- "Desafortunadamente no te puedo relatar más detalles, por tu propia tranquilidad." ¿¡De qué tranquilidad habla!?
Chiara suspiró, comprendiendo el enojo de Violeta.
- Lo siento, Violeta. No quise hacerte sentir así. Solo trato de encontrarle sentido a todo esto. Entiendo que sea frustrante no saber la verdad.
Violeta asintió, aunque la ira y la tristeza aún nublaban sus ojos.
- Lo sé, Chiara. Es solo que... quiero que me vean como la persona que estoy tratando de ser, no como la niña que era. Necesito saber qué está pasando en casa, no más mentiras piadosas o verdades a medias.
Chiara la abrazó de nuevo, más fuerte esta vez.
- Tienes todo el derecho de saber la verdad, Violeta. Y estoy aquí contigo, pase lo que pase.
Violeta suspiró, secándose las lágrimas con la manga de su pijama.
- Es que no lo entiendo, Chiara, te juro que he tratado de comprenderlo, pero no me cabe en la cabeza su actitud respecto a mí. ¿Por qué a Álex le permiten quedarse en casa y asumir responsabilidades de los negocios familiares, mientras que a mí me envían lejos? ¡Él fue igual de rebelde que yo durante su adolescencia! - exclamó, su voz temblando de frustración-. ¿Y ahora, de repente, va a contraer matrimonio? Siempre decía que no lo tenía claro, que prefería ser un alma libre. ¿Por qué este cambio tan repentino?
Chiara la miró con comprensión y tristeza, sin encontrar las palabras para consolarla.
- Me duele estar perdiéndome acontecimientos importantes de su vida, de la vida de mi familia, de mi vida - continuó Violeta, las lágrimas fluyendo nuevamente-. ¿Qué más estará cambiando mientras yo no estoy? Me da miedo pensar que, cuando regrese a casa, nada será igual. ¿Y qué será esa sorpresa de la que habla mi padre? Lo único que saco en claro es que prácticamente nada de lo que incluye esa carta ha contribuido a mi "tranquilidad".
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Destinos a la deriva / Kivi
FanfictionEn los tumultuosos mares del siglo XVIII, donde la libertad coqueteaba con la traición y los piratas reinaban como soberanos del caos, se forjó un destino inesperado para dos almas dispares: Violeta Hódar y Chiara Oliver.