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Se vino un capítulo largo!!!

Espero que les guste💜

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Una sola palabra fue capaz de cambiar el rumbo de lo que Alexander había supuesto iba a ser una aburrida tarde de sábado.

De: Eros Rey
Veámonos

Alexander, irguiéndose en su cama, releyó dos veces el mensaje antes de salir de su estupor. Eran casi las cuatro de la tarde del sábado y durante la mañana el morocho había intercambiando unos pocos mensajes con Eros discutiendo sobre qué estación del año era la mejor.

Alexander tecleó una respuesta.

De: Alexander Díaz
Tengo que estudiar

Era cierto, se suponía que el morocho debería estar trabajando en subir sus notas en ciencias y matemática. Por supuesto, hacía años que se suponía que estaba trabajando en lo mismo y hacía años que no había mejora porque nunca encontraba las ganas de sentarse a estudiar y dudaba mágicamente encontrarlas aquel sábado. Pero Alexander quería buscar alguna justificación coherente por la que no ver a Eros.

El teléfono del morocho vibró en sus manos dos veces.

De: Eros Rey
Yo también

Ven a mi casa y estudiamos juntos.

Alexander se mordió el labio, sin saber cómo sentirse o qué hacer.

Sí, quizás se habían dado un par de besos.

Sí, quizás estaban hablando más seguido.

Pero Alexander tenía muy en claro con quien estaba tratando. Estaba tratando con el maldito Eros Rey. El mismo chico que se había follado a su ex novia y el mismo que no perdía una oportunidad para molestarlo. Y por eso, Alexander sabía perfectamente que esto era otra de las formas del rubio para joderlo. Otro juego, pero con la pequeña diferencia de que esta vez el morocho no estaba tan disgustado con la idea de jugar con Eros como debería.

Alexander sabía que del juego que estaban comenzado no había vuelta atrás y ganarle a Eros sería la victoria que el morocho necesitaba.

Ganarle sonaba bien. Fue por eso que aquella calurosa tarde mientras el morocho estaba sentado en la cama, por primera vez en toda su vida, Alexander tuvo ganas de ver a su enemigo más grande, única y exclusivamente para apresurar su inminente victoria. O al menos eso fue lo que se dijo a sí mismo antes de tipear su repuesta e ignorar la pequeña parte de él que por alguna razón estaba emocionada por ver a Eros.

De: Alexander Díaz
Dirección?

Cuarenta y cinco minutos más tarde Alexander estaba aparcando el coche frente a una de las casas más lindas que alguna vez había visto

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Cuarenta y cinco minutos más tarde Alexander estaba aparcando el coche frente a una de las casas más lindas que alguna vez había visto. Era la típica casa que podría salir fácilmente en la portada de una revista con su estilo colonial, sus dos pisos y el jardín verde cuidado meticulosamente al frente. Alexander echó un ultimo vistazo a su alrededor, admirando la belleza de la casa, y emprendió caminó hasta detenerse justo en la puerta sintiendo cómo con cada paso que daba su ritmo cardíaco aumentaba.

Mentiras piadosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora