Especial de San Valentín
14 de febrero
5:57 P.M.La princesa y la caballero caminaban descalzas por el jardín de flores de Dabria, conversaban sobre la naturaleza de Vreoneina, describían y hablaban sobre especies, tanto de animales como plantas, donde Dabria era experta. Mavra, embelesada por el conocimiento de la princesa, reía de vez en cuando al ver a su querida tan concentrada.
Ambas disfrutaban de la compañía de la otra, la comodidad era absoluta. Mavra tenía la posibilidad de descansar unas cuantas horas al día y ellas eran dedicadas plenamente a la princesa, que también, Dabria contaba con momentos exactos y en ellos iba en busca de su caballero.
—Me observas mucho —declara la princesa.
—¿Cómo no lo haría? Eres hermosa, hermosa como el sol —dice con una sonrisa amplia—. Helios es buen amigo tuyo, te lo comenté antes y lo seguiré recordando hasta que puedas verte por mis ojos... No podrías entender la calidez que le brindas a mi corazón.
La princesa sonrió ante las palabras de su caballero, Mavra disfrutaba verla reír, le encantaba provocar esa tonalidad rosada intenso en las mejillas de Dabria. Hacía mucho tiempo que no caminaban por el campo de la princesa, una regla que siempre pide su creadora que se lleve a cabo es que al entrar a caminar entre las flores es estrictamente necesario hacerlo descalza, Mavra no tuvo nunca ningún problema con ello, es más, aplaudía su exigencia para cuidar semejante trabajo que tuvo que volver a empezar casi desde cero. Fue una pena, gran dolor que sintió la caballero al enterarse de lo que pasó, pero ver a su princesa más fuerte que nunca le da coraje a su corazón valiente.
Mavra enterró los dedos de los pies entre la tierra húmeda, cómo extrañaba el sentimiento, la sensación de poder conectarse con Dabria de alguna manera que no fuera la física, estaba tocando una parte de la princesa, su esencia, su ser, sin siquiera estar cerca de ella, y Mavra solo podía ver a Dabria con el pecho sutilmente agitado y los ojos embelesados por su belleza irreal de carnífice.
—Te extrañé —espeta la caballero.
No sabía por qué lo dijo, se expresó en voz alta y por las risitas nerviosas de la princesa supo que no fue un error hacerlo. La vergüenza abandonó el cuerpo de la caballero, un sentimiento que solo Dabria podía provocarle a su corazón valiente.
—Planté flores nuevas, fueron... un experimento.
—¿Cómo es eso? —inquiere interesada la caballero.
—¡Ven! —le pide emocionada.
Dabria se dio la vuelta y se echó a correr, su vestido revoloteaba entre las flores, sin hacerle daño a alguna, con una suavidad y fluidez exquisita, brillando bajo el sol como una estrella, la estrellita de Mavra. Sin pensar un segundo más, la caballero fue detrás de ella, Dabria de vez en cuando miraba hacia atrás, sus risas se hicieron más intensas a medida que Mavra la alcanzaba, se le escapaba el aire y eso le daba ventaja a su caballero, quien entre risillas y gruñidos intentaba agarrar su vestido para que no se enredara en algún lado, y al final fallaba.
Dabria se carcajeaba y Mavra casi corría en cuclillas, las dos no paraban de divertirse, y no fue hasta un pequeño tramo donde el terreno se inclinaba hacia abajo que la caballero pudo abrazar a la princesa por la cintura, no la soltó a pesar de que ella «luchaba» —no con tantas ganas para que Mavra no lo interpretara como que sí se quería ir de sus brazos—.
—¡Es aquí! —exclama la princesa entre los brazos de la caballero, que poco a poco la dejaba en el suelo, no sin antes dejar un pequeño beso en la coronilla de Dabria.
Mavra aún seguía hechizada por la piel suave y el cuerpo delicado de la princesa, deseó haberla sostenido unos segundos más.
—¿Te gustan? —le pregunta emocionada.
La caballero salió de su trance y observó las orquídeas, de pétalos oscuros como la obsidiana, que se desprendían del tronco de un árbol. No se dio cuenta que tenía la boca abierta, en su vida había presenciado algo así: orquídeas negras.
—Están espectaculares, Dabria... ¿Cómo es posible esto?
—Dante me ayudó, fue prueba y error.
—Son hermosas...
La caballero no tenía palabras para describir la belleza de las flores, mientras que la princesa solo podía verla a ella.
—Se parece a la tonalidad de tu cabello —espeta, resaltando una de las cualidades más bellas de Mavra—, como la noche.
—Una noche digna de recordar... —susurra con suavidad, para sí misma.
La caballero seguía sin poder creerlo, parecía imposible, un sueño hecho realidad.
—Ahora tienes un espacio en mi lugar especial... y completamente tuyo.
El corazón de ambas estaba agitado, podría ser porque corrieron hace unos minutos, quizás por los sentimientos dulces y demostraciones cariñosas tan grandes, pero también puede ser por el valor que se dan mutuamente; por el inmenso corazón de la caballero y por las acciones inocentes de la princesa, nadie lo sabía, nadie comprendía qué sucedía en sus pechos, donde la sangre corría con fuerza y la admiración y cariño por la otra crecía y se hacía más intenso cada día.
Es notable, brillante, las miradas que se dedican, las sonrisas que iluminan sus rostros cuando están juntas, cómo su energía cambia y su estado de ánimo se transforma. Y solo las personas que más prestan atención se pueden percatar de esto, como tú y yo lector, pero tenemos que mantener nuestro conocimiento en silencio, porque si se entera el rey Mavra y Dabria tendrán que correr juntas por el campo de flores de la princesa... y nunca más regresar.
Poema del corazón de Mavra a las flores de Dabria:
He aquí el carnífice a mi alquimista,
Donde de los ojos nace el oro,
Donde el campo es infinito,
Y que en el alma se reflejan los coloridos instintos.Aquí existe la esperanza,
La valentía,
La fuerza
Donde un sentimiento intenso abrasa.He regresado,
Aunque tras mi ida me he llevado muchas pequeñas vidas,
Volví a presenciar la belleza en su resistencia,
Y con ello a mí misma de nuevo me he encontrado.Juré ante las cenizas que nunca más me iría,
Jamás me lo perdonaría,
Por ello aquí me he quedado,
Embelesada por su campo.A ti mi princesa, hija del sol.
A la estrellita que aprecio tanto.
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El Caballero de la Reina II [La caída del reino]
Historical Fiction¿Mavra ha regresado? Dabria va a ser coronada como reina. ¿Dónde está el tan aclamado caballero que protege a la princesa? Dabria ha arriesgado su vida de nuevo. ¿Alguien siquiera la ha visto desde aquel verano? Dabria sabe todas las respuestas. Per...