•CAPÍTULO 4•

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Puedo asegurar que nunca me costó tanto dormirme.

Mi cabeza no paraba de pensar en todo lo que había pasado en el día. Cuando terminaba de recordar, iba al inicio de la mañana y volvía a comenzar. Una y otra vez.

Más vueltas que un carrusel.

Es tu culpa, eres mi conciencia.

Pero hoy, habiendo dormido solo tres horas, me levanté sin chistar cuando sonó mi alarma y lave mis dientes, me bañé y fui directo a mi cuarto para empezar con mi ritual mañanero.

¿Estas lista?

Nací lista.

Tomo mi celular conectándolo a mis auriculares y le doy play a la canción despues de colocarlos en mi cabeza. Mientras suena la pequeña introducción, camino hacia el armario con la toalla en mi cuerpo y uso mi celular como si fuera un micrófono.

Oh, don't you dare look back. Just keep your eyes on me. I said: You're holding back. She said: Shut up and dance with me.

Abro el armario de par en par al ritmo de la musica.

This woman is my destiny. She said: oh, oh, oh. Shut up and dance with me.

Mientras bailo como loca y canto la canción "Shut Up And Dance" de Walk The Moon, que sinceramente me levanta mucho los animos, me pongo la ropa interior que no combina en absolutamente nada. Luego, me decido por tomar unos jeans oversize clásicos a la cintura, un sweater celeste pastel de lana fina que también es oversize, mis zapatillas Vans de todos los días, y una camisa blanca que le robé a mi mamá y qué jamás se la devolví.

Pero de eso nadie va a enterarse.

Cuando termino de cambiarme, me miro en el espejo de cuerpo completo pero no para ver mi ropa, sino que para acomodar mi collar de un copo de nieve. Me lo regalaron mis padres antes de mudarnos a Beverly Hills y lo cuido tanto como puedo.

Fuera de mi cuarto, escucho que tocan la puerta y la voz suave de mi papá.

—Twy, ya está listo el desayuno. No te tardes, ¿Si?

—¡Ya bajo!

Sus pasos resuenan en el pasillo cuando se aleja y me quito los auriculares, apoyándolos sobre mi escritorio, para acomodar rapidamente mis rizos castaños con las manos. Al terminar, salgo de la habitación, bajo las escaleras y me siento frente a la mesa del comedor en mi silla.

—Buen día, hija—dice Amelia con una sonrisa—. ¿Dormiste bien?

—Si, claro.

Decido mentirle porque tendría que atenerme a las consecuencias del cuestionario de mis padres, preguntando por qué no dormí bien y puedo asegurar que no les gustará la respuesta.

—Me alegra mucho oír eso. Por cierto, te hice tostadas con queso porque tus galletas se acabaron ayer.

Arrima un plato hacia mi y logro notar lo carbonizadas que están esas tostadas.

Definitivamente no heredamos el amor por la cocina de mamá.

Aún así, tomo una y le doy un mordisco lentamente, pero la trago rápido para evitar poner una mueca.

—Te quedaron riquísimas, pero creo que ahora me tomaré solo el café.

Dejo el resto de la tostada en el plato y tomo de mi taza. Mientras tanto, noto como sonríe.

—Twy, no hace falta que finjas. Me distraje y se me quemaron bastante. Solo quería ver como tratabas de disimular que no te gustaba.

Toma la tostada que dejé para comerla ella y su rostro se convierte en una expresion de asco. La sigo con la mirada cuando se levanta y al entrar a la cocina escucho que escupe el bocado que comió.

El Plan Que Nos Unió Donde viven las historias. Descúbrelo ahora