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Ꮺ ָ࣪ capítulo 18 𓂃

–Innie, amor, no escapes. – Decía Jaemin persiguiendo a su pequeño hijo de un año y medio, quien comenzaba a caminar y correr, huyendo cada vez que podía de sus papás solo para molestarlos y reír tiernamente. El omega se cansó de seguir correteando a su cachorro y se quedó apoyado en la muralla del pasillo mirando al más pequeñito sonreír mientras continuaba su rápida caminata.

Todavía recordaba cuando Jeongin apenas había llegado a casa con cuatro días de nacido, y él apenas recuperándose de la cesárea, pues era una herida un tanto dolorosa. Recordó su primer baño y lo tranquilo que se comportó, moviendo sus ojitos mirándolos a ambos. Recordó también cuando al año comenzó a gatear, y a los pocos días a caminar. Recordó su primera palabra, que extrañamente fue un raro "Unie", refiriéndose al pequeño Renjun, quien emocionado fue a avisarle a su papi Chenle aquel tierno suceso, menos mal estaban allí para oír al pequeño bebé. Sonrió ante sus tiernos pensamientos y salió de ellos puesto que había visto a su pequeño hijo dirigirse a la cocina, oh no. Eso era peligroso. Dejó los pantalones que intentaba colocarle anteriormente a su cachorro encima del sofá y corrió donde se dirigía el menor.

Ese día era el cumpleaños de Jeno, y el día anterior su dulce omega había hecho un pastel a petición del mayor, ya que amaba sus postres. Al entrar a la cocina vio al pequeño Jeongin intentar abrir el refrigerador, lográndolo, para luego meter su regordeta manita e intentar comer del pastel.

–¡No, amor! – Se acerca a él y lo toma en brazos. –Eso es para Appa.

–¿Appa? – Pregunta con un pequeño puchero.

–Sí, Innie, Appa va a llegar pronto del trabajo, por eso te tengo que vestir, ¿vamos, amor? – El pequeño niño asiente aún sin entender muy bien las palabras de su padre.

El omega deja un beso en su frente y el menor se recuesta en su hombro, mientras es llevado nuevamente a la habitación para vestirlo de manera adecuada, al contrario de como estaba, con una polerita blanca y pañales. Le puso ropita bonita mientras le cantaba al pequeño, el cual poco a poco cayó dormido, pues no había dormido su siesta aquel día y eran las dos de la tarde. Jaemin dejó a su cachorro en la cunita y bajó a verificar que el menor no le haya hecho nada al pastel de chocolate que tanto le gustaba a su pareja. Soltó un suspiro de alivio al ver que estaba intacto, y cerró el refrigerador para dirigirse a su habitación nuevamente. Faltaba poco para que Jeno llegara del trabajo y no tenía más que hacer, solo vio su celular hasta que escuchó el característico sonido del timbre. Extrañado bajó y abrió la puerta, encontrándose con su hermano y con la pareja de este.

–¡No puedo creer que ya estén aquí, chicos! – Fueron las primeras palabras que salieron de su boca para luego hacer un puchero y abrazar a ambos jóvenes. Pues sí, los extrañaba mucho, ambos habían decidido ir de viaje por un tiempo, cabe decir 2 semanas, que por algunos motivos con pasajes y cosas así, duró 1 mes.

–Te extrañamos mucho, Nana. – Dice Haechan para luego besar las mejillas del menor, quien sonríe.

–No podía esperar para verte, hermanito. – Ahora habla Mark, para seguir abrazando a Jaemin con fuerza mientras sollozaba.

–No llores, Maku, si no lloraré yo y despertaré a Innie. – Sonríe alzando el rostro de su hermano para sonreír. Los hizo pasar entre amenas charlas, sonrisas y cariños hasta que el mayor de los omegas y el alfa quisieron ir a ver a su sobrinito.

–Espero que no sea como tú, Nana. – Dice Mark medio riendo.

–¿Cómo, hyung? – Pregunta mientras los lleva escaleras arriba lentamente.

–Que se enoje cuando lo despiertan de su siesta. – Comienza a reír con su característica risa, siendo acompañado por la de su novio. El menor los mira con su ceño fruncido y boquita abultada para luego abrir la puerta lentamente para ver a su pequeño hijo, el cual estaba intentando pararse en la cuna, pues no había dormido, y si lo había hecho, había sido poco tiempo.