365 oportunidades | Chapter X

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Anastasia:

Comenzó la segunda semana del año y eso indicaba que el profesor Lupin vendría a darme lecciones todos los días.

Había sonado mi alarma a eso de las 8:30am, papá y mamá luego de año nuevo se iban a quedar hasta que comience mis estudios en Hogwarts y luego iban a ir de regreso al mundo muggle por precaución. Por mi lado, entré a la ducha para un baño calentito, anoche había nevado y ahora hacía frío.

Bajé a desayunar y veo por las ventanas que dan al jardín que mi papá estaba afuera en la nieve, me hice el café y fui afuera con él.

-Buenos días papá.... ¿cómo durmieron?-. Pregunté haciendo que giré para saludarme con un cálido abrazo y un beso en la mejilla.-Buenos días mi niña, bien gracias por preguntar, ¿cómo dormiste tú?- Pregunta para luego tomar el café de su taza.

-¿Vas a ir a Hogwarts éste año?-. Preguntaba mi padre viendo el blanco jardín en donde estábamos -Si pa, éste año empiezo el 5to año-. Ambos mirábamos el precioso paisaje que había en el jardín de la abuela.

-¿Cómo vivías con.... con la familia esa allí en Argentina?- Preguntó ahora mirándome y esperando a que yo no esté incómoda -Los últimos 7 años no tan bien, no tenía una buena relacion con Silvia, la madre que me cuidaba-. Dije mirando al paisaje todavía -Y con mis hermanastros me llevaba bien, extraño mucho a la menor, Belén, tiene 8 y el más grande tiene 23-. Podía jurar haber visto una media sonrisa de mi padre al contarle que extrañaba a mis hermanastros.

-Tu madre y yo luego de que ella te tuvo no solo nos dedicamos a escapar, huir y escondernos, también estábamos pendiente de ti, nunca más habíamos hablado con aquella mujer que te recibió en brazos pero siempre veíamos lo que ella hacia contigo, a dónde te llevaba incluso cuando empezaste a ir a un ¿jardín infantil?, cuando comenzaste a hacer amigos, estuvimos siempre pendientes-. Ahora me limite a girarme en el lugar donde estaba ahora nos mirábamos ambos, veía en sus ojos que si tenía interés en mi vida, que sí quería saber absolutamente todo.

El podrá ser el mago más poderoso, más peligroso y más buscado de su mundo, pero detrás de eso veo a un hombre con dos debilidades, su esposa y su hija. Su familia. Sentí que su familia era y es su debilidad y que tiene la intención de protegerla.

-Tu madre y yo nos convertimos en pajaritos y mariposas para verte en los recreo de tu colegio, siempre estuvimos allí aunque no pareciera, hasta que Eduardus me dijo que quería contactarte, que era hora de venir con nosotros-. Dijo mi padre mirándome con esos ojos de culpa, culpa por haber dejado a su hija y no haberla podido criar y educar a su manera.

-Antes de que te vayas a Hogwarts me gustaría que pasemos el mayor tiempo que podamos hija... tu madre y yo sabemos que en dos meses no vamos a recuperar 17 años perdidos, pero queremos aunque sea pasar tiempo contigo y aprender de ti, conocerte bien, saber que cosas te gustan y como es tu personalidad, saber absolutamente todo de ti-. Dijo mi padre y mi reacción fue un abrazo.

Un abrazo que quería desde hace mucho tiempo, abrazo que necesitaba darle para hacerle entender que aceptaba lo que él me decía. Yo no era muy expresiva, desde chica no tenía un buen carácter y ni una buena personalidad. Cuando me daban un mínimo de cariño no sabía como responder, pero en éste caso respondí con un abrazo.

-Te quiero hija, te quiero muchísimo-. Rompió el silencio en el abrazo. -Yo más papá-. Dije y caían algunas lágrimas por mi mejilla.

La Primogénita de Grindelwald. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora