Capítulo 1: El comienzo del viaje

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Escrito por cincopezos (Sami) y ValTennant019 (Val) 


Gustavo Antuña Sol siempre había adorado explorar otros mundos del Sistema Solar donde residía. Siendo él originario del Gran Reino del Sol, tenía ante sí tantas opciones para elegir. Un año había ido a Neptuno, otro a Venus, incluso llegó a recorrer los anillos del Reino de Saturno con otros amigos durante las vacaciones. Disfrutaba enormemente ser un "trotamundos", ese era el término con el que más se identificaba. Estaba lleno de una curiosidad insaciable.

No obstante, ya que estaba tomando un año sabático, había decidido ir a un nuevo mundo: la Tierra, el tercer planeta del sistema solar conocido, donde estaban los grandes reinos elementales como el del agua, fuego, aire y tierra, y algunas que otras ciudades, pueblos y aldeas que se encontraban en territorios neutrales.

Aunque, en comparación al Reino del Sol, era un lugar mucho más "indigente", como dirían los seres de sol con estatuto social alto, ignorantes y con tendencias al clasismo. No solamente la Tierra recibía esa etiqueta, todos los reinos planetarios y elementales del Sistema Solar eran propensos a sufrir esa discriminación por parte de un porcentaje de habitantes del astro rey.

"Ugh, la Tierra. Lleno de pobres diablos. Y su satélite ni qué decir...", recordó la voz de un hombre solar que justo estaba detrás de él mientras compraba su boleto.

—Hubieras elegido Plutón esta vez, todos iremos ahí la semana entrante, Topo —se quejaba su mejor amigo, mientras lo miraba empacar su fiel mochila de viajes.

—No me gustaría ir al rincón más remoto del Sistema Solar solo para ver un montón de hielo y rocas —protestó Topo, cerrando su equipaje para colocarlo por su espalda—. Quiero aprovechar mi tiempo de descanso, ¿y qué mejor forma que recorrer el planeta Tierra?

—La intención es pasarla bien entre amigos.

—Lo sé, pero desde hace años quiero ir a ese lugar y explorar todos los rincones que pueda. Dicen que es muy bonita, especialmente por la diversidad de los elementos ahí. —Topo Sol se colocó la mochila por la espalda y agarró el boleto que se había comprado para el viaje.

—Jaja, como tú digas —se rio Pedro y le pasó a Topo la vara que utilizaba para caminatas largas—. Apúrate mejor, o no alcanzarás el transbordador a la Tierra.

—Sí, ya me voy. —anunció Gustavo.

—Cuidate mucho —susurró Pedro, con una sonrisa en el rostro.

—Lo haré, no te preocupes —asintió Gustavo, devolviéndole la sonrisa—. Cuídense ustedes también.


Después de despedirse con otro abrazo, Topo se encaminó hacia la estación central del Reino de Sol. La central más moderna y gigante del reino del sol, donde pasaba casi todo el tráfico exportador e importador. No vivía tan lejos de ahí así que podía tomarse su tiempo para caminar hasta allá.

El reino era simplemente majestuoso, nunca se apagaba, siempre estaba ajetreado. La calidez de sus habitantes era lo más destacable junto con la arquitectura, todos eran corteses entre sí.

Gustavo Antuña Sol era profesor de artes y música en una academia, amaba con su vida su trabajo, pero mucho más adoraba explorar nuevos lugares, actualmente estaba de año sabático. Su familia tenía buena posición económica y él tenía ahorros suficientes para darse el lujo de viajar mientras estaba "de reposo".

Una parte de él se sentía mal, incluso avergonzado, por no ser capaz de trabajar por mucho tiempo, siempre terminaba con síndrome burnout debido a su condición de déficit de atención e hiperactividad.

Tenía la fortuna de tener amigos y familia que lo apoyaban.

Una vez que llegó a la estación, pudo ver la diversidad de seres que iban y venían. Bajándose de los vagones, de las naves y buses. Dependiendo de qué tan rápido querían llegar a sus destinos, u como se les fuera más cómodo económicamente, tomaban los medios de transporte correspondientes.

—Para la Tierra en transbordador. —Topo se acercó a una ventanilla y mostró su boleto y pasaporte.

—Plataforma 2 —dijo la mujer sol que estaba detrás del cristal, usando su micrófono. Selló el pasaporte y se lo entregó de nuevo.

—Gracias.

Subió a la nave y tomó el asiento con el número que decía su ticket. No habían muchas personas, unos cuantos seres de sol como él, algunos seres de elemento de fuego que volvían a la Tierra, seres de Venus, e incluso unos seres de Luna.

Topo había visitado la Luna de la Tierra varias veces. Era un lugar bastante... desolado y frío. Solamente habían bosques artificiales cultivados por los seres que lo habitaban.

—Por favor, abróchense los cinturones que estamos por salir de la estación. —dijo la azafata desde un altavoz.

El viaje estaba por comenzar. Topo suspiró feliz y se acomodó en su asiento correspondiente.

—Qué emoción. —pensó en voz alta.

—¿Qué cosa? —el ser de marte que se sentó a su lado le preguntó. Era un joven alto con barba, en su cuello colgaba unos audífonos y usaba gorra.

—Mi viaje, tengo mucha ilusión.

—Ah, bien por vos —dijo el joven—. Yo iré a visitar a un amigo, un ser de tierra. ¿Cuál es tu nombre?

—Gustavo Antuña Sol.

—Santiago Marrero Marte. —le estrechó la mano al mayor.

Ambos volvieron a su posición inicial en sus asientos correspondientes, listos para viajar.


***

Cuando llegaron al planeta Tierra, Topo fue de los primeros en bajarse con su mochila, bastante emocionado por lo que podría llegar a pasar en su viaje, se podría decir que daba pequeños saltos de emoción.

—Saludos a tu amigo, Marre —le dijo Gustavo a Santiago.

—Suerte con tu viaje, Topo —se despidió el ser de Marte.

Un rasgo del cual Topo Sol siempre se había enorgullecido era de la naturalidad en la que entablaba conversaciones con otras personas. Desde pequeño había sido alguien muy extrovertido, sin temor a hablar.

Se guardó el número de teléfono que el ser de Marte le entregó para permanecer en contacto. En verdad, le había caído demasiado bien. Seguramente, podrían encontrarse más adelante para hablar de música.

Encontró una pequeña librería con folletos de lugares turísticos.

—Wow, turismo de bosque y montaña —se dijo, mientras hojeaba uno de los varios que había agarrado.

—No está muy lejos de aquí, puede tomar un bus que lo deja bien cerca del sendero principal. —le comentó la encargada del puesto, un ser de tierra.

—Esa es la idea, soy mochilero —dijo Topo, guardándose el folleto en el bolsillo—. ¡Muchas gracias, que tengas un buen día!

—Señor, ese lugar no... —quiso advertirle la mujer, pero era demasiado tarde. El ser de sol ya se hallaba demasiado lejos.

Poco sabía Gustavo que había llegado en la época del año terrestre en que el turismo de montaña no era la mejor opción.

No sabía a donde estaba a punto de meterse. 

Incompatibles (AU del Sol y la Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora