Capítulo 9: Apoyo mutuo

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- Solo hay una única opción sobre la mesa: o él o yo. Decide.

El silencio se apoderó del camarote mientras las palabras de Chiara resonaban en el aire. Guix, consciente de la gravedad de la situación, sabía que las decisiones que tomara en ese momento no solo afectarían a la dinámica de la tripulación, sino también a la relación que había construido con Chiara a lo largo de los años.

Violeta, al escuchar la intensidad de la conversación desde el otro lado de la puerta, se sentía dividida entre la incomodidad y la admiración por la valentía de Chiara al plantarse de esa manera. 

Guix, después de unos instantes de silencio tenso, suspiró profundamente y miró a Chiara con una expresión resignada.

- Chiara, respeto tu integridad y valentía. Siempre lo he hecho, lo sabes. Lamento que hayas tenido que llegar a este extremo y lamento que todo esto haya ocurrido, pero debes entender que tomar estas decisiones es parte de mi responsabilidad como capitán.

- ¿Me estás diciendo que...? - preguntó una incrédula Chiara.

- Te estoy diciendo que me estás poniendo en una tesitura muy complicada. No es justo que te comportes así y me hagas elegir de esta manera.

Chiara, con la decepción marcada en su rostro, se mantuvo firme en su posición.

- ¿No es justo? ¿Me vas a decir a mí que yo no soy justa? Ya veo que ni por estas eres capaz de recapacitar, Manuel. Muchas gracias. - Una lágrima solitaria se deslizó por su mejilla, reflejando la amargura de la situación.

Guix, con un tono más suave, le pidió que retirara lo dicho.

- Por favor, Chiara, tan solo retira lo dicho, y deja a un lado tu inmadurez. Podemos encontrar una solución que no implique tomar decisiones tan drásticas.

Chiara, con determinación, negó con la cabeza.

- No puedo. Ya está dicho, y me reafirmo en ello.

Guix suspiró y le pidió tiempo para pensar.

- Entonces, tendré que pensarlo. No puedo tomar una decisión así en este momento.

Chiara, con un nudo en la garganta y la mirada aún cargada de decepción, asintió en silencio ante la solicitud de Guix. Sin decir una palabra más, se volvió y abandonó el camarote.

Al salir, chocó con Violeta, quien la miró con curiosidad y preocupación.

- ¿Estás bien, Chiara?

Chiara, aún afectada por la situación, le pidió perdón con sinceridad.

- Perdóname, Isabel. 

Violeta, sorprendida, preguntó:

- ¿Por qué deberías pedirme perdón?

Chiara no respondió y se alejó por el pasillo, dejando a Violeta desconcertada. Mientras Chiara se distanciaba, Violeta dirigió una mirada hacia el camarote donde el capitán estaba sentado, con la cabeza entre las manos. 

Decidida a aclarar las cosas, Violeta intentó seguir a Chiara, pero esta ya había desaparecido por el pasillo. Tras pasar aproximadamente media hora dando vueltas por el barco sin éxito, Violeta tomó la decisión de dirigirse al camarote del capitán para abordar la situación con él.

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La puerta del camarote se abrió tímidamente, revelando a Violeta que, con un gesto dubitativo, entró en el espacio donde el capitán Guix se encontraba sumido en sus pensamientos. 

Destinos a la deriva / KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora