Capítulo 2

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Me encuentro esperando a Gyutaro, él ha ido de nuevo a su trabajo, cobrador de deudas o algo así. Cada vez que sale le digo que tenga mucho cuidado y le deseo lo mejor. Yo siempre me quedé en casa limpiándola y ordenándola lo mejor que puedo, aunque en poco tiempo encontraré alguna forma de ganar dinero por mi cuenta. Es necesario.

Sé muy bien que a la gente no le agrada Gyutaro, es por su apariencia. No importa que digan, él es el mejor y nunca cambiaré de opinión.

"Ume he vuelto."
"¡Oni-chaan! ¿Cómo estás? ¿Qué tal te fue hoy? ¿Estás herido? ¿Tienes hambre?"
"Tranquila Ume, yo estoy bien. Ya va a parecer que tú eres la hermana mayor por cómo te portas."
"Pues si es necesario lo seré. Yo siempre me preocupo por ti."
"Y yo por ti mi pequeña hermanita. Bueno, te he traído unas cuantas revistas más para que sigas practicando tu vocabulario. También traje algo de comer."
"Gracias, gracias, ¡gracias! ¡Te quiero mucho!" Exclamé emocionada y luego le di un beso en su mejilla. "¡Eres el mejor hermano del mundo!"
"Por supuesto, todo por ti."
"Ahora dime, ¿estás herido?"
"Yo estoy bien, no te preocupes Ume."
"Dime la verdad por favor, o sino estará muy triste..." Lo mire haciendo un puchero.
"Ok, ok. Sólo es un pequeño moretón en la espalda, no es gran cosa."
"¡No! ¡Ellos no tienen derecho a herirte! Tú eres muy bueno y ellos son injustos contigo. Déjame ver el golpe."
"No es para tanto..."
"Que me dejes verlo" Le respondí seria.
"Está bien..."

Luego de ver el golpe me quede asustada, ese no era un pequeño moretón. Cubría una buena parte de su espalda.

"Iré por un paño con agua para intentar bajar el dolor. No demoraré."
"Ah... tú no cambias Ume."

Sabía bien que un simple paño con agua no ayudaría mucho pero quería sentir que al menos estaba haciendo algo. No me gusta cuando Gyutaro sufre, ya han pasado años y todavía sigo siendo impotente. Esto no puede seguir así...

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Gyutaro ha vuelto a salir, no le he dicho nada acerca de mi búsqueda de trabajo. Temo que no me lo permitas. He tenido que caminar regularmente y ahora estoy cansada. Pero finalmente llegué a las zonas altas del distrito rojo. Ahora solo necesito que alguna casa me contrate como asistente.

Pasé unos minutos viendo a mi alrededor cuando una chica se acercó a mí e inmediatamente me llevó a la casa a la que trabajaba. Me contrataron inmediatamente cuando dije que buscaba trabajar de asistente y salí satisfecha del lugar. Sólo más tarde me di cuenta de que había sido contratada en la casa Kyogoku, me asusté un poco al enterrme pero se me pasó rápidamente.

Cuando Gyutaro se enteró me dijo que yo no tenía por qué trabajar en ese lugar pero de tanto insistir terminó aceptándolo.

Así pasó el tiempo y yo ya tenía 11 años. Fui promovida hace unos días y ahora recibía más dinero, fue una buena mejora.

Aprendí algunas cosas en todo ese tiempo, aprendí a preparar remedios caseros para la piel con hierbas. Muy útil para tratar las heridas de Gyutaro. Esto me lo enseñó a un cliente que frecuentaba la casa Kyogoku. Parece que era médico. Solo le sonreí un poco y finí curiosidad, pero eso fue suficiente para que me enseñara. Igual solo estuvo unos meses.

También aprendí a escribir correctamente, ya sabía un poco pero aquí aprendí mucho más. Mejoré mi ortografía y caligrafía y también aprenderé a pintar. Siempre me consideraba alguien creativo y en mis ratos libres en el trabajo podía crear pequeñas pinturas para venderlas más tarde. Hay que obtener el dinero de cualquier medio.

Gyutaro ya tenía 16 años, su constitución nunca fue la mejor y por eso trato de cuidarlo lo mejor que podía. Con el dinero extra que ahora yo ganaba podíamos conseguir más comida y esta vez la dividíamos en raciones iguales. Claro que en secreto yo le daba siempre un poco más a él. Ganó un poco más de peso, y ya no se le veían tanto las costillas.

Una tarde tranquila me tiré en el nuevo futón que habíamos comprado y me quedé mirando el techo mientras ordenaba mis pensamientos. Ahora que recuerdo ¿a qué edad moría Daki? Yo ya tengo 11 años y ella era quemada... a los 13 creo. ¡¿Cómo pude olvidarme?! Daki moría quemada por culpa de un samurái. Ella lo hirió luego de que insultara a Gyutaro, luego la señora para la que trabajaba y el samurái la mataron. Después de que Gyutaro me encontró, los mató y cuando está a punto de morir, Douma nos encontró y se convirtió en demonios.

Se puede evitar creo, yo no trabajo en "esas cosas", trabajo como asistente de Oirán. No tendría que preocuparme por eso. Solamente seguiré trabajando y ahorraré el dinero suficiente para que podamos mejorar nuestras vidas, lograré comprar una casa en las zonas altas del distrito rojo y nos mudaremos. Sí, ¡eso haremos! El destino no tiene por qué repetirse...

UN AÑO DESPUÉS...

Yo ahora tenía 12 años... y un par de meses. Y aún no tenía el dinero suficiente para mudarnos. Si Gyutaro y yo juntábamos nuestros salarios ahorrados ni siquiera llegaban a la mitad de lo que hacía falta.

Por el lado bueno, a Gyutaro ya no se le notaban las costillas, su contextura siempre fue delgada pero ahora estaba... normal. Yo también me había vuelto más bella y la señora jefa de la casa Kyogoku me había ofrecido constantemente que me convirtiera en Oirán. Yo no quería así que siempre me negaba amablemente. No quería trabajar en eso. Aunque realmente lo necesitara.

10 MESES MÁS TARDE...

Lo admito, estaba algo asustada. Temía seguir tal cual la historia original. ¡No quería ser quemada viva!

Gyutaro notó los cambios en mí y trataba de saber que me pasaba pero yo le respondía que solo era el estrés del trabajo. El me vio y se río un poco.

"Ume, cálmate hermanita. Deberías estar feliz, ¡mañana cumples 13 años!" Me dijo mientras me cargaba en el aire. "¡Cuánto ha crecido mi pequeña hermanita!"
"¿Ah? ¡Oh cierto! Mañana es mi cumple... jaja..."
"¿Estás bien Ume?" Me preguntó mientras me bajaba al piso.
"Si. Es solo que... el tiempo pasa tan rápido y... me asusta un poco crecer, donde trabajo ya me están preguntando si tengo planes de comprometerme pronto... ¡y yo no me quiero casar nunca! Quiero quedarme contigo para siempre." Le digo parte de la verdad.
"Ah... conque era eso. No te preocupes Ume. Si no quieres no te cases, que yo siempre estaré para ti. No lo olvides ¿ok?"
"Si Oni-chan..."

DOS SEMANAS MÁS TARDE...

Ahora tengo 13 años. ¡Y sigo viva! No me pasó nada en estos días, creo que me preocupé en vano. Quizás ya cambié la historia. Y ahora puedo vivir feliz con Gyutaro, solo trabajaremos unos años más y nos iremos a un mejor lugar a vivir.
Acabo de volver de mi trabajo, Gyutaro vuelve una hora más tarde que yo. Que se va a hacer, su jefe se lo ordena... pero yo sé qué él ahora es más fuerte y está más sano, prepararé la cena y lo voy a esperar.

*golpes en la puerta*

¿Eh? Parece que hoy lo dejaron salir antes. Aunque la cena aun no está lista. No importa, lo bueno es que ya está aquí.

Me dirigí a la puerta y cuando la abrí que quedé congelada. Era un hombre adulto. Con una espada. Era el Samurái... Traté de cerrarla rápidamente pero él puso su pie en al puerta y entró empujándola.

"¡¿Quién eres?! ¡¿Que haces en mi casa?!"
"Vaya~ Así que tú eres la pequeña belleza de los barrios bajos..."
"¡Fuera de mi casa! ¡LARGO!"
"Pero que modales niña... llevo unos días en este barrio esperando conocerte... al menos concédeme una noche~"
"Yo no doy esos servicios, ¡así que vete ya!"
"Creo que no" Me dice con una sonrisa inquietante antes de cerrar la puerta y empujarme al futón.
"¡No! ¡Suéltame!" Trato de escapar pero me tiene inmovilizada. "¡Déjame en paz!"

No quería seguir la historia original pero estaba desesperada. Mientras él intentaba quitarme la ropa logré agarrar la horquilla de mi cabello y se la clave en el ojo. Él grito de dolor mientras yo me levantaba rápidamente y corría hacia la puerta. La abrí. Logré salir. Estaba libre de ese tipo.
Me disponía a llegar con Gyutaro, sólo con él estaba a salvo. Seguí corriendo y corriendo... pero un repentino golpe en la cabeza me detuvo. Y después... toda oscuridad.

Con que Daki, ¿eh?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora