𝓐𝓶𝓪𝓷𝓭𝓪
El brazo de Grigg era lo único que me mantenía de pie. El compañero de Mara. El segundo padre del pequeño Lan. Su familia estaba a punto de ser destrozada frente a mis narices y no podía hacer nada que no fuese imaginar el terrible dolor que sentiría al perder a uno de mis compañeros, al ver a Grigg o a Rav tan vulnerables, hecho añicos en aquella mesa.
No sabía con exactitud lo que le hacían al guerrero de Prillon, pero por la tensión en el aire y los rostros sombríos de los presentes en la habitación, sabía que no era nada bueno. Ignoré los sonidos del segundo equipo médico trabajando en el otro extremo de la habitación, ocupándose de otro guerrero que probablemente tenía una familia. Seres amados. No quería saber. Tenía suficiente con esto.
El hecho de que el hombre fuese un guerrero de Prillon era obvio, juzgando por su cabello dorado, sus facciones pronunciadas y su frente de un tono dorado oscuro. Pero más allá de eso, su piel había cambiado a un extraño color plata brillante. Antes de que lo hubieran derribado, todo su brazo izquierdo lucía como algo sacado de una película de terror robótica; había unos extraños dispositivos pequeños que emergían de su piel para pinchar, o tomar, o zumbar en el espacio como si fuesen moscas perdidas, chocando contra una ventana para intentar escapar hacia el otro lado.Todo esto era tan extraño y triste.
-¿Qué le han hecho? -pregunté a Grigg entre susurros, pues Rav estaba completamente enfocado en su paciente y no quería distraerlo.
-Consumen otras razas e implantan tecnología que regula nuestros cuerpos. El procesador núcleo que Rav está extrayendo de su espalda se integra con la espina dorsal. Es un elemento biosintético que continua creciendo y expandiéndose con el paso del tiempo hasta que llega al cerebro. Cuando llega allí, ya no hay más nada que pueda hacerse.
-No comprendo.
No me permitía dejar de observar mientras Rav cortaba la espalda del guerrero. Incluso, me acerqué más cuando el brillo plateado de un objeto desconocido se hizo visible; se había fijado de algún modo en la espina del hombre. El procesador núcleo. Lucía totalmente extraño, mucho más siniestro que cualquier cosa que hubiera visto.La mano de Grigg se posó en mi nuca, y me crucé de brazos, conteniendo la repulsión que sabía que sentiría pronto.
-Rav lo va a extraer. Cuando lo haga, lo sabremos en un par de minutos.
-¿Saber qué?
-O se despertará de su estupor y recordará quién es, en cuyo caso lo llevaremos a una cápsula ReGen para reparar el daño de su espina...
-¿O?
Le di un toque a Grigg con mi hombro, incluso, mientras me apoyaba sobre los fuertes dedos que masajeaban mi cuello.
-O se autodestruirá.
Me quedé sin aliento.
-¿Qué? ¿Qué rayos significaba eso?
Abrí mi boca para preguntar algo más, pero todos mis pensamientos se desvanecieron cuando vi los músculos de Rav flexionándose mientras se sujetaba al extremo de la mesa y arrancaba, con un movimiento brusco del antebrazo, el orbe plateado de la espalda del guerrero.
-¡Contenedor! -gritó Rav, y uno de sus ayudantes vestidos de Grigg se apresuró llevando una pequeña caja negra.Rav desechó el objeto plateado dentro de ella. Los tentáculos, que tenían hilillos similares al cabello, se agitaban en el aire como si estuvieran buscando otro huésped, otro cuerpo al cual invadir.
Esa cosa era mucho más terrorífica que la peor de las cucarachas gigantes que había encontrado bajo el fregadero de mi cutre apartamento en la universidad.El oficial cerró la cubierta y se dirigió apresuradamente hacia la estación S-Gen que estaba en el centro de la estación médica. Con prisa, colocó su mano sobre el escáner y suspiré con alivio cuando la brillante luz verde apareció, y la caja con la escalofriante esfera plateada dentro desapareció para siempre.
Eso es lo que esperaba.
Me di la vuelta para encontrarme con Rav terminando todo, pasando una pequeña vara ReGen sobre el corte que había hecho en la espalda del guerrero.
-¿Tiempo?
-Dos minutos.
Rav lucía tan triste y resignado, y por la ira e impotencia que sentía por medio del collar sabía que Rav no creía que el guerrero sobreviviera.
-Gíralo. Veamos si despierta.
Se apresuraron para hacer lo que Rav había dicho, y me mordí el labio, esperando para ver qué sucedería a continuación. Los dispositivos en el brazo del guerrero permanecían inactivos y me preguntaba qué sucedería si sobreviviera.
Entonces Rav me miró. Su mirada, a diferencia de la de Grigg, no tenía nada que ocultarme. Me dejó ver todo: el dolor, la ira impotente, el arrepentimiento de no poder hacer más por él. Lo podía sentir.
-Si sobrevive, extraeré tanto como pueda. Pero la mayor parte del daño es microscópico, los implantes biológicos que sean demasiado pequeños de rastrear o extraer estarán incrustados a sus músculos, sus huesos, sus ojos y piel; todo para hacerlo más rápido, más fuerte, para hacer que su visión sea exacta, y su piel, resistente a temperaturas extremas.
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Dominada por sus compañeros
RomanceAmanda Bryant ha sido una espía durante cinco largos años, pero cuando los alienígenas aparecen repentinamente, afirmando que un enemigo mortal amenaza la supervivencia de los habitantes de la tierra, los superiores de Amanda la envían a enfrentar l...