Abrí mis ojos lentamente pero veía borroso. Sentí una presión alrededor de mis brazos y no podía moverlos. Por lo visto estaba atada a un palo de madera. Escuché unas voces no muy lejos.
"¡Esa maldita va a morir hoy!"
"Lo que digas. Pero no hagas tanto ruido y matémosla de una vez."
"¡Mira cómo me dejo el ojo!"
"Dímelo a mí. ¡¿Sabes cuánto trabajo me costó planificar todo?! ¡Yo soy la que tuvo que averiguar cuando no estaría su molesto hermano y los vecinos de los alrededores! ¡Exijo un pago mayor!"
"¡Cállate! Ya te pagué lo suficiente. Quemémosla de una vez. ¡Esa puta se lo merece!"Ya completamente despierta intente liberarme pero fue inútil, las cuerdas estaban muy ajustadas.
"Ah... miren quién despertó... ¡Mira cómo me dejaste el ojo maldita!" Dijo el Samurái para luego darme una bofetada. "¡Pagarás muy caro por esto!"
"¡Yo no tengo la culpa! ¡Tú me atacaste!" Le respondí para después recibir otra cachetada. "¡Maldita perra! ¡Despídete de tu miserable vida!" Gritó antes de pedirle a la mujer que le trajera un fósforo.Estaba aterrorizada, pedí a gritos ayuda pero nadie venía. El hombre ya había encendido el fósforo y vi con terror en mis ojos como esté caía en un montón de heno alrededor mío. Empecé a quemarme.
"¡Ahh! ¡Ayuda! ¡¡Oni-chaan!!"
¡Duele mucho! ¡Que alguien me salvé! ¡Por favor aparece hermanito! ¡Ya no aguanto! ¡¡Quema, quema, quema!!
Vi por un instante sus rostros, el hombre me veía con una sonrisa de satisfacción y deleite mientras la mujer me miraba con indiferencia pero pude notar una pequeña sonrisa en su rostro.
¡Quema mucho! ¡Oni-chan! ¡Oni-chan! ¡¡Ayúdameee!!
No sé cuánto tiempo pasó. Sentí cómo se me escapaba la vida de la misma forma que el fuego se extinguía. Lo último que pude ver fue una silueta que venía corriendo hacía mí, creo que gritaba mi nombre, mientras otras dos se escondían en las sombras.
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¡Me duele todo! ¿Alguien me está cargando? No puedo ver nada... ¿Es esa la voz de Gyutaro? No espera, hay otra voz... ¿Que están diciendo? ¿Será que Douma llegó? ¡Ay! ¡Ya no aguanto el dolor!
Siento algo en mi boca... sabe metálico. Sangre. ¡Ahh! ¡Duele! ¡Mi cuerpo me duele mucho!
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Abrí mis ojos lentamente. Ya no sentía dolor. Vi a mi alrededor y me di cuenta de que estaba en un bosque. Gyutaro estaba a mi lado, recién despertando también. Repentinamente el hambre llegó. Un gran impulso por comer me invadía. Gyutaro estaba igual que yo. Mi conciencia era escasa, sabía que no era correcto pero no estaba totalmente lúcida.
Corrimos a una velocidad inhumana y encontramos un pequeño de grupo de personas caminando. Acabamos con todos ellos y nos los comimos. No sé cuánto tiempo estuvimos así. Quizás fueron sólo algunos días... Finalmente pude recuperar el control total de mi cuerpo. Aunque sentía que algo me faltaba."Gyutaro... ¿estás ahí?"
"¿Eh? ¿...Daki?"
"Eh... creo que sí..."
"Has cambiado mucho hermanita."
"¿A que te refie-" Me quedé callada un segundo al ver mi propio aspecto. "¿Qué me pasó? ¡He crecido! No estoy nada mal. Aunque la ropa... bueno por ahora no importa. ¿Eh?" Dirigí mi mirada a Gyutaro "Tú también has cambiado Gyutaro. ¡Eres más alto y no te ves tan delgado! Valió la pena... Ahora Gyutaro ya no se ve esquelético... ¿Eh? ¿Y eso de dónde vino?
"Ah... si bueno, está bien supongo... pero las manchas no desaparecieron..." Susurró lo último algo frustrado.
"Gyutaro... ¿qué pasó exactamente? ¿y por qué estamos cubiertos de sangre...? Dije luego de percatarme que teníamos sangre alrededor de nuestra boca y en nuestras manos. "Ah... mis recuerdos son borrosos, solo recuerdo a un tipo llamado Douma, dijo que nos salvaría cambiándonos... nos convirtió en demonios..."
"¿Demonios? ¿Douma? ¿Salvarnos? ¿Pero de qué? ¡Ash! Siento que me estoy olvidando de algo." Me encontraba confundida, mi mente se sentía vacía y Gyutaro tampoco tenía muchas más respuestas.
"Tenemos que ser más fuertes..."
"¿Qué dijiste?"
"Eso fue lo último que me dijo Douma antes de irse, y también que ahora solo podemos comer humanos."
"Eso explica lo de la sangre... Pues supongo que no hay de otra."