Incompatibles (AU del Sol y la Luna)

Capítulo 16: Oportunidades

Escrito por cincopezos (Sami) y ValTennant019 (Val)

—El amor siempre empieza soñando y termina en insomnio... —cantaba el ser lunar recostado en su sofá, abrazando un almohadón, tratando desesperadamente de combatir el amargo sentimiento de soledad que lo había invadido aquella mañana mientras intentaba ser productivo haciendo limpieza.

No sabría decir si fue una buena o mala idea poner la radio para escuchar música para levantarle los ánimos. Claramente, la canción que estaban pasando en ese preciso instante lo estaba haciendo sentir peor.

—El amor es la arrogancia de aferrarse a lo imposible... Es buscar en otra parte lo que no encuentras en ti. —seguía cantando Roberto a la par que la voz que emergía del artefacto.

¿Qué no podía encontrar en él mismo? ¿Felicidad? ¿Autoaceptación? ¿Paz? ¿Amor propio...? ¿Qué estaba buscando en las personas de quien se enamoraba?

Roberto Luna se llevó la mano derecha al rostro, un suave roce entre las yemas de sus dedos y sus finos labios. Esa acción le recordó al extraño pero tan anhelado beso que recibió por parte de Gustavo Sol hacía sólo un par de días atrás. No sabía cómo sentirse al respecto, ya que el recuerdo de lo que pudo haber sido un hermoso primer beso estaba tergiversado con la escena de él teniendo que separar con un murillo de hielo a su amigo y a su hermano menor, y las miradas de asombro y temor de las personas del pueblo.

No volvió a ver al ser de tonos anaranjados, asumió que la paliza que el ser de luna de gafas grandes le brindó fue suficiente para espantarlo.

—Si llega a aparecer de nuevo, ni te atrevas a abrirle la puerta, Roberto Musso Luna. —amenazó Ricardo Luna antes de irse el domingo por la noche.

—No creo que vuelva por alguien como yo, no te preocupes. —le había contestado Roberto Luna, sin mirarlo a los ojos.

Sabía que Riki se habría quedado mucho más tiempo si es que no tuviese trabajo que hacer en el Reino de la Luna. Sólo quería su bienestar, como le había dicho. En verdad detestaba la situación en que se encontraba actualmente, sentía su mundo del revés, pero no era capaz de moverse para buscar ayuda.

—Averiguaré el tema de la psicoterapia apenas llegue a casa, así que te traigo información la semana siguiente, ¿te parece?

—Dale...

***

Topo tocó la puerta unas tres veces, esperando una respuesta.

—Espero que esté en casa. —se dijo, bastante preocupado. No obstante, esa duda se desvaneció rápidamente al oír una voz proveniente del interior. Una voz apagada pero al mismo tiempo melodiosa, que cantaba una canción llena de tristeza y añoranza por algo que nunca tuvo pero que sentía igual que le fue arrebatado.

—Creo que sí está... —se dijo Topo, sintiendo que una llama de esperanza empezó a arder en su interior.

Tres golpes en la madera de su puerta fueron suficientes para sacar a Roberto Luna de ese enfermizo trance en el que estaba hundido. Fue tan repentino que se levantó de golpe, extrañado, hoy era martes, no sábado.

Miró lentamente a dirección de la puerta mientras se levantaba con pesadez. Tenía puesta una camisa bastante grande para su contextura, unas bermudas que encontró en la profundidad del ropero de su habitación mientras hacía limpieza y su fiel capa de estrellas un poco arrugada porque no se tomó la molestia de plancharla.