4 AÑOS DESPUÉS...
Hemos mejorado mucho pero aún no sé cuánto nos falta para alcanzar la fuerza de una luna superior. Además, una pregunta ha estado rondando en mi mente. ¿Cuándo seremos convocados por Muzan? Supongo que primero formaríamos parte de las menguantes. A estas alturas creo que somos lo suficientemente fuertes para ser parte de ellos, creo. ¿Y si nos está vigilando? ¿Debemos demostrarle algo? La verdad no me gusta sentirme controlada. Pero tampoco me quiero alejar mucho de la trama original. Si lo hago definitivamente no sé qué pasará después. ¿Qué cosas debería cambiar y cuáles no? Da igual solo improvisaré.
Llegamos a un pueblo luego de un par de horas e hicimos lo de siempre. No nos quedamos mucho tiempo nunca, simplemente debía guardar los cuerpos en mis obis y podríamos comerlos cuando nos encontráramos en un lugar seguro. Ah por cierto, hace poco habíamos descubierto nuestras artes de sangre demoniaco. Eran los mismos del anime. Aunque a mi habilidad se le agregó un pequeño plus. Un día de esos estaba jugando con mis obis y simplemente desee tener un polo, mis obis instantáneamente se convirtieron en uno. Luego creo algo más complejo y así fue como terminé creándonos unos trajes nuevos.
- Traje de Daki
- Traje de Gyutaro
Ya estábamos por el bosque, muy lejos de la aldea y empecé a sacar algunos cuerpos de mis obis. Ya estábamos por empezar a comer cuando el repentino sonido de un rasgueo de cuerdas llegó a mis oídos. Tan solo unos segundos bastaron para darme cuenta de que estaba en la Fortaleza Infinita. Bueno, estábamos. Gyutaro a mi lado.
En ese momento sabía que mi mente no estaba a salvo y me aseguré de no pensar en nada que pudiera perjudicarnos.
"Inclínense" Dijo una voz muy aterradora que fácilmente reconocí. Era Muzan.
Gyutaro y yo nos arrodillamos al instante, un gran miedo se apoderó de nosotros.
"Yo soy Muzan Kibutsuji. Su rey. Se preguntarán porque los he llamado..."
Gyutaro estaba por hablar pero de una mirada lo silencié sabiendo que esta era una pregunta trampa. Según el cazador que interrogamos esa vez, cuando yo aún tenía pérdida de memoria, todos los demonios servíamos a un rey. Muzan Kibutsuji. Pero ningún demonio podía decir su nombre. Sólo las 12 lunas tenían derecho a ello ¿o eran solo las Superiores...?
Cuando Muzan vio que no respondimos siguió hablando.