"Oye Gyutaro... tengo algo que decirte."
"¿Qué sucede Daki? ¿Viste algún cazador... o algún pilar?"
"¿Qué? No. Si fuera eso no te llamaría, derrotarlos es muy fácil. Quería decirte que estoy planeando un hacer un viaje sola y puede que dure algunos meses"
"Daki... será mejor que te expliques bien ahora mismo..." Lucía algo molesto pero más que nada pude notar preocupación en su mirada.
"Quiero visitar a uno de nuestros juniors. Específicamente a la Quinta Inferior."
"¿Hablas del niño demonio que fue favorecido por Él?"
"Ese mismo. Es simple curiosidad hermanito y si quiero ir sola es porque necesito que alguien se quede a cuidar el negocio. No podemos perder esto... ¿me entiendes verdad?"
"*suspiro* Veo tu punto pero me pides algo complicado... ¿cómo esperas que te deje ir sola?"
"Por favor Gyutaro... ambos estamos prácticamente al mismo nivel de poder. Estaré bien, no va a pasarme nada. ¿Confías en mí cierto?"
"Bien... pero prométeme que tendrás cuidado."
"Lo prometo hermanito. Solo será un par de meses a lo mucho, quizás menos, tómalo como un pequeño paseo."
"Bien... confío en ti y sé que tus razones tendrás. Ahora dime dónde estaré viviendo mientras tú no estes, ya no es como que tengamos un apartamento al que volver." Se quedó mirándome con los ojos en blanco.
"¡Ay cierto! No te preocupes, solo debo hacer un pequeño ritual para eso. Quédate quieto."
"Entendido." Dijo algo dudoso.
"Yo concedo mi permiso a Gyutaro para que pueda ingresar a mi mansión siempre que lo desee." Dichas esas palabras miré rápidamente su brazo y pude ver un lindo tatuaje con forma de flecha y media luna en su antebrazo."Está hecho, ahora solo debes imaginar la casa y estarás ahí, y viceversa."
"Que alivio... pensé que me quedaba en la calle." Miró un rato su nuevo tatuaje con cierto interés.
"Eso nunca hermanito, pero por si acaso podrías probarlo ahorita. Aprovecha que no hay clientes."
"Ya voy."La prueba fue exitosa y comprobé que todo estaba bien así que a la noche siguiente y estando más tranquila partí rumbo al Monte Natagumo.
Tardé algunas noches pero finalmente pude llegar. Ahora me encontraba al pie de la montaña y empecé a subir por ella con confianza. Sabía que Rui me detectaría ni bien pusiera un pie en sus territorios pero también sabía o al menos suponía que él notaría que yo era una superior. Ay Rui... ¿a qué hora vienes a saludarme?
"¿Qué hace una luna superior en mi territorio?" Dijo el niño araña luego de salir detrás de unos árboles.
"Solo vine a pasear.... y simple curiosidad. Escuché algunos rumores de ti... Quinta inferior. ¿Cómo te llamas?"
"Rui... ¿y qué clase de rumores?" Se le notaba desconfiado.
"Bueno... escuché que obtuviste un permiso especial de Muzan-sama, te permitió crear tu propia familia de demonios... algo muy inusual. Has despertado mi curiosidad Rui, así que planeo quedarme un tiempo aquí."
"Ya veo... no hay problema." Dijo para luego dar media vuelta y caminar a la que yo supongo era su casa. Es muy distante... aunque esa es una reacción normal de todos modos.
Sabía que ganarme su confianza no sería algo fácil y tampoco tenía un curso de acción exacto que seguir por lo que luego de ser presentada a su familia e instalarme en una habitación decidí que por los próximos días simplemente los observaría.
Honestamente me aburrí rápido, cada uno estaba en lo suyo y las pocas veces que trataban de interactuar como familia el ambiente se volvía muy tenso. Todos temían a Rui y él no hacía ningún esfuerzo por cambiar la situación. Me preguntaba cómo haría que el pequeño demonio cambiara su actual perspectiva de lo que era una familia, mi mente daba vueltas y vueltas a esa pregunta, hasta que un día se me presentó la oportunidad.Me encontré a Rui en una zona alejada del bosque, él estaba entrenando su técnica y parecía frustrado por algún motivo en particular. Me le acerqué silenciosamente por detrás y decidí darle un pequeño susto.
"...Hola Rui" Le toqué el hombro repentinamente y pude ver como dio un pequeño saltito en el aire antes de lanzar un ataque de sus hilos contra mí. Lo esquivé fácilmente mientras saltaba a una rama. "Wow tranquilo, sólo fue una pequeña broma." Permaneció callado mirándome fijamente mientras fruncía el ceño. "Lamento asustarte ¿ok? Sólo quería saber que hacías." Luego de unos interminables segundos de silencio más por fin decidió responderme.
"No vuelvas a hacer eso."
"Entendido, entendido... pero ya dime ¿estás entrenando?"
"Sí."
Sujeto difícil... "Si quieres te puedo ayudar, tengo mucho tiempo libre actualmente y como te dije cuando llegué, me has causado curiosidad, necesito ver que tan fuerte es el demonio que fue favorecido."
"Está bien, entrenemos."
Al cabo de unas horas pude ver a un Rui muy agotado, yo por el contrario me encontraba en perfecto estado. Nuestra pelea tuvo un resultado unilateral muy esperado pero lo bueno de esto fue que logré que Rui por fin interactuara conmigo. Obviamente él no estaba contento con el resultado así que los próximos días volvía a llamarme para seguir entrenando, por mí no había problema, es más, me alegraba poder ayudarlo a fortalecerse más. En esas sesiones de entrenamiento también pude acercarme más a él, le preguntaba acerca de su familia y cómo se llevaba con cada uno. Al inicio fue reacio a responder pero luego empezó a confiar un poco más en mí y a abrirse.
Me volví cercana a él y empecé a tratarlo indirectamente como si fuese mi hermano menor, luego de cada batalla le daba unas palabras de felicitaciones diciéndole que estaba mejorando y trataba de señalar sus errores y cómo podría mejorar. También le comenté lo poderosa que podría llegar a ser su arte demoniaco si la perfeccionaba más y él mismo se hacía más fuerte. Hinchó ligeramente el pecho de orgullo y no pude evitar que se me escapara una pequeña risa mientras le daba una pequeña caricia en su mejilla haciendo sin querer que este se congelara luego de mi toque.
"...¿Qué fue eso?" Preguntó desconcertado mientras volteaba a mirarme.
"¿De qué hablas? Solo toque tu mejilla."
"Pero... se sintió raro... sentí una extraña calidez ahí..." Pronto dejó de mirarme y en su lugar su nuevo objetivo se convirtió el suelo. "... ¿Podrías... hacerlo de nuevo?" Elevó su mirada encontrándose nuevamente con la mía.
"No hay problema, y creo que ya sé a lo que te refieres. Pero haré algo más esta vez ¿vale? no te vayas a asustar." Y procedí a agacharme a su altura mientras envolvía mis brazos alrededor de su pequeño cuerpo, pude sentir cómo se tensaba pero luego su cuerpo se fue relajando. "Esto se llama abrazo, no muchos demonios saben su significado hoy en día. Y esta calidez que sentiste... se llama amor. Es un sentimiento muy cálido y reconfortante que nos hace sentirnos protegidos y a salvo. Te lo digo por experiencia Rui... yo he tenido la fortuna de poder tenerlo incluso como demonio, pero... en el poco tiempo que llevó con ustedes me que he dado cuenta de algo... La familia que creaste, lo hiciste para poder recordar este sentimiento ¿no es así? Querías recordar lo que se sentía ser amado."
"Y-yo..." Noté como su voz empezaba a flaquear y parecía que estaba conteniendo un sollozo.
"Shh... no te preocupes Rui, yo estoy aquí... para serte sincera me he encariñado un poco contigo, quién diría que esto pasaría ¿no? vine por simple curiosidad y terminé agarrándote cierto afecto. Pero eso ya no importa pequeño..."
"H-hace mucho q-que había olvidado esto..." Dijo entre llantos mientras trataba de calmarse. "G-gracias por recordármelo..."Luego de ese pequeño evento Rui empezó a ser más gentil conmigo, me preguntaba si había recordado su pasado pero por lo que me usualmente decía él parecía que no. No vi problemas en ello, para mí era mejor que él no recordara y que mejor aprendiera a construir nuevos vínculos. Le recomendé que fuera más amigable con su familia y que los tratara mejor. Felizmente me hizo caso y pude notar los primeros cambios en su relación con los demás, ya no se sentía el miedo constante entre ellos y el ambiente lucía más alegre, los demonios lucían cómodos ante su presencia y poco a poco se fueron acercando.
Lamentablemente no podía quedarme más tiempo así que tuve que despedirme de Rui y los demás, ellos sospecharon que el cambio de Rui de debía a mí y me daban miradas agradecidas mientras miraban a Rui con una nueva luz y calidez. Rui me prometió que no volvería a dañar a su familia y que me daba las gracias por hacerlo reaccionar. Probablemente tomaría un poco de tiempo sanar las heridas pasadas pero estaba segura de que en unos cuantos meses ellos se convertirían en una verdadera familia y dejarían atrás los malos tiempos. De verdad deseaba que este momento de felicidad para Rui no terminara... y esperaba que lo aprovechara al máximo.
Por mi parte ya era hora de regresar a mi hogar, era hora de volver con mi hermanito.