Entrecerró los ojos. La luz de la habitación lo cegó por un momento. Cuando su vista se adaptó, giró la cabeza y notó la presencia de un chico de cabellos plateados, absorto en la lectura de lo que parecía ser una novela. No pudo distinguir el título.
Un dolor punzante le atravesó la cabeza.
—¿Dónde estoy? —murmuró con voz ronca. Intentó incorporarse, pero una punzada de dolor lo detuvo.
—Oye, tranquilo.
Kakashi se levantó de su asiento y se acercó con preocupación al rubio, cuyo rostro reflejaba el sufrimiento de su esfuerzo por moverse.
—¡Na-ru-to!
La voz femenina resonó en la sala, seguida del estrépito de la cortina corriéndose bruscamente.
—¿Qué te he dicho sobre andar corriendo? ¡Y ni hablar de las escaleras, pedazo de idiota!
Tsunade estaba molesta. Su interrumpido desayuno parecía haber agravado aún más su mal humor.
—Abuela Tsunade... —la voz de Naruto se quebró. Su cuerpo se sentía pesado, cansado, adolorido. Su corazón cargaba un peso difícil de soportar.
Tsunade siempre había estado allí para él, disipando sus dudas, aconsejándolo cuando discutía con Sasuke. Lo había ayudado más veces de las que podía contar.
Y entonces, comenzó a llorar.
—Lo siento... Perdóname... —sollozó—. No fue a propósito.
Tsunade se acercó y depositó un beso suave en su frente.
—Tranquilo. Nadie se cae a propósito. Pero te diste un buen golpe. Déjame revisarte, ¿sí?
Naruto asintió con la cabeza. Poco a poco su llanto fue cediendo mientras ella lo examinaba con minuciosidad.
—Bien, parece que el golpe en la cabeza no fue grave —informó con calma. Luego dirigió su mirada a Kakashi y le dedicó una sonrisa—. Te lo agradezco.
El peliplata asintió.
—Tú también deberías agradecerle, Naruto. Él fue quien te trajo hasta aquí.
Naruto levantó la vista y se encontró con los ojos oscuros de Kakashi. Hubo un instante de tensión. Algo se agitó en el aire entre ellos. Cuando sus miradas se cruzaron, el lobo dentro de Kakashi se inquietó. Se sintió cautivado... y al mismo tiempo, irritado consigo mismo por ello.
¿Qué demonios le pasaba?
Naruto apartó la mirada.
—Yo... te lo agradezco, Kakashi.
Por algún motivo desconocido, un cálido cosquilleo recorrió su pecho. Estaba nervioso.
—No fue nada —respondió Kakashi, seco. Se giró y salió de la sala.
Una vez afuera, dejó caer la espalda contra la pared. Su respiración se agitó. ¿Por qué carajo estaba ruborizado? ¿Era por cómo lo había dicho? ¿Acaso su lobo se estaba volviendo loco?
Sacudió la cabeza, tratando de despejar los pensamientos que se agolpaban en su mente. Pero la sensación extraña no desapareció. No sabía cuánto tiempo pasó allí, perdido en aquel mar de incertidumbre, hasta que la puerta de la enfermería se abrió. Naruto salió.
Kakashi pensó en marcharse. Ya había hecho suficiente por el día. Pero antes de darse cuenta, sus pies se movieron solos.
—Oye... ¿quieres que te acompañe?
Naruto se detuvo, sorprendido por la repentina cercanía del mayor.
—Estoy bien, gracias.
—El golpe no fue cualquier cosa —insistió Kakashi—. Además, podrías volver a lastimarte.
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TuOtraMitad.Com | KakaNaru | OMEGAVERS
FanfictionEl solo deseaba ser un omega, un dulce y tierno omega al que su alfa pueda mimar, abrazar y llenar de besos, caricias y regalos, poder tener muchos cachorros y... Miró la lista de la escuela que había sido colgada con los resultados de lo estudios r...